Cooperstown no es un templo de santos. Bonds y Clemens merecen estar dentro

Siguen los graves problemas en el sistema de votación para el Salón de la Fama del Béisbol de Grandes Ligas. Y todo el mal comienza al no hacerse lo que debería ser obligatorio, darle el voto a quienes lo merecen para que no pasen años de espera inmerecida y negárselo a quienes no reúnen los atributos. Así de sencillo.

Los méritos que califican a un pelotero son los mismos en su primera vez de elegibilidad que en la décima. Es un error que una gran parte de los miembros de la Asociación de Escritores de Béisbol de Estados Unidos, a la cual pertenezco, sigan dañando a jugadores que deben estar en el nicho de los inmortales del deporte de las bolas y los strikes.

En estos momentos cuando restan sólo 12 días para que se conozcan los resultados finales, de acuerdo al conteo de los votos revelados el dominicano David Ortiz cuenta por encima del 80% de las papeletas (83.5%), pero los estadounidenses Barry Bonds y Roger Clemens se encuentran ligeramente superando el 75%.

Bonds suma el 79.1% y Clemens el 77.8%. Pero ambas cifras no revelan seguridad, por lo cual necesitan mantener o mejorar este paso en las próximas boletas. De no ser elegidos, sus nombres pasarían al Comité de Veteranos.

¿Cómo calificar la actitud de periodistas que tienen la responsabilidad de impartir justicia pero que se aferran a seguir castigando a uno de los grandes lanzadores de todos los tiempos y a uno de los bateadores más completos de la historia en el camino de ambos para ingresar a Cooperstown?.

¿Ignorancia? ¿Venganza? ¿Estupidez?. ¿Quién me ayuda a buscar la legítima razón?

Bonds y Clemens, con o sin esteroides, fueron mejores peloteros que la mayoría de los bateadores y lanzadores que se encuentran en Cooperstown. Uno de ellos está ubicado entre los tres más completos peloteros de todos los tiempos y el otro entre los 10 mejores serpentineros.

La negativa para elegir a Bonds y a Clemens se debe a la sospecha del uso de esteroides. Pero después de 10 años de espera, ya es el momento de que termine el castigo que han sufrido.

Es cierto que Bonds y Clemens jugaron en una etapa donde predominó el uso de esteroides. También es verdad de que fueron sospechosos de utilizar dichas sustancias. ¿Pero, no son sospechosos casi todos los que actuaron en la misma época, aunque no dieran positivos en las pruebas realizadas o éstas no hayan sido divulgadas?

¿Acaso alguien puede negar que el propio comisionado de béisbol en ese momento, Bud Selig, así como los restantes dirigentes y ejecutivos de ambas ligas, no conocían lo que ocurría?

Claro, todos ellos fueron los primeros en saberlo, pero miraban hacia otro lado debido a que las marcas que se registraban ayudaban a la salud económica de un deporte que había pasado por una crisis de concurrencia.

Si vamos a buscar responsables, el primero en la lista es Bud Selig. ¿Y en qué lugar se encuentra el nombre de Selig? Amigos, en el Salón de la Fama desde el 2017.

Después de Selig le siguieron en responsabilidad todos los dirigentes que callaron lo que ocurría, pues ellos también se beneficiaban con los resultados. Y por último como responsables, están los jugadores que lo usaban porque se lo permitían y buscaban mejorar sus números, y con ellos sus salarios,

¿Acaso no existen figuras que han sido elegidos a Cooperstown que actuaron en esa misma etapa y que de igual forma son sospechosos?

¿Quiénes? Por sólo mencionar a un grupo de seis, están: Mike Piazza (2015), Craig Biggio (2015), Randy Johnson (2015), Jeff Bagwell (2017), Jim Thome (2018) y Larry Walker (2020).

El propio David Ortiz que marcha al frente en la votación del 2022 y que busca ser el cuarto pelotero dominicano en ser elegido (los otros son Juan Marichal, Pedro Martínez y Vladimir Guerrero), para algunos periodistas también es sospechoso de usar esteroides, sin importar que no le fueron reportadas pruebas positivas.

Es hora de abandonar ese puritismo falso, pues Cooperstown no es un templo de santos. En este recinto están los nombres de muchos que cometieron pecados dentro y fuera del terreno. Nadie es perfecto en este mundo. Si es por pecados cometidos, el Salón de los Inmortales estaría casi vacío.

Es necesario que todos reconozcan que Barry Bonds fue el más grande bateador de su época y también uno de los mejores a la defensiva al ganar ocho premios Guante de Oro, siendo un récord para los jardineros izquierdos. En esta posición es el número uno en outs realizados (5,226) y en juegos celebrados (2,715).

Cuando miramos sus estadísticas no es necesario profundizar en ellas, sólo basta con sintetizarlas para darnos cuenta de esa realidad.

Su WAR Jugador es el primero de la historia con 162.7, igualado con Babe Ruth. Líder jonronero (762), en Poder-Velocidad (613.9), en pasaportes (2,558), en bases intencionales (688), carreras creada por su ofensiva (2,892); segundo en tiempo en bases (5,599) y extrabases (1,440), tercero en cuadrangulares por veces al bate (1 cada 12.92), WAR ofensivo (143.6) y anotadas (2,227); cuarto en promedio de victorias dadas por su ofensiva (.815), en OPS (Ajustado) y en total de bases (5,976), sexto en impulsadas (1,996), séptimo en embasamiento (.444) y octavo en slugging (.607).

Bonds ha sido el único jugador con más de 400 jonrones (763) y 400 bases robadas (514). Ganó dos coronas de bateo (2002-04), conquistó siete premios de Jugador Más Valioso con cuatro de ellos consecutivos entre 2001 y 2004. Terminó con average ofensivo de .298.

Y cuando hablamos de Clemens tenemos que decir que ganó siete premios Cy Young (el mejor pitcher de la liga), un trofeo de Jugador Más Valioso (1986), es tercero de la historia en WAR para lanzador (138.7, sólo superado por Cy Young y Walter Johnson), sus 4,672 ponches lo superan nada más que Nolan Ryan (5,714) y Randy Johnson (4,875).

Clemens finalizó con 354 triunfos, 184 reveses y efectividad de 3.12. Tiró 46 blanqueadas, sumó más de 20 victorias en seis campañas y en otras 12 retiró a más de 200 por los strikes. Participó en 11 Juegos de Estrellas, en postemporada tuvo marca de 12 y 8 con 3-0 en Series Mundiales. Fue el primer lanzador en propinar 20 ponches en un partido de nueve entradas en el Fenway Park de Boston ante los Marineros de Seattle, el 29 de abril de 1986.

Quienes vieron lanzar a Clemens, batear, correr y fildear a Bonds, sencillamente tienen que admitir que el nacido en Dayton, Ohio, ha sido uno de los lanzadores más dominantes de la historia, y el oriundo de Riverside, California, está entre los cinco más grandes peloteros. Con, o sin esteroides.

Barry Bonds y Roger Clemens merecen estar en Cooperstown. Ya es hora.