Con su leche materna, una madre salva a sus dos hijos de morir en un trágico naufragio

A baby girl breast feeds her mother at nap time.
Mariely Chacón pudo salvar la vida de sus hijos porque aún amamantaba a su niña de dos años (Imagen referencial de Getty Images)

El trágico naufragio de una embarcación venezolana es la historia más reciente de cómo una madre puede mantener con vida a sus hijos con su leche durante una situación extrema, cuando no existen otras fuentes de hidratación y alimentos.

En la mañana del 3 de septiembre, 9 personas zarparon en una embarcación pequeña desde las costas venezolanas a una isla a disfrutar de un fin de semana de playa. Muchas cosas fallaron. Exceso de pasajeros, problemas mecánicos, falta de equipos de geolocalización, salvavidas, provisiones, botes de emergencia y fuertes oleadas que terminaron por partir el casco de la lancha, que se hundió en tres minutos.

El 7 de septiembre, un grupo de rescate encontró a dos mujeres y dos niños flotando en el mar. Verónica Martínez, de 24 años, sobrevivió cuatro días dentro de una nevera portátil. Mariely Chacón, de 40 años, no soportó la travesía por la insolación y deshidratación extrema. Pero, acurrucados a ella en una pequeña balsa inflable, estaban con vida sus dos hijos. Un varón de 6 años y una niña de 2.

Lo único que no falló en ese fatídico viaje fue la leche que brotó del pecho de Mariely.

“Seguro los niños sufrieron una deshidratación elevada, pero sobrevivieron porque no estaban tomando solamente agua. No es el primer caso, hay registros en emergencias, guerras y hambrunas en que los niños y hasta adultos resisten al tomar tragos de leche materna”, dijo la consultora de lactancia materna Erika Urbáez.

“Si los niños hubiesen tenido acceso sólo al agua hubiera sido más difícil que sobrevivieran porque el agua no tiene absolutamente nada para nutrirlos y evitar su total deshidratación como azúcares, sales y electrolitos. Por poquita que fuera, la leche madura ofrece muchísima grasa, muchísima azúcar en tomas muy pequeñas”.

Otro factor que hay que tomar en cuenta es que los bebés y niños pequeños se deshidratan mucho más rápido que los adultos porque sus cuerpos son más pequeños y tienen menores reservas de líquidos. Desde el punto de vista científico, los primeros en morir debían ser los niños, pero sobrevivieron porque tuvieron acceso a la leche materna.

Algunos medios y comentarios en redes sociales especularon que Mariely se deshidrató más rápido y murió por amamantar a sus hijos. Aún se desconocen sus condiciones físicas en el momento del accidente, pero Urbáez cree que es más posible que haya acelerado su deshidratación al tomar orina.

Los expertos han determinado que a través de la orina eliminamos los residuos líquidos y solubles del cuerpo y aunque está compuesta mayoritariamente de agua, también tiene una gran cantidad de sal, minerales y toxinas que son dañinas para el organismo.

Es posible que Chacón hubiera podido salvar su vida si hubiera tomado un poco de su propia leche.

Los 16 sobrevivientes con la leche de Faustina

Un caso emblemático sobre la posibilidad de sobrevivir a un naufragio con leche materna es el de 16 personas que quedaron a la deriva en enero de 2001 al intentar migrar en una embarcación precaria desde República Dominicana a Puerto Rico.

Faustina Mercedes, de 31 años, mantuvo a todos con vida amamantándolos brevemente una vez al día con la leche que producía en su pecho para su niña de 12 meses hasta que la marea los arrastró a la costa después de permanecer 12 días a la deriva.

Ocho hombres y siete mujeres se turnaban para succionarla durante segundos y tragar pequeñas cantidades del preciado líquido que aún generaba para su niña que había dejado resguardada en casa.

Ella también bebió de propia leche porque su hermana Elena succionaba su pecho y se lo pasada a su boca para mantenerla hidratada.

“Fue Dios el que puso esa idea en mi cabeza” declaró Mercedes a la prensa tras su rescate en un momento de desesperación cuando intentaba reanimar a su hermana delirante.

Composición de las gotas salvavidas

La leche materna es considerado el alimento perfecto para la nutrición humana.

Contiene entre 3% y 5% de grasas, 0,9% de proteínas, 7,2 % de carbohidratos y 0,2% de minerales. 100 mililitros de leche contienen entre 60 y 75 kcalorías. En condiciones normales, un bebé ingiere entre 54 y 234 ml por toma.

