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Otro confuso incidente en Venezuela: Maduro denuncia un intento de invasión de militares rebeldes

CARACAS.- Una balacera de larga duración y varias explosiones despertaron de madrugada a los vecinos de Macuto, municipio del litoral cercano a Caracas. Comenzaba así otro capítulo pintoresco de la revolución bolivariana, que nada tiene que ver con el desembarco de Bahía Cochinos en Cuba, pese a que la propaganda gubernamental lo calificó de "invasión frustrada" y lo vinculó al gobierno de Estados Unidos.

Militares renegados del chavismo serían los protagonistas de esta "gesta libertadora", operación inicialmente fallida, que no obstante mantiene muchos puntos claves sin resolver. Según la reivindicación realizada a través de las redes sociales, se trataría de un nuevo capítulo de la Operación Gedeón ("cuya misión es acabar con la tiranía"), encabezada en su día por el agente rebelde Oscar Pérez, ejecutado hace dos años durante un operativo gubernamental en las afueras de Caracas.

"Pretendieron realizar una invasión por vía marítima un grupo de mercenarios terroristas procedentes de Colombia, con la finalidad de cometer asesinatos contra líderes del gobierno revolucionario, incrementar la espiral de violencia y generar caos en la población en un nuevo intento de golpe de Estado", explicó a primera hora el general Néstor Reverol, ministro de Interior.

En el operativo, según fuente extraoficiales, resultaron muertos ocho de los militares venezolanos antichavistas y dos fueron detenidos. Diosdado Cabello, número 2 de la revolución, aseguró que entre los fallecidos se encuentra el capitán Robert Colina, apodado Pantera, uno de los oficiales de confianza del mayor general Clíver Alcalá, que se encuentra hoy en Estados Unidos tras entregarse a la agencia antidrogas DEA. Alcalá, muy cercano a Hugo Chávez, renegó del madurismo el año último y desde entonces intentó varias operaciones contra el "presidente pueblo".

Fuentes vinculadas a la acción aseguran que Colina sigue vivo y que parte del contingente consiguió huir del acoso de las fuerzas gubernamentales, desplegadas en el municipio costeño del estado de La Guaira, cercano al principal puerto del país y al aeropuerto internacional de Maiquetía.

Cabello llamó de inmediato a mantenerse en alerta y en resistencia permanente contra una "operación para asesinar a un pueblo que solo pide paz. ¡Nosotros venceremos!".

El general Vladimir López Padrino, ministro de Defensa, insistió en que la agresión provino del "imperialismo estadounidense", además de subrayar que sus tropas se mantienen fieles a Nicolás Maduro. "Cómo se les ocurre que un mercenario, al que lo mueve el dinero, que tiene el alma comprada por el diablo, vacío de espíritu, venga y enfrente la fortaleza moral, física y espiritual de la Fuerza Armada", insistió en un comunicado el Estado Mayor militar.

Ya a la luz del día, en La Guaira se pudieron ver restos del enfrentamiento, incluso las armas decomisadas a los "invasores", varias ametralladoras Afack y fusiles AK 103, además de sistemas de comunicación y un pequeño arsenal. Las mismas armas aparecen en los videos grabados por los militares rebeldes de Clíver Alcalá.

En el llamamiento realizado a través de las redes, el líder de la operación reclama a sus compañeros de armas que se rebelen contra el chavismo y reconoce que su misión es "efectuar la captura de los elementos que se encuentran perpetuando el poder de manera ilegítima".

El diputado opositor Hernán Alemán confirmó desde la clandestinidad que un "buen número de soldados patriotas ha tratado de incursionar para rescatar la libertad de Venezuela".

Alcalá, incluido en la lista de los más buscados por "narcoterrorismo", junto al propio Maduro, se entregó a finales de marzo a las autoridades estadounidenses. La agencia AP publicó la semana pasada un reportaje sobre el miniejército de 300 antiguos militares que desertaron desde que Juan Guaidó desafió en enero de 2019 al "hijo de Chávez".

El enfrentamiento en la costa, que la oposición califica de montaje, sucede en medio de una ola de violencia en el país más violento del planeta. Medio centenar de presos murieron en la prisión de Guanare durante un motín reprimido de forma salvaje por los guardianes de la penitenciaria. Según los familiares, los reclusos protestaban porque la comida que les enviaban se la quedaban sus carceleros.