¿Cómo funciona el brócoli en la lucha contra el cáncer?

Photo courtesy of Oregon State University
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Mucho se oye hablar de los “alimentos anticancerígenos”. Pero siendo realistas, la ciencia pocas veces respalda estas afirmaciones. Lo que sí es cierto es que ciertos compuestos que aparecen en alimentos pueden tener un efecto sobre las células tumorales. Como por ejemplo el brócoli – en realidad, la familia a la que pertenece, las crucíferas – que contiene sulfurofano, una molécula natural con propiedades anticancerígenas.

Para entendernos: el brócoli no cura el cáncer. Un compuesto presente en el brócoli y afines actúa sobre ciertos ciclos de los tumores, e incluirlo en nuestra dieta es una buena idea. Pero como parte de unos hábitos de vida saludables.

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Dicho esto, ¿para qué sirve el brócoli en lucha contra el cáncer? Como ya hemos dicho, la clave está en el sulfurofano. Esta molécula actúa sobre un elemento clave de la genética del cáncer: ayuda a regular los ARN no codificantes de cadena larga – long no-coding RNAs o lncRNAs en inglés.

Estos lncRNAs son secuencias de ARN largas, que no se traducen a proteínas – y de ahí el nombre. Hasta hace poco se consideraban “ADN basura”, secuencias genéticas que no tenían función ninguna. Pero nada más lejos de la realidad.

Los lncRNAs cumplen una función fundamental: regulan la expresión génica. O al menos participan en ella de manera esencial. En términos sencillos, estas secuencias sirven para “encender y apagar” ciertos genes. Y cuando dichos genes se descontrolan, las células comienzan a crecer de manera descontrolada, incluso a costa de otras células sanas. Vaya, lo que viene siendo un tumor.

Así que el sulfurofano regula los ARN que regulan los genes responsables del cáncer. Y esta es su acción anticancerígena, basada en sus propiedades bioquímicas. ¿Significa esto que el brócoli actúa contra el cáncer? La respuesta corta sería “no”.

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La larga es, obviamente, más compleja. Sí es cierto que el sulfurofano actúa como antitumoral, pero las cantidades que recibimos de la dieta no resultan suficientes. Y a eso hay que sumarle que este compuesto se metaboliza y degrada durante su paso por nuestro organismo.

Se puede extraer sulfurofano del brócoli y otras crucíferas para emplearlo como medicamento. Actuaría como complemento de otros medicamentos tales como la quimioterapia. Pero a diferencia de éstos, sólo actuaría en las células tumorales, mientras que la quimio afecta tanto a células sanas como cancerígenas.

Y tampoco lo haría sobre cualquier tipo de cáncer. De momento se ha demostrado la acción de los lncRNAs – y por tanto del sufurofano del brócoli – en cánceres de próstata, que se encuentran entre los más comunes entre hombres – obvio – en los países desarrollados. También tienen influencia en otros tipos de tumores, desde cerebrales a cánceres de pulmón pasando por los de colon, pero aún faltan investigaciones para determinar en qué grado influyen.

Así que sí, es bueno comer brócoli. Pero no va a curar el cáncer, en todo caso reducirá las posibilidades de tenerlo. Incluirlo en una dieta y estilo de vida saludable es la mejor opción. Y desde el punto de vista médico, emplear el sulfurofano como medicamento que complemente otros tratamientos es la mejor opción cuando ya se presenta la enfermedad.