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Coronavirus en la Argentina: el ala dura del gabinete de Axel Kicillof ganó influencia con la crisis

Coronavirus en la Argentina: el ala "política" del Gabinete de Axel Kicillof ganó protagonismo con la crisis

El ala dura del Gabinete de Axel Kicillof, nutrida de varios dirigentes con rodaje, que ocuparon altos cargos durante los mandatos de Néstor y Cristina Kirchner, ganó protagonismo con la crisis que desató la pandemia del coronavirus. Los ministros jóvenes y de perfil técnico a los que apostó Kicillof al desembarcar en la gobernación asumieron, en cambio, una exposición mucho menor.

Los ejemplos están a la vista. Cuando Sergio Berni (Seguridad) desautorizó a su par nacional, Sabina Frederic, frente a las cámaras de televisión o cuando Daniel Gollán (Salud) apuntó a la Ciudad como el principal foco de "irradiación" del virus. También la ministra de Gobierno, Teresa García, ocupó el centro de la escena cuando cruzó a los intendentes opositores que reclamaban una mayor apertura. Aunque asumió en mayo, Andrés "Cuervo" Larroque (Desarrollo de la Comunidad) también se hizo escuchar: calificó de "bomba" sanitaria el banderazo por Vicentin, atacó a Mauricio Macri por su reaparición o pidió "bancar" a Alberto Fernández tras las críticas de Hebe de Bonafini.

"Quiero un gobierno solidario, pero sobre todo militante", avisó Kicillof en diciembre, cuando tomó juramento a sus colaboradores. A diferencia de la Casa Rosada, donde Fernández centraliza la comunicación de la gestión, el Ejecutivo provincial exhibe múltiples voceros -y más radicalizados- en la emergencia.

En la jerga de Aníbal Fernández, quien reclamó a los ministros nacionales que "ayuden" al Presidente y salgan a defender la gestión en los medios, el equipo bonaerense cuenta con un puñado de funcionarios que "piden la pelota" en la crisis. Son espadas mediáticas del oficialismo en la pandemia.

Sergio Berni

El estilo de Berni, Gollán, García, Larroque, los ministros de la provincia más cercanos a la vicepresidenta Cristina Kirchner, contrasta con el bajo perfil que mayoritariamente asumieron los "técnicos" que Kicillof incorporó a su gabinete, como Pablo López (Economía); Federico Thea (Secretaría General); Augusto Costa (Producción); Agustín Simone (Infraestructura), Agustina Vila (Educación) o Mara Ruiz Malec (Trabajo), entre otros.

Todos ellos integran el círculo de confianza de Kicillof y militan en política desde hace años, sin abandonar un perfil académico. Con menos intervenciones mediáticas que el ala dura, el grupo esquiva las polémicas, los ataques verbales a la oposición o las definiciones resonantes.

Hay excepciones a esta lógica. Julio Alak, ministro de Justicia que ya ocupó esa cartera a nivel nacional con Cristina Kirchner, mantuvo un perfil bajo en los primeros meses de gestión. El jefe de gabinete de Kicillof, Carlos Bianco, tuvo mayor protagonismo antes de que se instalara la pandemia y luego cedió espacios. Lo opuesto sucedió con Nicolás Kreplak, viceministro de Salud, quien en la confrontación con Ciudad por momentos superó a Gollán, al que secundó también en el gabinete de Cristina Kirchner, sin abandonar sus tareas académicas.

En el Ministerio de Comunicación Pública, a cargo de Jesica Rey, señalan que cada cartera sigue "una línea de comunicación" de gestión que se estableció con la llegada del coronavirus. "Respetan esa línea dentro del estilo particular de cada ministro", apuntan. Y aclaran que las declaraciones de los funcionarios son "a título personal".

Cerca de Kicillof creen que es un activo tener a varios ministros que ostentan un alto perfil, aunque la sobreexposición también implique pagar costos. En casi 120 días de cuarentena, las expresiones de Berni o Gollán ya le generaron a Kicillof varios cortocircuitos con la Casa Rosada o la Ciudad.

