'El Escuadrón Suicida' supera su mala suerte con creces: esta vez no decepciona

En 2016, la primera película del Escuadrón Suicida, dirigida por David Ayer y protagonizada por Margot Robbie, Will Smith, Joel Kinnaman y Viola Davis fue uno de los filmes más anticipados de ese verano, pero cuando se estrenó a nivel global, resultó ser también uno de los fracasos más calamitosos para el estudio Warner, que buscaba generar una competencia con Marvel, cosa que hasta la fecha no ha conseguido.

The Suicide Squad (DC/Warner Bros.)
The Suicide Squad (DC/Warner Bros.)

Por lo mismo la decisión del estudio de relanzar la franquicia parecía riesgosa (aún si han pasado cinco años), pero la elección como director y co-guionista de James Gunn (que sacó a los Guardianes de la Galaxia de la oscuridad y se anotó no uno, sino dos homeruns para Marvel) parece ser el elemento adecuado para conseguir acercarse al líder de taquilla — y es muy posible que lo logren, porque, sorpresa, sorpresa: esta película funciona, donde la otra, casi con el mismo elenco, se estampó contra la pared.

Esta es una película larga (quizá su mayor defecto), escandalosa, divertida y con insólitos arrebatos de ternura, que además de ser un bombardeo espectacular de efectos —lo que uno paga por ver esta clase de espectáculos —cubre todas las bases para ser algo más que mero 'fan service': ofrece un estilo de comedia sarcástico y entretenido (de hecho, hay ecos de Guardianes al mostrar esta mezcla desfachatada de humanos y animales que hablan), hay mucha violencia (se sugiere que los padres piensen dos veces antes de llevar a sus hijos menores de 15 años), y un derroche de efectos especiales que son de rigor en este estilo de película de superhéroes: así que sí, puede decirse que 'The Suicide Squad' no decepciona, y que de hecho, cumple más allá de lo esperado (que dados los antecedentes, no era necesariamente mucho).

La trama, como es habitual, es lo de menos: Amanda Waller (la fabulosa Viola Davis) nuevamente reúne a un grupo de inadaptados con poderes y habilidades para que salgan del bote a cambio de poner en riesgo sus vidas para detener una amenaza que tiene en peligro al mundo, solo que en este caso no es algo tan ridículo como Cara Delevnigne maquilladísima moviendo las caderas y ululando como ambulancia: esta vez el escuadrón tiene que detener otra amenaza tremendamente ridícula también —y además, un villanazo clásico de DC —pero mucho más siniestra.

Así pues, volvemos a encontrarnos con la formidable Harley Quinn (Margot Robbie), el noble Rick Flag (Joel Kinnaman), Bloodsport (el gran Idris Elba, que se nota está divirtiéndose y es infinitamente superior a Will Smith en todo), que puede convertir cualquier cosa que cae en sus manos en un arma mortal; el Pacificador, un pacifista completamente loco, que recurre a la violencia para preservar la paz a cualquier precio (John Cena), King Shark, un tiburón que habla con la voz de Sylvester Stallone, Ratcatcher II (Daniela Melchior), una millenial que comanda un ejército de ratas donde quiera que vaya, y el irresistible Polka-Dot Man (David Dastmalchian), que tiene complejo de Edipo, y dispara motas de color a sus enemigos (ya sé, suena igual de absurdo, pero les juro que funciona).

Joel Kinnaman es 'Rick Flag' en 'The Suicide Squad' (DC/Warner Bros.)
The Suicide Squad (DC/Warner Bros.)

También hay un equipo B de antihéroes cuyo trabajo es ser prescindibles y morir de maneras espectaculares, y sirven como un comic relief muy negro, pero efectivo. Sacados de la prisión de Belle Reve por Waller, el escuadrón en esta ocasión es enviado a la isla de Corto Maltese para destruir la evidencia de algo llamado "Proyecto Estrella de mar", pero antes de que puedan dar por cumplida su misión, hay una serie de situaciones (que no voy a revelar aquí) que llevan a estos hombres y mujeres a vivir una espectacular aventura, cargando con el espectador como un muy gustoso rehén voluntario.

Como director, Gunn sabe cómo soltar los tiros (lo ha demostrado anteriormente) y mantiene un ritmo vertiginoso desde el principio, mientras maneja con maestría una estructura narrativa que rinde homenaje a las cintas de Sam Peckinpah o Don Siegel, maestros del género de acción de los años 60 y 70. Sin embargo, y siendo honestos, a pesar de todas esas alusiones, Gunn se libera alegremente de las limitaciones que le impuso Disney, el dueño de Marvel; así, más que sus películas de Guardianes de la Galaxia, esta se siente más afín con sus primeros trabajos para Troma Entertainment.

Al público que gusta de este tipo de películas, le encantará cómo arranca esta y cómo se sostiene, yendo más allá del mero 'fan service' que muchas veces se hace para dar gusto a los admiradores que son quienes sostienen este negocio. Gunn es astuto y evita que su primera película para DC sea solo un ejercicio de estilo; su dirección de actores es notable y con todos hay una conexión: Margot Robbie está soberbia en la piel de Harley Quinn (es imposible imaginar a otra actriz en ese personaje), Kinnaman está más suelto y simpático, Elba brilla como es su costumbre y los relativamente desconocidos Dastmalchian y Melchior (que es una estrella de telenovelas portuguesas) destacan en sus personajes, que no por ser menores son menos importantes.

Margot Robbie en The Suicide Squad (DC/Warner Bros.)
The Suicide Squad (DC/Warner Bros.)

La película está tan repleta de ocurrencias agudas y humor estrafalario que a veces puede resultar un poco indigesta y para algunos eso será un detrimento, pero que Gunn sea capaz de mantener todas las fichas en juego y se las arregle para hacer que la mayoría de los personajes sean atractivos, e incluso lleguen a resultar por momentos hasta entrañables, es su mayor virtud.

Las películas de superhéroes se han vuelto, conforme el género se adueñó del cine comercial en la última década, inofensivas y limpias para atraer a la mayor cantidad de público, lo que las vuelve inanes. En contraste, 'The Suicide Squad' es claramente la visión de un cineasta singular al que, quizá movidos por la desesperación, los ejecutivos del estudio le dieron carta blanca y omitieron a los temibles 'focus groups' (esos 'públicos muestra', que arruinaron con sus exigencias 'Wonder Woman 1984', haciendo que Patty Jenkins se viera obligada a hacer reshoots para complacer al mínimo común denominador), para que hiciera lo que quisiera con un producto al que no le tenían demasiada fe, y el resultado es inusual, llamativo y muy eficiente.

No estoy seguro de que sea la mejor película de DC (sigo pensando que 'Shazam' y la primera parte de 'Wonder Woman' tienen ese mérito compartido), pero lo cierto es que, como película de aventuras para un público más maduro, con un sentido del humor socarrón y un gusto por lo extravagante, esta película es buena en su cometido, con lunares de colores y toda la cosa.

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