Cómo ha cambiado la Antártida en 50 años de aumento de temperaturas

Credit: Matt Amesbury
Credit: Matt Amesbury

La Antártida se está “enverdeciendo”. Lo demuestra un artículo reciente, para el que han estudiado cómo han crecido los musgos de la región. Y no queda duda: el aumento de temperaturas en el planeta – que en la Antártida se nota más que en ningún otro lugar – ha permitido que estos organismos crezcan a un ritmo inédito en su historia.

Tampoco es que sea ninguna sorpresa. De hecho, el mismo grupo de investigación ya llegó a conclusiones parecidas en otro artículo de 2013. Pero la diferencia es que en esta ocasión han estudiado muestras a lo largo de toda la península, y no únicamente una localización.

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El tipo de muestras de las que hablamos también es relevante. Lo que han analizado se llaman cores o columnas. Para obtenerlos se clava un cilindro en el sustrato, y se obtiene una columna que contiene muestras de distinta antigüedad, perfectamente ordenadas. De esta manera se puede comprobar tanto el momento como el ritmo de los cambios que han ocurrido.

Pero claro, no vale cualquier core. La localización – el sitio exacto en el que se clava el cilindro – es importante. Pero también lo es haya algo en dicho lugar que permita sacar conclusiones. Puede ser el fondo de un lago, o una zona de hielo, ambos lugares que dan mucha información. En este caso son agrupaciones de musgos.

Que también ofrecen muchísima información sobre las condiciones ambientales. El ritmo de crecimiento de los vegetales viene marcado por las temperaturas, eso es algo que todos sabemos. En el caso de los musgos también es así, pero de una manera mucho más marcada. Y los compuestos generados por los musgos también se ven afectados.

Y las cosas han cambiado. No podía ser de otra manera, ya que en los últimos cincuenta años las temperaturas en la Antártida han aumentado de manera notable. Casi medio grado de media por década. Puede parecer poco, pero es una impresión equivocada.

Claro, que el estudio no se ha quedado ahí. Las muestras obtenidas, los cores, no se quedan en los últimos 50 años. Si lo hiciesen, de hecho, el estudio no sería realmente fiable. En las columnas hay información de hasta 150 años de antigüedad.

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Esto permite comparar la situación antes de que los humanos empezásemos a afectar a la atmósfera de manera notable con la situación actual. Y lo que se puede comprobar es que los musgos cada vez crecen de manera más rápida y sostenida. Su periodo vegetativo – la “estación de crecimiento” anual, por llamarla de alguna manera – es más largo, sí. Pero no sólo eso, también crecen más rápido cada día. Es decir, crecen más por día y tienen más días, lo que resulta en que crecen mucho más.

Esto está provocando un cambio a nivel ecológico muy notable. Porque los musgos son la principal fuente de alimento de numerosos herbívoros en la Antártida, principalmente porque son el tipo vegetal más común. Que los musgos crezcan más significa más comida para los herbívoros y por tanto más herbívoros, lo que implica más depredadores… Es decir, que las redes tróficas, las cadenas alimenticias de los ecosistemas se alargan, se hacen más complejas y cambian por completo.

Si de este estudio sólo saliese este resultado, ya sería más que suficiente. Saber que la Antártida está cambiando su funcionamiento ecológico es preocupante, y un factor a tener en cuenta. Pero las muestras llegan mucho más allá en el tiempo, lo que permite que se realicen aún más estudios. Que es en lo que están dedicados los investigadores en este momento.