Andrés Larroque y Axel Kicillof

En La Plata consideran que la creciente influencia del ala dura del Gabinete responde a que son ministros con mayor experiencia y se encargan de temas vinculados con la pandemia. "Por la cartera que ocupo, puedo opinar de cuestiones políticas generales, pero el que define la línea es el gobernador", señala Teresa García, una de las escuderas de Kicillof. "Yo no veo un Gabinete 'técnico'. Cuando hacemos reuniones, se discute sobre política", dice.

Berni es el caso más paradigmático. Su tono desafiante frente a los micrófonos o sus irrupciones en operativos policiales alteran los ánimos en despachos de la Casa Rosada e incomodan a varios socios. De hecho, hay quienes reclamaron su salida por la desaparición de Facundo Astudillo Castro, el joven que fue visto por última vez en un retén policial. Pero, pese a las reiteradas polémicas, Kicillof lo sostiene en el cargo. "Para nosotros, lo de Berni no es un problema. Siempre tuvo ese perfil y Axel lo eligió, en parte, por eso", evalúa un alto funcionario bonaerense.

Para García, existe una "fantasía" en el seno del oficialismo sobre el interés de Berni en construir una futura postulación a gobernador o presidente. "Berni es inteligente. No va a estar armando una candidatura en medio de esta emergencia en la que, además, él tiene un rol central", remarca.

Quejas de intendentes

En el entorno de Kicillof dicen que el Gabinete está "compacto". Y no vislumbran que el gobernador pueda activar un recambio de ministros para lidiar con la pospandemia, como piden algunos intendentes del PJ. "Jugamos bastante de memoria. Es un gabinete homogéneo", describe un estrecho colaborador de Kicillof. Esa misma fuente comenta que "no hay lugar para internas" frente a las urgencias que deben atender en el Gran Buenos Aires, epicentro de la crisis. "Si no estuviéramos compactos, el conurbano estallaba en diciembre, no ahora", plantea.

Sin embargo, a seis meses de la asunción de Kicillof, aún se escuchan en reserva las quejas de los intendentes peronistas del conurbano por el armado del Gabinete. Según la visión de algunos caciques del PJ, a varios ministros les falta "territorialidad" y "experiencia" en la provincia. Y creen que, frente a una crisis inédita, "las respuestas deben llegar más rápido". "La práctica supera a la teoría", resume un jefe municipal y dirigente del PJ del primer cordón del conurbano. También alertan sobre un fuerte rebrote de casos de inseguridad.

En ese sentido, el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, le recomendó días atrás a Kicillof "nutrirse de dirigentes que conocen la provincia" para enfrentar el vendaval económico que trajo el virus.

En la sede de la gobernación evalúan que el vínculo con los intendentes "fluye mejor" ahora que durante los primeros días de gestión. Vinculan las quejas iniciales con las urgencias de caja de los municipios o la falta de feeling con Kicillof en los primeros acercamientos. A su vez, resaltan que Insaurralde habla a diario con el gobernador: "Es el que más ayuda".

"Axel asumió en diciembre y muchos no habían tenido un vínculo institucional con él", justifica García, a cargo del trato con los jefes municipales. "Siempre hay ruido entre los intendentes y gobernadores, pero ha sido buena la decisión de armar una comunicación diaria con ellos. Eso mejoró mucho la relación", apunta.

Otro intendente aliado que reclamó respuestas a Kicillof fue Mario Ishii, de José C. Paz. En una entrevista con Perfil, el histórico barón del conurbano advirtió que "la gente ya no aguanta": "Para fines de agosto, vamos a estar en una situación como la del 2001", lanzó.

En el Ejecutivo provincial reconocen que el estado de la economía es "preocupante", pero descartan que pueda haber desbordes. "No vemos un escenario de estallido social. Se dio contención", dice un hombre muy cercano a Kicillof.