Cómo el caso Khashoggi ha sacado a la luz la verdadera cara del heredero saudí Mohammed bin Salman

Hace poco más de un año, concretamente en junio de 2017, el rey Salman de Arabia Saudí decidió nombrar a su hijo Mohammed bin Salman heredero al trono del rico país de la península arábiga. Su elección despertó un gran interés en Occidente, ya que suponía un gran relevo generacional (normalmente los monarcas saudíes acceden al puesto a una avanzada edad y Mohammed apenas tiene 33 años).

Sus primeras medidas hicieron pensar en que por fin estábamos ante un reformista que podía cambiar las cosas en un estado en el que los derechos humanos brillan por su ausencia según denuncian distintas asociaciones internacionales como Amnistía Internacional o Human Rights Watch. Muy aplaudida por ejemplo fue su decisión de promover reformas relacionadas con los derechos de la mujer como conducir, sin embargo, el reciente caso Khashoggi ha terminado de quitarle la careta.

El heredero saudí Mohammed bin Salman (FAYEZ NURELDINE/AFP/Getty Images).
El heredero saudí Mohammed bin Salman (FAYEZ NURELDINE/AFP/Getty Images).

En estos últimos meses ha dado varias de cal y varias de arena, pero el asesinato del periodista ha terminado demostrando que pocas cosas han cambiado en Arabia Saudí y que las reformas solo formaban parte de una inteligente campaña para lavar la imagen del régimen de cara al exterior.

– El caso Khashoggi, la última prueba de barbarie

Cuántos más detalles se van conociendo sobre su asesinato, más sórdida se vuelve la historia. El periodista entró en el consulado de Arabia Saudí en Estambul (Turquía) el pasado 2 de octubre para recoger unos papeles y nadie volvió a verle vivo. Khashoggi, que se había mostrado muy crítico con el heredero, se vio obligado a exiliarse en el año 2017.

La prensa turca ha señalado que el hombre murió después de siete minutos de tortura. Tras ser interrogado, “se le cortaron los dedos de la mano mientras aún estaba vivo”. Después el forense despedazó el cuerpo mientras escuchaba música. La operación fue perpetrada por un grupo de 15 saudíes de los servicios secretos y el ejército que habían volado ese mismo día a la ciudad turca.

El presidente estadounidense, Donald Trump, ha defendido “la inocencia” de Arabia Saudí hasta que se demuestre “su culpabilidad”, pero ya hay senadores de su partido, como Rand Paul, que han criticado duramente al régimen.

“Arabia Saudí no es nuestro amigo. Financian el radicalismo alrededor del mundo. No necesitamos armarlos. Son el peor actor que promueve el terrorismo”.

Por su parte el G7 y la Unión Europea han pedido una investigación rigurosa y creíble del caso y han exigido que sean encontrados los responsables del secuestro y presunto asesinato del comunicador.

– La persecución a opositores, el punto de partida

Numerosos informes de organizaciones de derechos humanos han documentado en los últimos años el aumento de las detenciones y ejecuciones de opositores al régimen y el nombramiento de Mohammed bin Salman como heredero no solo no ha frenado esta situación, sino que la ha aumentado. Recientemente Amnistía Internacional denunciaba la detención de varias activistas en defensa de los derechos de la mujer, pero sin duda el caso más sonado fue el encarcelamiento (en lugares muy lujosos) de varios príncipes, empresarios y altos cargos del Gobierno a finales de 2017.

El heredero lo justificó alegando a la lucha contra la corrupción, pero algunos analistas internacionales apuntaron a que se trataba de una estrategia para reforzar su posición y librarse de gente que le podía hacer sombra. Finalmente, se les dio la libertad a cambio de la nada desdeñable cifra de 86.000 millones de euros, una buena inyección económica para las arcas de un país que en ese momento no pasaba su mejor momento por la caída del precio del petróleo.

Un niño mira un panel de la sala Al Kubra después de ser destruida por ataques aéreos el 8 de octubre de 2016.
Un niño mira un panel de la sala Al Kubra después de ser destruida por ataques aéreos el 8 de octubre de 2016.

Las matanzas de niños en Yemen

Arabia Saudí ha tenido un papel protagonista en las guerras de Yemen y Siria. Principalmente su implicación en la primera ha sido muy cuestionada por la comunidad internacional. Varias asociaciones han denunciado que las compras de armamento a países como España estaban destinadas a infligir más sufrimiento en territorio yemení.

En este sentido, la propia Naciones Unidas acusó al régimen de cometer crímenes de guerra en Yemen. Un informe de 41 páginas realizado por un grupo de expertos nacionales e internacionales concluyó que Arabia Saudí y sus aliados habían llevado a cabo unos bombardeos aéreos contra “áreas residenciales, mercados, funerales, bodas, prisiones e incluso centros médicos”.

La publicación de este estudio llegó justo después de que más de 40 niños hubieran muerto en dos violentos ataques aéreos. Se estima que desde el comienzo del conflicto unos 2.400 niños han sido asesinados según los datos de Unicef.

El enfrentamiento con Canadá

El país norteamericano plantó cara a Arabia Saudí en relación a los derechos humanos. Canadá pidió la liberación de los activistas encarcelados, algo que no sentó muy bien a la monarquía que no dudó en expulsar al embajador canadiense al tiempo que anunciaba la suspensión de cualquier tipo de transacción por su “injerencia en sus asuntos internos”. Un conflicto diplomático internacional que debilitó aún más la posición del heredero.