Comienza en Bolivia la primera elección que definirá el mapa ideológico regional

LA PAZ.- Desde las últimas elecciones presidenciales en Bolivia hasta hoy, el paisaje de este país y de su capital cambió por completo. En cinco años la ciudad construyó la red de teleféricos más extensa del mundo (33 kilómetros, más de la mitad de la extensión de la red de subterráneos de Buenos Aires). Y en las calles se percibe que Bolivia no para de crecer desde hace 14 años. Pero Evo Morales, el exponente más exitoso del socialismo del siglo XXI puede perder el podery echar un baldazo de agua fría a la "brisita bolivariana" con que se entusiasmaron en Venezuela luego de la PASO en la Argentina y los recientes conflictos en Perú y Ecuador.

Entre pasado mañana y el próximo domingo en los comicios de Bolivia, la Argentina y Uruguay se definirá el mapa ideológico de la región para los próximos años. Y aunque todas las encuestas dicen que Evo será el vencedor de los comicios del domingo con alrededor del 40% de los votos, si no saca más de diez puntos de diferencia con el opositor de centroizquierda Carlos Mesa -algo que no está asegurado-, habrá una segunda vuelta el 15 de diciembre cuando todo el arco opositor se podría unir en contra del oficialismo.

El perfil ideologizado de este país, que puede empezar a modificarse en estos comicios, se percibe en un recorrid por las calles sinuosas de esta ciudad ubicada a 3650 metros, la más alta del mundo. En un país donde las mujeres y los hombres andan por la calle con orgullo con sus coloridas polleras y ropa tradicional, están ausentes muchas de las señales más frecuentes de un mundo globalizado. No hay una sola estación de servicio de Exxon, Shell u otra petrolera extranjera. Todas tienen el cartel de la local YPFB. Tras la nacionalización de los hidrocarburos de 2006, las grandes trasnacionales pasaron de dueñas a contratistas.

Un habitué del mundo global, la cadena McDonald's, es otro gran ausente. Luego de cuatro años la franquicia de comida rápida quebró aquí en 2002, antes de la llegada de Evo a la presidencia en 2006, pero por los mismos motivos por los que el primer presidente indígena se consolidó en el poder: la afirmación de las tradiciones, gustos y valores de este país, especialmente en el Altiplano y esta capital, muy alejados de la propaganda norteamericana, las fast food,y el gusto por las hamburguesas -los chiquitos bolivianos se llevaban el juguetito pero no comían las hamburguesas de la Cajita Feliz-.

Si llega a la presidencia, Mesa ya anunció dos ejes fundamentales de su política exterior: el restablecimiento pleno de las relaciones con Estados Unidos -hoy congeladas, sin embajadores-. "Es un despropósito tener relaciones congeladas con el primer mercado de consumidores del mundo", dijo. Y además se propone romper relaciones con Venezuela. "Nicolás Maduro es un dictador", afirmó sin vueltas.

Mientras Mesa habla de la "des-ideologización" de las relaciones internacionales de Bolivia, Evo sigue agitando el fantasma de la derecha y del neoliberalismo como una amenaza permanente. En un spot de campaña advirtió sobre los riesgos de que Mesa traiga a Bolivia el "desastre económico argentino" del gobierno de Mauricio Macri.

Para el analista político Adalid Contreras "si se diera un triunfo de los Fernández en la Argentina, el Frente Amplio en Uruguay y de Evo en Bolivia, va a haber una fuerte reconstitución del espacio progresista en la cartografía política. Aunque Mesa no es ajeno a esa ola, su objetivo central son los procesos de integración mucho más amplios".

Sin embargo, Contreras destacó que Evo ya dio señales de su distanciamiento con el chavismo, e inevitablemente se terminará corriendo hacia el centro. "Un proceso de industrialización como el que propone el Movimiento al Socialismo requiere una mayor apertura a los mercados, incluyendo a los Estados Unidos",dijo.

Claro que seguramente será compleja esa apertura mientras Donald Trump esté en la presidencia y Evo sostenga su viejo adagio: "Queremos socios, no patrones".

Aunque el presidente de la Asamblea Nacional Constituyente venezolana, Diosdado Cabello, se entusiasmó con la reciente "brisita bolivariana" en América del Sur, los analistas sostienen que no habrá grandes cambios para Venezuela en ninguno de los escenarios que se presenten luego de los tres próximos comicios presidenciales.

"El régimen venezolano no depende de lo que pase en la Argentina, Uruguay o Bolivia. Los únicos dos países sudamericanos que pueden tener alguna influencia fuerte en Venezuela son Brasil y en todo caso Colombia, por cercanía geográfica, flujo migratorio o relaciones comerciales. Y fuera de la región, lo que importa es lo que hagan China, Rusia o Estados Unidos", afirmó el analista político Andrés Malamud.

El experto agregó: "Además, creo que, en todo caso, si hay un giro en las relaciones exteriores de la Argentina, Bolivia o Uruguay a partir de enero, sólo será en la retórica y en el ambiente interno de cada país, algo que no tendrá consecuencias prácticas para Venezuela".