Copa Davis y las falsas promesas: crónica de un fracaso compartido entre la Federación Internacional y Piqué que termina en los tribunales

ITF. David Haggerty , Gerard Pique.
Otros tiempos: Dave Haggerty, presidente de la Federación Internacional de Tenis, y Gerard Piqué, exfutbolista y presidente de la compañía Kosmos, tras el cambio histórico de formato de la Copa Davis - Créditos: @Javier Soriano

La Copa Davis, prestigioso torneo con tradición centenaria y espíritu colectivo en un deporte con armazón individual, necesitaba un cambio. En un calendario cada vez menos amigable, tenía la necesidad de reformularse e innovar con un lavado de cara para intentar potenciar el negocio y atraer a los pesos pesados del circuito que le daban la espalda. En agosto de 2018, con la aparición del por entonces futbolista Gerard Piqué (y de su compañía, Kosmos), que se comprometió a desembolsar 3000 millones de dólares por 25 años, la Federación Internacional de Tenis y sus asociaciones se dejaron seducir, levantaron la mano y aprobaron un histórico cambio de formato. Hoy, cuatro años y cinco meses después, la promesa revolucionaria es un fracaso rotundo. Faltó creatividad y el -supuesto- incentivo económico no fue una escapatoria.

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Muy lejos quedaron los eufóricos saltos de Piqué y de los integrantes del staff de Kosmos en uno de los salones del Ritz-Carlton de Orlando, EE.UU., luego de que el proyecto impulsado por el exjugador de Barcelona y el presidente de la ITF, el estadounidense Dave Haggerty, fuera aprobado por el 71,43% de los votos (necesitaban el 66%). Vaya sorpresa (o no, teniendo en cuenta que desde entonces la nueva fórmula sufrió distintas modificaciones y nunca halló un equilibrio): hace diez días se conoció que el vínculo entre la ITF y Kosmos se había interrumpido. Si la noticia provocó incertidumbre, la novedad sobre una demanda de Kosmos contra la ITF en el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) por “la terminación injustificada” del contrato para organizar la Copa Davis, sólo aporta mayor desprolijidad a un hecho muy poco feliz. Es otro capítulo de la crónica de un evidente desengaño deportivo/económico.

Piqué defendió su Copa Davis durante una conferencia de prensa en Madrid
Piqué impulsó un negocio con el histórico cambio de formato de la Copa Davis que fracasó

La ITF y Kosmos no llegaron a un punto de encuentro en la renegociación del fee (monto fijo a pagar por celebrar cada edición) de 40 millones de dólares anuales al que se había comprometido inicialmente la empresa de Piqué con la institución con sede en Londres. Piqué, hábil para los negocios, estaba convencido de que el proyecto sería un éxito y tenía el respaldo de Hiroshi Mikitani, director de Rakuten, la empresa japonesa de comercio electrónico, pero aseguran que estuvo lejos de recaudar lo evaluado. Y, así, se produjo la implosión. Se terminó el amor: las risas, la complicidad, la rosca política y las fotografías de la asamblea de la ITF en 2018…, quedaron en sepia. ¿Y en el medio? Las asociaciones/federaciones que, embelesadas por la promesa financiera de Piqué votaron en favor del cambio, ahora los invade la duda. Las entidades más necesitadas de recursos le brindan lealtad a la ITF porque es el organismo que las apoya en lo económico y las ayuda a desarrollarse, pero...

Haggerty, en persona, en su momento se encargó de charlar y persuadir a los presidentes de las federaciones en duda para que votaran en favor del cambio. Recorrió continentes, como África, buscando apoyo. En Orlando eligieron los países miembros de la ITF y hubo hasta seis categorías con mayor o menor peso. Cada sufragio de los países organizadores de los Grand Slam, más Alemania, equivalieron a 12 puntos. La segunda categoría, con voto calificado, en la que se encontró la Argentina, tuvo 9. En EE.UU., por la Asociación Argentina de Tenis estuvieron Mariano Zabaleta, vicepresidente 1° (y más tarde uno de los doce miembros del Comité de Copa Davis de la ITF), y Marian Morea, vocal titular. La AAT, luego de consultar a los jugadores nacionales, votó en favor del cambio.

