Comienza la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Moldavia con miedo por el fraude electoral
Se abren las urnas en Moldavia, donde los votantes elegirán al presidente del país en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. En la primera vuelta, celebrada el 20 de octubre, Maia Sandu obtuvo el 42% de los votos, pero no logró la mayoría absoluta, mientras que el ex fiscal general Alexandr Stoianoglo, afín a Rusia, obtuvo el 26%.
Dado que ningún candidato obtuvo más del 50% de los votos necesarios para una victoria absoluta, los moldavos vuelven a las urnas en unas elecciones que se consideran un barómetro de si el país se inclina más hacia Rusia o hacia Occidente.
El mismo día de la primera vuelta de las elecciones presidenciales, el país celebró también un referéndum nacional sobre la inclusión del objetivo de la adhesión a la UE en la Constitución. El referéndum fue aprobado por una ajustadísima mayoría del 50,35%, reforzada en las últimas horas del escrutinio por el voto exterior.
Interferencia rusa en la primera vuelta
Sin embargo, este resultado se vio ensombrecido por las acusaciones de un plan de compra de votos respaldado por Moscú. Tras las dos votaciones de octubre, las autoridades moldavas informaron de que Ilan Shor, un oligarca exiliado que vive en Rusia, había orquestado una trama de compra de votos.
Shor fue condenado en rebeldía en 2023 por fraude y blanqueo de capitales. Los fiscales alegan que entre septiembre y octubre se canalizaron aproximadamente 35,8 millones de euros a más de 130.000 votantes a través de un banco ruso que está sometido a sanciones internacionales. Shor ha negado cualquier delito.
"A esta gente que va a Moscú, el llamado Gobierno en el exilio de Ilan Shor, que viene con sumas muy grandes de dinero, se le deja campar a sus anchas", dijo Octavian Ticu, candidato en la carrera presidencial considerado un outsider.
Ticu declaró que estaba claro que el proceso de votación no sería ni justo ni democrático, y fue el único candidato de la primera vuelta que apoyó a Sandu en la segunda vuelta.
Los votantes de la región separatista de Transnistria, que cuenta con una fuerte presencia militar rusa, pueden votar en Moldavia. Ticu advirtió que si las tropas rusas se trasladan a la ciudad portuaria de Odesa, podría producirse la ocupación de Moldavia.
En Gagauzia, donde el apoyo de la UE era escaso, se detuvo a un médico por presunta coacción a residentes de edad avanzada para que votaran a un candidato concreto, y la Policía descubrió pruebas financieras vinculadas a un banco ruso sancionado.
Los esfuerzos anticorrupción han dado lugar a importantes incautaciones de dinero en efectivo y a investigaciones sobre sobornos electorales en los que están implicados múltiples empleados del Estado.
Segunda ronda con miedo a las mismas deficiencias de la primera vuelta electoral
Ambas elecciones revelaron graves deficiencias en el sistema judicial de Moldavia y suscitaron dudas entre las facciones pro-Moscú sobre la legitimidad electoral.
Igor Dodon, expresidente alineado con Rusia, rechazó los resultados del referéndum y criticó el liderazgo de Sandu quien reconoció que las elecciones se habían visto empañadas por el fraude y la injerencia extranjera, y advirtió de que, sin reformas judiciales, el futuro de Moldavia podría estar en peligro.
Al ser una de las naciones más pobres de Europa, con una elevada inflación, los expertos señalan que muchos moldavos podrían sucumbir a la corrupción electoral por pequeñas sumas.
Los observadores de Moldavia advierten de que Moscú podría centrar sus esfuerzos en las próximas elecciones parlamentarias de 2025. Ante la disminución del apoyo al Partido de Acción y Solidaridad, prooccidental en el poder, existe la preocupación de que pueda tener dificultades para mantener su mayoría en la legislatura de 101 escaños.