Coronavirus en la Argentina. Cómo TikTok ayudó a los chicos a ratearse y copiarse durante las clases virtuales

La escena comienza con un adolescente frente a la pantalla, en una clase virtual. El docente, del otro lado le hace una pregunta. El chico comienza a hablar pero no se lo escucha. El profesor le avisa que tiene problemas con el audio, pero el engaño se revela cuando su madre lo llama a almorzar a los gritos, y a ella se la escucha perfecto. Este es uno de los tantos TikTok que muestra los trucos que hacen los chicos en clases en épocas de cuarentena, cuando la tecnología se ofrece como una gran aliada, también, para "ratearse" o "machetearse" en los exámenes virtuales.

En el universo de videos dentro de esta aplicación, tan popular hoy entre los adolescentes, pueden encontrarse un montón de tutoriales que enseñan cómo ausentarse de las clases sin que los profesores se den cuenta. Uno de ellos, por ejemplo, enseña cómo configurar un fondo virtual con tu foto para poner durante la clase. "La imagen que cargues debe ser en el mismo ángulo en el que ves la clase", advierte la autora adolescente cuando enseña cómo realizar este artilugio. Pero al final advierte: "Solo úsalo cuando sea estrictamente necesario".

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Otro enseña cómo hacer para que un bot o robot asista a la clase virtual en lugar del alumno. Para lograrlo utiliza Beulr. Esta aplicación permite cargar todos los datos de la reunión de Zoom: el ID, la clave y el nombre con el que el estudiante quiera aparecer. Claro que en realidad no estará allí; ese bot simulará su presencia.

Otro video brinda ayuda para aquellos que no saben la respuesta y están dando un oral: "Entrá a la configuración del audio, desactivá el tilde de ajustar automáticamente y le bajás todo el volumen. Ahora, aunque no estén silenciados, no se va a escuchar nada de lo que digan y parecerá un error".

Eso sí: hay que tener en cuenta que muchos docentes también ingresan a TikTok y están tomando nota de cada una de los engaños.

Problemas de conectividad

En general las excusas que ponen los jóvenes para no conectarse a una clase, faltar a una evaluación, o no entregar un trabajo siempre están relacionadas con problemas de conectividad o dificultades técnicas."Se me rompió el monitor, no me anda el micrófono, no tengo cámara en la computadora, no puedo instalar el programa, o se me rompió la computadora y la llevé a arreglar. Esos son los pretextos que escucho con más frecuencia", cuenta Héctor Albano, docente del Colegio Pio IX, de la ciudad de Buenos Aires.

Melina Herrera, profesora de Historia, menciona algunas de las disculpas más populares que le tocó escuchar de sus alumnos: "Me confundí de día y horario" y "Creí que no era obligatoria la clase". Aunque la docente aclara que ellos saben perfectamente que sus clases no son optativas. "Me pasó también que un alumno solía entregarme trabajos de otras materias. Claro, el tiempo que me lleva chequearlo y avisarle le daba más días para hacerlo y entregarlo nuevamente. Pero me di cuenta que lo hacía a propósito para ganar tiempo cuando contó, en mi clase, que lo hacía con otras materias", cuenta la profesora, entre risas.

Herrera también recuerda otra anécdota graciosa de un alumno. "Me dice que le sucede algo muy extraño con la plataforma, cuando tiene que entregar trabajos. Algunos los entrega a tiempo, pero otros no. Según él Classroom tiene una función aleatoria. Y cuando le preguntamos con qué materias le sucede además de Historia, asegura que le pasa con todas las entregas semanales. Dice que la plataforma los sube en otra fecha, por lo general tres días después del vencimiento. Él siempre, siempre, entrega sus trabajos exactamente tres días después del vencimiento, desde que empezamos el año", relata.

Agustina, que asiste a cuarto año de un colegio en Palermo, cuenta que entre las "trampas" más utilizadas a la hora de hacer exámenes virtuales se usa mucho el WhatsApp para consultar a los compañeros, ayudarse a resolver cálculos, o hasta para soplarse las respuestas del multiple choice. "Eso sí, hay que acordarse siempre de silenciar el micrófono y apagar la cámara porque si no el docente puede darse cuenta de que te estás copiando", advierte.

"Un día el profesor de química nos tomó un examen y nos dio plazo de hasta una hora y media para entregar. Con los compañeros de mi curso lo que hicimos fue hacer una reunión de zoom en la que discutíamos las respuestas y después las pasábamos en limpio por nuestro grupo de WhatsApp", reconoce María, alumna de un colegio secundario Caballito.

Además, María cuenta que un profesor los hizo entrar en videollamada con él mientras tenían examen. "Yo tenía los libros y los archivos que mandó para leer abiertos. Estábamos todos con las cámaras apagadas y también nos pasamos las respuestas por escrito, el grupo de chat, porque como no podíamos hablar. De hecho también íbamos dando varias respuestas posibles a la misma pregunta así el profe no se daba cuenta de que nos habíamos copiado", confiesa.

La tecnología te "sopla"

Existen, además, aplicaciones y páginas que hacen los trabajos prácticos y solucionan cálculos matemáticos por completo. Son muchas, pero entre las más populares se encuentra PhotoMath, una aplicación móvil que utiliza la cámara del teléfono móvil para reconocer patrones matemáticos y mostrar la solución directamente en la pantalla. Lo interesante es que no solo revela el resultado, sino también cómo resolver el cálculo paso a paso.

Otras muy utilizadas son Resoomer, que resume y analiza textos, facilitando mucho las tareas de los chicos; y Quillbot. Esta app dejó en el olvido que los alumnos saquen baja calificación por copiarse las respuestas palabra por palabra. Es que permite expresar lo mismo, pero con otras palabras, tanto que al docente le costará mucho darse cuenta de que se han copiado.

Otra de las más populares entre los estudiantes es Socratic. Este programa, que fue adquirido en 2018 por Google, utiliza la inteligencia artificial para resolver dudas de diversas materias, desde historia a literatura, pasando por biología, química o matemáticas. Aunque fue concebida con el objetivo de ayudar a los alumnos en sus tareas, en época de aislamiento ellos la están utilizando para resolver, en tiempo real, los trabajos y evaluaciones, sin que sus profesores se den cuenta.

Cuando los docentes se equivocan la tecnología no falla

Otra de las "habilidades" de los chicos en época de pandemia es difundir en tiempo récord videos de sus docentes mientras tienen algún problema técnico. "Mientras daban una clase compartida y un colega explicaba un tema, el otro docente se quedó dormido. Los chicos fueron rápidos, hicieron al instante un video de TikTok. Y, claro, en ese momento la tecnología les funcionó a la perfección", recuerda Albano.

Y cuenta otra anécdota: "Una profesora dio una clase completa y se las envió a los alumnos, pero omitió un pequeño detalle: se olvidó de activar el micrófono. Por suerte los alumnos le avisaron".

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"Yo tampoco estoy exento. Di una clase de programación y mientras escribía en el teclado y compartía mi pantalla, mi cámara apuntaba a mi brillante cabeza con poco pelo. El espectáculo se prolongó por varios minutos. Por suerte los chicos fueron piadosos y no me filmaron", dice, con una sonrisa, el docente del Pío IX.

Cuando los chicos vuelvan a las aulas y los dispositivos ya no estén para ayudarlos quedarán en evidencia quiénes utilizaron estas herramientas tecnológicas para aprender y quiénes para hacer trampa. Eso sí, estas anécdotas quedarán para siempre en el recuerdo de alumnos y docentes.