"Conozco a mucha gente que no quiere volver": Las inundaciones amenazan con vaciar pueblos alemanes

"Mi padre, mi abuelo...toda mi familia...hemos nacido, trabajado y vivido aquí. Esta es la situación de la mayoría de las personas de la zona".

Así explica Gerd Baltes, alemán de 69 años, las profundas raíces que le unen a su localidad, Mayschoß, en el Valle del Ahr, una de las zonas más afectadas por las inundaciones que el pasado mes de julio arrasaron varias regiones en la frontera entre Alemania, Bélgica y Países Bajos.

Policía jubilado, Baltes trabaja estos días en el equipo de crisis para ayudar a sus vecinos a recuperar sus hogares de la destrucción total que dejó a su paso la conocida en Alemania como "inundación del siglo".

De las 180 personas que fallecieron en el país a causa de las crecidas récord, 133 eran vecinos de este valle vitícola emplazado entre las ciudades de Bonn y Colonia, atravesado por un afluyente del Rin y popular destino turístico.

"Este valle es prácticamente el sueño de la clase media", explica Wilhem Schulz, cuya familia habita en el valle, en la localidad de Ahrweiler. "Hay mucha gente con dinero que está tan bien que puede jubilarse sin deudas en la casa que se construyó".

Pero eso era hasta antes del pasado 15 de julio. "Ahora está todo destruido", lamenta Schulz y enumera daños en hoteles, restaurantes, y todo tipo de infraestructuras y servicios que hacían posible la vida en el valle. Los daños se estiman en más de 3.700 millones de euros.

Cuando el agua comenzó a subir, Schulz quedó atrapado por la noche en la casa de su hermana, desde donde vieron como el agua les rodeaba, las paredes temblaban, los coches pasaban flotando y los árboles caían delante de las ventanas.

Ni estaban preparados para vivir una situación de este tipo, ni fueron rescatados.

"Esperamos hasta las 4 de la tarde del día siguiente sin ver ni oír nada", recuerda Schulz. "Nadie nos dijo que las inundaciones serían tan graves. Nadie nos comunicó el plan de rescate".

Como a Schulz, al resto de los vecinos del valle del Ahr, la crecida también les pilló absolutamente desprevenidos.

La fiscalía ha presentado una demanda contra las autoridades locales de Ahrweiler por homicidio por negligencia después de que 12 personas con discapacidad se ahogaran en una residencia de la ciudad de Sinzig. Se les acusa de falta de actuación a la hora de avisar del peligro y evacuar.

"Nos habíamos preparado para una inundación de cuatro metros, no para una de ocho"

Gerd Baltes
habitantes del Valle del Ahr

La imprevisibilidad es uno de los efectos del cambio climático, según Fred Hattermann, investigador del Potsdam Institute for Climate Impact Research (PIK), y en estos casos se traduce en precipitaciones persistentes con un alcance difícil de pronosticar.

"El número de fenómenos extremos está aumentando", precisa Hattermann. "Una atmósfera más cálida tiene más capacidad de absorber agua, la capta, la transporta sobre el centro, sur y norte de Europa y hay más posibilidades de que las lluvias sean más frecuentes e intensas".

El pasado mes de julio en el Valle del Ahr, a esto se sumó, un suelo debilitado por las lluvias precedentes y con escasa capacidad de absorción.

"Llovió prácticamente dos días sin interrupción", rememora Karsten Haustein, científico y meteorólogo, del Centro del Servicio del Clima de Alemania (GERICS). "Ahora imagina un valle como el Ahr, donde (el agua) no puede fluir hacia ninguna parte".

"¿Cómo vas a saber de estos riesgos si nadie te ha hablado de ellos?"

Un estudio científico publicado por por el grupo internacional de científicos del clima de la World Weather Attribution (WWA) en agosto concluye que el cambio climático fue un factor crítico de la inundación. Haustein explica que está demostrado científicamente su papel en el incremento de entre un 19% y un 30% de las precipitaciones.

