Coronavirus: detección rápida y planificación, los desafíos para afrontar el pico

Una herramienta epidemiológica que alcanzó sus metas iniciales, pero que ya está necesitando ajustes. Así coinciden especialistas consultados por LA NACION al hablar sobre el curso del aislamiento social frente a las cifras disponibles de la pandemia de Covid-19 en el país. Mencionan la necesidad de reforzar la detección rápida de casos sospechosos, con una definición oficial más sensible al indagar sobre síntomas y rastrear contactos, y una mayor planificación, incluido un plan ordenado para flexibilizar o volver a endurecer rápidamente la cuarentena de acuerdo con la aparición de nuevas infecciones.

"La cuarentena, hoy, no es la mismo que cuando empezó. Se ha flexibilizado. Y no es igual en todo el país. En la ciudad y el Gran Buenos Aires se mantiene y, en este momento, no veo muchas posibilidades de que se flexibilice, más ahora que estamos en una curva de ascenso de casos", indicó Pablo Bonvehí, jefe del Servicio de Infectología del Cemic e integrante del comité asesor nacional para Covid-19.

Consideró que la medida se tomó a tiempo para poder preparar el sistema sanitario, a la vez que evitó contagios y facilitó la adaptación de la población. "Pero faltan ajustes -afirmó-. Hay más insumos, más camas y mejoró el sistema mucho con respecto del 19 de marzo (el día previo al inicio del aislamiento). El personal está entrenado y conocemos más de cerca la dinámica del virus. No evitará que tengamos más casos, como tuvimos ahora. En más jurisdicciones tenemos casos en la comunidad en general, además de los barrios populares".

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Una mayor circulación, una búsqueda activa de las personas que contrajeron el virus y un aumento de los contagios forman, para él, la combinación de factores detrás del crecimiento de las cifras oficiales de las últimas semanas, especialmente en el área metropolitana.

"Tenemos que aceptar que el virus es de alta transmisibilidad. Las medidas epidemiológicas son las únicas herramientas que tenemos -sostuvo-. Se trata de que el impacto económico y social sea el menor posible. Que nadie se mueva de su casa es inviable. No se puede bloquear todo, pero dada la alta transmisión con este virus, hay que ser muy cuidadosos. Hay que mantener las medidas. Esto tiene que ser una herramienta sanitaria ni ideológica ni política. América ahora es el epicentro de la pandemia, y por eso, ahora no nos podemos relajar."

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En la comisión asesora, el infectólogo Eduardo López fue uno de los impulsores de la cuarentena "amplia y restrictiva", como la define a 73 días del inicio del aislamiento social, preventivo y obligatorio, que la Casa Rosada fue extendiendo por decreto desde marzo pasado. "Creo que fue positivo especialmente en la primera etapa, porque la gente cumplió mucho, se restringió la movilización", indicó.

Luego, la flexibilización segmentada geográficamente, según explicó, "en el interior estuvo muy bien, muchos municipios de la provincia no tuvieron casos, pero cuando en ese período se flexibilizó en el Área Metropolitana de Buenos Aires, aparecieron los brotes en los barrios vulnerables, lo que aumentó mucho el número de casos en corto tiempo y nos obligó a analizar que en algunos lugares había que restringirla un poco más y esos son los sitios de mucha densidad poblacional".

Como Adolfo Rubinstein, exsecretario de Salud de la Nación, López coincidió en que la cuarentena es una herramienta de salud pública, como los testeos. "Está demostrado que cuando se hacen los dos es la mejor manera de bloquear la pandemia. Es el paradigma del distanciamiento social", sostuvo.

Para Rubinstein, la cuarentena logró su propósito inicial, que era controlar la curva epidémica. "El segundo [objetivo] es dar tiempo para diseñar la estrategia de salida, lo que se tiene que hacer al mismo tiempo. No se puede mantener a la gente confinada hasta que llegue la vacuna o aplastar la economía -afirmó-. En principio, hay que aumentar la capacidad de detección para que sea de manera rápida y temprana. Pesquisar, bloquear a los contactos y, eso, no se hizo de manera correcta porque no se tenían los reactivos suficientes. Recién ahora tenemos cierta capacidad y estamos retrasados. Testeamos diez veces menos que Chile o seis menos veces que Uruguay."

Concentrarse en las poblaciones vulnerables (barrios de emergencia, geriátricos y cárceles) y disponer de mejores datos sobre la evolución de la pandemia para orientar las decisiones deberían ser, para Rubinstein, objetivos inmediatos. "Esto ya trascendió la esfera sanitaria y no es bueno que entre los expertos aparezcan estas cuestiones de ver la cuarentena como una herramienta o una ideología -dijo-. A la vez, no puede ser que solo el número de casos sea un indicador para decir si se prolonga o no. Hay que tener datos objetivos y más duros. En estas dos semanas, hay que hacer un plan estratégico. No se puede decir que la cuarentena va a durar lo que tenga que durar. Hay que evaluarlo con indicadores que permitan explicar, por ejemplo, si el número de casos crece porque aumentan o porque se está buscando más."

Para Bonvehí, la estrategia en adelante también tiene que incluir la previsión. "Que cada área, cada sector, vaya preparando protocolos para que el día que se abra la cuarentena, prever cómo volveremos a las normalidad. Escuelas, restaurantes, todos tenemos que aprovechar el momento para ir preparándonos", señaló.

Informe de Soledad Vallejos