Coronavirus: la cuarentena permite el avistaje de fauna silvestre en el centro de Mendoza

La gran pausa en las principales ciudades del país con la cuarentena por la pandemia de Covid-19 le abre cada vez más lugar a la naturaleza, que no deja de sorprender ante la escasa presencia humana. En este escenario, Mendoza comenzó a aplicar un programa de avistaje y relevamiento de fauna silvestre, principalmente de aves rapaces, entre los que se destacan gavilanes y halcones, con el objetivo de detectar, proteger y preservar las especies que también buscan su lugar en la capital provincial, lo que allana el camino para trabajar en la gestión de calidad ambiental.

En este sentido, el aislamiento preventivo, social y obligatorio dispuesto por el Gobierno nacional permitió focalizarse en lo que ocurre con los animales en las zonas superpobladas y de gran movimiento diario, que ganan terreno mientras los ciudadanos permanecen en sus casas. Se trata del programa de Conservación de la Biodiversidad Urbana que se puso en marcha en las principales "islas verdes" del centro mendocino, aunque se extenderá a los más de 90 espacios que tiene el departamento, entre parques, plazas y bulevares.

"Mendoza es una ciudad bosque, con más de 48.000 ejemplares de arbolado público y miles de arbustos. Hoy, con mucha menos gente circulando vemos efectos ambientales positivos como la mayor presencia y actividad de algunas especies de fauna, entre ellas el gavilán mixto o el halcón peregrino", contó a LA NACION, Ulpiano Suárez, intendente de la Ciudad de Mendoza, quien se mostró sorprendido por las aves que logró divisar y que pasan desapercibidas en las "frenéticas" jornadas. Es más, según explicaron desde la comuna, alguna de estas especies son clave para el equilibrio de los ecosistemas urbanos, dado que ejercen un control natural en la población de animales. "La presencia de este tipo de especies da cuenta del equilibrio del ecosistema urbano, dado que son predadores de algunas otros animales, como ratas y pericotes, que son un problema en la Ciudad", dijo Sebastián Fermani, director de Ambiente y Desarrollo Sostenible del municipio.

Así en los primeros recorridos ya quedó registrada la sostenida presencia de gavilán mixto (Parabuteo unicinctus), halconcito colorado o cernícalo americano (Falco sparverius) y halcón peregrino (Falco peregrinus).

En este sentido, comenzó a desarrollarse una plataforma para un monitoreo participativo con el ciudadano, a fin de generar la posibilidad de que los vecinos puedan cargar información de avistamientos de fauna. Esto es, van a poder contar qué especies vieron y las van a georreferenciar a través de esa aplicación. "Esto no solo permitirá construir un registro con los ciudadanos sobre lo que se ve desde los balcones o jardines de sus casas, sino que también promoverá la concientización, la sensibilización, la importancia de estas especies y la protección de las mismas", destacó el jefe comunal, quien comentó que se identificarán con cartelerías las zonas en parques y plazas para que mendocinos y turistas sepan lo que ocurre con la fauna silvestre.

Las tareas son realizadas no solo por los especialistas de la comuna sino por personal de Fauna de la Secretaría de Ambiente y la Fundación Cullunche. Esta iniciativa busca consolidar un modelo de Ciudad Sostenible y fortalecer acciones "que permitan volver de esta cuarentena más sostenibles y comprometidos con el ambiente".

En tanto, la Dirección de Recursos Naturales Renovables es la autoridad de aplicación de la ley que protege a las más de diez especies de rapaces que habitan diferentes ecorregiones de la provincia cuyana. Entre ellas se encuentran gavilanes, águilas, halcones y lechuzas, todas ellas protegidas por la Ley de Fauna Silvestre.

Control biológico

Humberto Mingorance, secretario de Ambiente y Ordenamiento Territorial explicó que las aves rapaces son eficaces consumidoras de roedores, lo que las convierte en especies útiles para el ser humano "por su rol ecológico profiláctico al contribuir con el control integrado de plagas".

Los especialistas, aclaran que el control biológico es un tipo de manejo que considera a un agente biológico como mecanismo de control de las especies que se presentan como plagas potenciales, como las palomas y algunos roedores de la periferia urbana. Así, estos controladores biológicos cazan en las zonas aledañas a sus nidos, pudiendo consumir hasta tres roedores por día, según el tamaño del ave.

"Estos animales se encuentran en la parte superior de la cadena de alimentación. Se alimentan de roedores, peces, insectos, anfibios y reptiles, animales propensos a experimentar superávit poblacional dependiendo de los factores de cada temporada. Las rapaces permiten controlar esas poblaciones al impedir la generación de plagas perjudiciales para el ser humano en las zonas urbanas y para los cultivos en las zonas rurales", indicaron desde Ambiente.

En la actualidad, estas especies se han visto forzadas a modificar su zona de nidificación se han trasladado hacia zonas menos urbanizadas y han dejado su hábitat de origen sin controladores naturales. "El ser humano es el responsable por este desplazamiento, no solo por el impacto en los ambientes de estas aves sino también por la captura y el tráfico ilegal de ellas. Es por eso que se debe preservar a los especímenes que aún nidifican en zonas urbanas. El incremento de las poblaciones de aves rapaces puede contribuir al control biológico de roedores que son plaga y, para incrementar las poblaciones de rapaces, se debe mejorar su hábitat. Estas aves no representan una amenaza para mascotas domésticas como perros y gatos", indicó Mingorance.

Por tal motivo, desde el Gobierno local, recordaron que la fauna silvestre de Mendoza está protegida por la Ley Nacional de Fauna 22421, la Ley Provincial de adhesión 4602, su modificatoria la Ley 7308 y el Decreto Reglamentario 1890/05. De hecho, hay canales de comunicación para realizar denuncias. Así, la captura, tenencia ilegal y comercialización de fauna están penadas por la legislación, como también la destrucción de sus hábitats. Por tal motivo, el presunto infractor podría quedar a disposición de la Justicia y podrá ser reprimido con penas de prisión. Además, las multas por este tipo de infracciones alcanzan valores de hasta $100 mil por ejemplar, según la gravedad.