Clonan por primera vez un animal en peligro de extinción: una hurona patinegra que se llama Elizabeth Ann

Ben Novak, científico jefe de Revive & Restore, una organización sin fines de lucro de biotecnología, con Elizabeth Ann, la primera hurona patinegra clonada, de tres semanas de edad. (Revive & Restore vía The New York Times)
Ben Novak, científico jefe de Revive & Restore, una organización sin fines de lucro de biotecnología, con Elizabeth Ann, la primera hurona patinegra clonada, de tres semanas de edad. (Revive & Restore vía The New York Times)

El año pasado, Ben Novak condujo de un extremo del país al otro para pasar la víspera de Año Nuevo con una hurona patinegra. Elizabeth Ann acababa de cumplir 21 días de nacida, sin duda un hito para cualquier hurón, pero en particular significativo para Elizabeth Ann, la primera de cualquier especie animal nativa en peligro de extinción de América del Norte en ser clonada.

Novak, científico jefe de la organización de biotecnología sin fines de lucro Revive & Restore, compró una pequeña casa rodante para llevar a su esposa y a sus bebés gemelos desde Carolina del Norte hasta el Centro Nacional de Preservación del Hurón de Pies Negros cerca de Fort Collins, Colorado (en el camino, hicieron una parada breve en Texas para visitar a Kurt, el primer caballo de Przewalski clonado).

Novak pasó menos de 15 minutos con Elizabeth Ann, cuyo hocico, patas y cola negros comenzaban a verse a través de su suave pelaje blanco. “Sentí como si el tiempo se detuviera”, dijo Novak.

Afortunadamente, el tiempo no se ha detenido para Elizabeth Ann, quien ahora se ve más grande, más morena y mucho más parecida a una hurona. Su clonación exitosa es la culminación de una colaboración de años entre el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos, Revive & Restore, la empresa con fines de lucro ViaGen Pets & Equine, la sociedad San Diego Zoo Global y la Asociación de Zoológicos y Acuarios.

Unas hermanas clonadas están en camino, y ya se están organizando posibles parejas (clonadas). Si el proyecto tiene éxito, podría aportar la diversidad genética necesaria para esta especie en peligro de extinción. Además, marca otro avance prometedor en la iniciativa más amplia de utilizar la clonación para salvar a un número cada vez mayor de especies al borde de la extinción.

El hurón patinegro, la primera especie en ser reinsertada en antiguas zonas de hábitat con la ayuda de la inseminación artificial, ha sido durante mucho tiempo una especie modelo para las nuevas tecnologías de conservación. Por eso es apropiado que los hurones se hayan convertido en la segunda especie en ser clonada para este tipo de rescate genético (Elizabeth Ann sigue los pasos de Kurt, el caballo).

“Pellízcame”, bromeó Oliver Ryder, director de genética de conservación en San Diego Zoo Global, durante una llamada de Zoom. “Las células de esta criatura almacenadas en 1988 se han convertido en un animal vivo”.

La historia del hurón

A principios del siglo XX, los hurones patinegros moraban por todo el oeste de Estados Unidos, según Pete Gober, coordinador nacional de recuperación del hurón patinegro del Servicio de Pesca y Vida Silvestre. Pero los hurones desaparecieron cuando su principal fuente de alimento, los perritos de la pradera, fue aniquilada casi por completo por envenenamiento, pestes y la pérdida de su hábitat. “Pensamos que ya no existían”, dijo Gober.

Se pensó hasta 1981que la especie estaba extinta en la naturaleza, cuando un perro de granja llamado Shep dejó caer un hurón patinegro muerto en un pórtico cerca de Meeteetse, Wyoming. La esposa del granjero llevó al hurón muerto a un taxidermista local, quien se dio cuenta de que tenía en sus manos a una especie extinta asesinada recientemente, y alertó al Departamento de Caza y Pesca de Wyoming.

La población recién descubierta prosperó durante unos cuantos años pero casi se extingue debido al moquillo y la peste selvática, una enfermedad causada por la misma bacteria que causa la peste bubónica en los humanos. El Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos capturó a los 18 hurones restantes, pero solo siete transmitieron sus genes, dejando una población con una diversidad genética limitada vulnerable a patógenos o trastornos de salud causados por la endogamia. Todos los hurones patinegros que viven actualmente son en esencia medios hermanos, excepto Elizabeth Ann.