"Estas inundaciones nos han demostrado que incluso los países desarrollados no están a salvo de los graves impactos del clima extremo que hemos visto y que empeorará con el cambio climático", afirmó en un comunicado de prensa, Friederike Otto, climatóloga del Instituto de Cambio Ambiental de la Universidad de Oxford y coautora del estudio.

Otro tema que ha puesto de relieve la inundación en el Valle del Ahr es la construcción en zonas con alto riesgo de inundación."Siempre pensamos que no puede suceder aquí y entonces este es el resultado", señala Haustein. "No hace falta mirar al cambio climático para darse cuenta de que hay un problema".

Sin embargo, el científico no cree que la responsabilidad recaiga en la ciudadanía, sino en las autoridades: "en el pasado, se decía que si se vivía en el valle del río, había que ser consciente de los riesgos, pero, para ser honesto contigo mismo, si no tienes conocimientos de meteorología, clima o ciencia, ¿cómo vas a saber de estos riesgos si nadie te ha hablado de ellos? ¿si ni siquiera la gente que te vende la casa o te permite construir donde quieres construir tu casa te lo dice? ¿cómo se supone que debes saberlo?"

"Así que no podemos culpar a la gente, sino a los que toman las decisiones, a los planificadores (del territorio), porque deberían saberlo. Tienen que saber que es su responsabilidad".

En este sentido, entran también en juego los seguros privados, que están adquiriendo un rol fundamental con el avance del cambio climático.

En algunas regiones de Alemania con alto riesgo de inundaciones como Baviera, desde 2019 una política nueva establece que el Gobierno no ayudará económicamente a aquellos hogares que no estuvieran asegurados, a no ser que sea por causas excepcionales que se puedan demostrar.

Este no es el caso todavía del Valle del Ahr, donde Baltes estima que la mayor parte de sus vecinos no habían asegurado sus propiedades: "necesitas un seguro especial. Necesitas dos seguros, uno para la vivienda y otro para todo lo que hay dentro. Yo diría que el 80% de la gente de aquí no lo tiene".

"Conozco a mucha gente que no quiere volver"

Las inundaciones sorprendieron a la vida política alemana en plena precampaña electoral. El Gobierno ha prometido una ayuda de 30.000 millones de euros para la reconstrucción, pero a los habitantes más ancianos les preocupa no vivir para llegar a ver sus comunidades como eran antes de la inundación.

Este es el caso del tío y la abuela de Wilhem Schulz. No quieren pasar sus últimos años preocupados por la reconstrucción de sus viviendas en una zona con las infraestructuras asoladas.

"Mi abuela vivía en el centro de la ciudad y su apartamento estaba bastante elevado", explica Schulz. "No fue destruido, pero todo lo que lo rodea está devastado: todas las tiendas, los restaurantes, todo lo que hacía la vida en el valle habitable para alguien como ella, que era muy mayor".

Schulz cree que, "siendo realistas", tardará en recuperarse al menos un año.

El otro grupo de personas que no quiere volver al valle son aquellas que están demasiado traumatizadas. Las autoridades han puesto a su diposición apoyo psicológico profesional, pero, para muchos, saber que en las casas de al lado murieron sus vecinos atrapados por el agua, ha dejado un impacto demasiado profundo.

"Conozco a mucha gente que no quiere volver. Sus historias son muy traumáticas. Personas que han visto la casa de su vecino arrastrada por la corriente y no ha cambiado nada, no hay ninguna reconstrucción en marcha. Las personas que vivieron allí están demasiado traumatizadas para volver".

Baltes también reconoce, con pesar, que entre un 5 y un 10% de los habitantes dejará su comunidad para siempre.

"Un pueblo necesita habitantes. No queremos ser un pueblo fantasma. Y existe el peligro de que si no podemos proporcionar los medios necesarios para el invierno, la gente abandone nuestro pueblo".

A la pregunta de si los vecinos del Valle de Ahr acabarán convertidos en migrantes climáticos, Baltes responde refiriéndose a su profundo arraigo desde hace generaciones en la zona. Pero reconoce que si el clima se vuelve definitivamente impredecible, con más lluvias y más peligros, esta es una posibilidad.

"¿Pero adónde irán?", se pregunta. ¿Dónde se puede estar a salvo del cambio climático?