Desde su reforma radical y el abandono -principalmente- de las tradicionales series con la atracción de las localías y las estratégicas elecciones de superficies con partidos al mejor de cinco sets repartidos a lo largo de un fin de semana, la Copa Davis no consiguió conectar al público que perseguía. Escenarios neutrales en las eliminatorias y fallas en la programación hicieron, por ejemplo, que se vieran partidos con butacas vacías y sin el calor habitual de las tribunas en los cruces entre países. La esencia del torneo se perdió. La Davis extravió su alma.

“No sé si decir que estoy impresionado o, directamente, deprimido. Cuando yo era joven, la Davis tenía una importancia enorme, me animaban a conseguir una beca de una universidad para poder jugarla, mientras que ahora parece que la competición está en la unidad de cuidados paliativos. Es increíble cómo se ha estropeado, pero tampoco me sorprende porque llevaba ya un par de años escuchando historias para no dormir”, sentenció John McEnroe, hace unos días, ante un puñado de medios internacionales.

Gerard Piqué celebra con integrantes del Kosmos Sports Group, la aprobación del nuevo formato del torneo de la Copa Davis
Piqué y los integrantes del staff de Kosmos celebrando la aprobación del nuevo formato de la Copa Davis, en agosto de 2018; con el tiempo, la euforia se fue apagando

El estadounidense, cinco veces ganador de la Ensaladera, añadió: “Hemos asistido a una mutilación. Ha sido un espectáculo muy triste. Ahora hay otros eventos y la gente se da cuenta de que hay otras competiciones por equipos que son muy importantes, y parece que la Davis es la menos importante. Incluso la Laver Cup es muy interesante. Ahora han organizado un evento en Australia [la United Cup], hay demasiados... Que el acuerdo entre Kosmos y la Davis se rompiera no me sorprende en absoluto, porque no estaba funcionando para ninguna de las partes”.

La ITF todavía evalúa cómo continuar en la Copa Davis más allá de la edición de este año, que se mantendrá como está prevista. “La ITF se ha asegurado de que las contingencias financieras estén cubiertas y, como custodios de la competencia, organizaremos las eliminatorias y las fases finales de la edición 2023 como estaba previsto, con la fase final con ocho equipos organizada en Málaga, en España, en el mes de noviembre”, precisó la Federación internacional en un año no menor, ya que es de elecciones presidenciales.

En una asamblea realizada en Lisboa en septiembre de 2019, Haggerty fue reelegido como presidente de la ITF hasta fines de este año. El dirigente obtuvo 259 votos, el 60,5% del total, superando al resto de los aspirantes: al indio Anil Khanna (21,7%), al irlandés David Miley (10,8%) y al checo Ivo Kaderka (7%). El presidente de la AAT, Agustín Calleri, y Zabaleta, estuvieron en el acto. Durante una visita de campaña a Buenos Aires, Miley le expresó a LA NACION: “El cambio de formato de la competencia no representa al tenis. Todo el mundo sabía que la Davis necesitaba un cambio, pero había otra manera de generar el mismo dinero respetando más las tradiciones. Hubiera sido mejor esperar más para votar un cambio y discutir en profundidad con las federaciones. No hubo honestidad ni transparencia”.

A partir de la decepción que representó el cambio de la Copa Davis y que la situación terminará entre abogados y tribunales, será un ejercicio valioso observar cómo se reagrupa la conducción de la ITF y qué movimientos se producen a su alrededor. Al margen, ya está comprobado: la Copa Davis conservó su nombre, pero el sabor de su interior se perdió. El desafío con miras al futuro es, realmente, grande.