Un hurón de pies negros. (Ryan Hagerty/Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos vía The New York Times)
Un hurón de pies negros. (Ryan Hagerty/Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos vía The New York Times)

El camino hacia la clonación de un hurón de pies negros comenzó en la década de 1980 en una conferencia de biología de la conservación. Ryder, el genetista de San Diego Zoo Global, estaba sentado por casualidad en la misma mesa que Tom Thorne, quien trabajaba en el Departamento de Caza y Pesca de Wyoming. Aprovechando la oportunidad, Ryder le preguntó a Thorne si consideraría enviar biopsias de piel de los hurones patinegros al “zoológico congelado”, una colección cada vez más grande de muestras criopreservadas de tejido animal. “Le dije que no sabíamos para qué podrían usarse”, dijo Ryder. “No recuerdo haber recibido un ‘sí’ rotundo”.

El 23 de octubre de 1985, Ryder recibió inesperadamente un paquete de Wyoming. “Bueno, esto es genial. Tenemos sujetos de hurones patinegros”, recordó haber dicho.

El laboratorio de Ryder recibió más muestras en 1988, una de ellas perteneciente a una hurona llamada Willa que había sido capturada en estado silvestre. Willa tuvo crías, pero habían fallecido; para los estándares de los hurones patinegros, estaba rebosante de posible diversidad genética. El zoológico congelado realizó un cultivo celular de Willa y lo almacenó en un enorme congelador que alberga las células de 1100 especies diferentes de animales —incluyendo la extinta ave endémica de Hawái Drepanis y la vaquita marina, una especie de marsopa en peligro de extinción— a -195 grados Celsius.

El presente del hurón

En 2013, el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos contactó a Revive & Restore para indagar cómo la biotecnología, que la organización sin fines de lucro desarrolla en la búsqueda de la “desextinción” de especies, podría ayudar a aumentar la diversidad genética de los hurones patinegros. Al año siguiente, Revive & Restore secuenció los genomas de cuatro hurones de pies negros.

Primero fue Balboa, quien nació mediante la inseminación artificial de espermatozoides criopreservados y genéticamente diversos. El segundo fue Cheerio, quien nació de manera natural y comparte linaje con los siete fundadores; Novak lo llama “todos los hurones”. Los dos últimos hurones provinieron de muestras de tejido del zoológico congelado: un macho llamado “Studbook Number 2” y una hembra llamada Willa. “Cuando vimos a Balboa, observamos desde un punto de vista empírico que se había rescatado una gran cantidad de diversidad genética al volver al pasado”, dijo Novak.

Revive & Restore diseñó una propuesta y se la presentó al Servicio de Pesca y Vida Silvestre. En 2018, la organización sin fines de lucro recibió el primer permiso en la historia para investigar la posibilidad de clonar una especie en peligro de extinción. Revive & Restore se asoció con la compañía comercial de clonación ViaGen Pets & Equine para diseñar el proceso de clonación.

La primera prueba comenzó alrededor de Halloween. El zoológico congelado envió el cultivo celular criogénicamente preservado de Willa al laboratorio de ViaGen en Nueva York. ViaGen creó embriones y los implantó en una hurona doméstica subrogada. El día 14, un ultrasonido confirmó la presencia de latidos de corazón.

La hurona subrogada fue enviada al centro de conservación y fue observada las 24 horas del día para detectar señales de labor de parto. El 10 de diciembre, Elizabeth Ann nació vía cesárea. “Nuestra hermosa y pequeña clon”, dijo Novak.

En el día 65 de vida de Elizabeth Ann, los especialistas le sacaron una muestra de sangre y tomaron otra del interior de su mejilla para enviárselas a Samantha Wisely, una genetista de la conservación de la Universidad de Florida, quien confirmó que Elizabeth Ann era, en efecto, una hurona patinegra.

El futuro del hurón

Elizabeth Ann vivirá el resto de sus días en el centro de conservación, y pronto le acompañarán sus hermanas (otros clones de Willa) y posibles parejas (clones de Studbook Number 2). Los investigadores vigilarán su salud y los verán crecer y corretearse en las madrigueras artificiales dentro de sus jaulas, dijo Gober. Cuando los clones alcancen la madurez sexual, se reproducirán y luego su descendencia se apareará con hurones patinegros salvajes para garantizar que no queden vestigios del ADN mitocondrial de la madre sustituta.

“Será un proceso lento y metódico”, dijo Wisely, quien está trabajando en un informe sobre la bioética de la clonación de la especie. “Necesitamos estar absolutamente seguros de que no estamos poniendo en riesgo el linaje genético de los hurones de pies negros al incorporar a este sujeto”.

This article originally appeared in The New York Times.

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