Para hacernos una idea de la gran cantidad de energía que un niño ingiere cuando toma leche de su madre, pensemos que una ración de pechuga de pollo también aporta unas 75kcalorías y un huevo grande unas 80. Y aunque la comparación sirve para comprender que una pequeña cantidad de leche materna es realmente nutritiva, en la práctica la equivalencia se queda corta porque la leche materna está específicamente diseñada para proveer todos los nutrientes que un niño necesita para mantenerse sano como los aminoácidos y vitaminas. La leche materna las tiene todas, excepto la vitamina k.

Pero la leche que Mariely ofreció a sus hijos mientras flotaba en una balsa inflable blanca en el medio del mar era aún mejor.

Su pequeña María Beatriz ya tenía dos años y hay estudios concluyentes que indican que la leche generada después de los 24 meses del parto es más rica en proteínas, lactoferrina, lisozima e inmunoglobulina A.

El contenido proteico es marcadamente mayor en la leche madura que en el calostro porque es lo que los niños necesitan para continuar su crecimiento.

Lo que ocurre en el amamantamiento de emergencia

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda mantener la lactancia materna en cualquier situación extrema porque el mejor recurso para garantizar la sobrevivencia de los infantes.

El factor común de todas las emergencias es que la vida cotidiana queda interrumpida y quedamos con escaso o ningún acceso a servicios esenciales como agua potable, energía y alimentos.

Lo primero que hay que saber que el cuerpo de una mujer está preparado para sobrevivir y ayudar a otros en una situación de crisis, a pesar del estrés.

“El estrés no afecta la hormona productora de leche (prolactina) pero puede tener un efecto temporal en la hormona que hace que la leche fluya del seno (oxitocina). La detención temporal de este reflejo es un mecanismo biológico útil para evitar que la leche sea expulsada en momentos difíciles”, dice el instructivo de la OMS.

Los expertos aseguran que los humanos siempre han estado sometidos a situaciones de estrés y si los estresores fueran capaces de detener el proceso de lactancia, la humanidad nunca hubiera evolucionado.

Cuando una madre de la prehistoria estaba escapando con su bebé del ataque de un animal salvaje, ese mecanismo impedía que la leche siga fluyendo mientras ella corría para resguardarse. Pero en el momento en que encontrara un refugio, el flujo de leche continuaba en el momento en que ella pegaba a su hijo sobre su pecho.

Las señales del miedo son las extremidades frías, los temblores, la boca seca y el aumento del pulso cardíaco. Y todas esas señales pasan con el tiempo, aunque no desaparezca la causa del miedo.

La OMS dice que lo mismo pasa con el reflejo de la oxitocina. El flujo de leche se detiene momentáneamente durante una gran conmoción, pero la producción y el bombeo de leche continuará siempre y cuando mantengas a tu hijo mandando de tus senos.

“El sistema de producción de leche es muy robusto”.

Además de la nutrición, amamantar a tus hijos en una situación de desastre ayudará a mantener el contacto físico y eso hará sentir a los niños seguros y limitarán el trauma emocional de las situaciones extremas.

“Hasta en la hambruna holandesa de 1945 y las hambrunas africanas en la década de 1980, las mujeres continuaron amamantando y sus bebés crecían…En una emergencia todos están preocupados por obtener suficientes alimentos y por supuesto que debes buscar comida para ti. Pero la única fuente de alimentación de la que no necesitas preocuparte es la leche materna”.

Enfant victime de la famine en août 1980 au Karamoja en Ouganda. (Photo by Arnaud DE WILDENBERG/Gamma-Rapho via Getty Images)
Millones de niños sobrevivieron la hambruna que azotó a África en la década de 1980 gracias a la lactancia materna. En la imagen aparece un niño lactante en Karamoja, Uganda, en 1980. (Foto de Arnaud DE WILDENBERG/Gamma-Rapho via Getty Images)

La guía asegura que en una emergencia no debes evitar ningún alimento. Come lo que consigas y no necesitas tomar más líquidos, aunque es recomendable beber cuando sientas sed para evitar deshidratarte.

Otra recomendación importante es que no dejes de amantar a otro niño necesitado que no sea tu hijo o que no esté en edad de lactar en una situación de emergencia. “Si estás alimentando a tu bebé, otro bebé no le ‘robará’ la leche, sino que estimulará una mayor producción”.

Y eso fue lo que hizo Mariely con sus dos hijos. Aunque José David ya estuviera destetado a los seis años, al pegarlo de su otra teta su cuerpo respondió, fue capaz de amantarlos y salvar ambas vidas.

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