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COLUMNA-¿Lo gasto o lo guardo? El destino del ahorro forzado podría determinar la recuperación - por Mike Dolan

FOTO DE ARCHIVO: George Washington con la cara cubierta por una mascarilla

Por Mike Dolan

LONDRES, 3 jun (Reuters) - Muchos hogares han acumulado ahorros durante los confinamientos por el coronavirus de los últimos tres meses y la forma en que utilicen esta reserva puede dictar la velocidad de recuperación de la pandemia.

Aunque la crisis ha causado picos en el desempleo, la mayoría de los hogares pasó periodos de cuarentena trabajando desde casa, con bajas temporales pagadas o con ayudas directas del Estado. Y ante la escasez de los bienes y servicios disponibles, los ahorros se han disparado.

La velocidad de la recuperación la determinará el que la gente vea estos fondos como una ganancia inesperada o como un colchón contra futuras incertidumbres, al menos este año.

Si la población trata este dinero como una devolución de impuestos, el gasto podría dispararse, según Paul Donovan, economista jefe de la sección de gestión de patrimonio mundial de UBS. Este experto pone como ejemplo las devoluciones de impuestos de Estados Unidos en 2001 y 2008, cuyo dinero se gastó en su totalidad en dos trimestres, principalmente en bienes duraderos como muebles y electrónica de consumo.

A medida que se levantan las cuarentenas, y sin una segunda ola de infecciones de virus hasta ahora, el gasto de estos ahorros podría ser un gran impulso para el consumo del tercer trimestre, lo que pone de manifiesto por qué algunos inversores todavía creen en una recuperación en forma de V.

"Este ahorro involuntario podría gastarse. Dependerá del miedo y la confianza", dijo Donovan. "Hace falta que el miedo al virus y el miedo al desempleo sean bajos. La confianza en la política de los Gobiernos debe ser relativamente alta.

"Al fin y al cabo, son ahorros que mucha gente nunca quiso en primer lugar... al menos en lo que se refiere al ahorro en entretenimiento y servicios".

COLCHÓN DE EFECTIVO

Los datos de la Oficina de Análisis Económico de Estados Unidos de la semana pasada mostraron que la tasa de ahorro personal casi se triplicó en abril, hasta alcanzar un récord del 33%, equivalente a 6,15 billones de dólares, tras haberse duplicado ya en marzo, hasta una cifra de más de 2 billones de dólares. En los seis meses anteriores, la media fue de casi 1,3 billones de dólares, o un poco menos del 8%.

No hay datos directamente comparables para Europa, que aplicó antes los confinamientos, pero la Comisión Europea pronostica que las tasas de ahorro de los hogares casi se duplicarán hasta situarse en el 20% este año. Bank of America, por su parte, apunta a un incremento sin precedentes de más de 300.000 millones de euros en los depósitos bancarios del sector privado de la zona euro en marzo, aunque esas cifras incluirán la acumulación de reservas de las empresas para sobrevivir a la parálisis.

Y el martes, un informe del Banco de Inglaterra mostró que los depósitos de los hogares del Reino Unido aumentaron en 30.000 millones de libras en marzo y abril, en comparación con incrementos mensuales medios de 5.000 millones de libras en los seis meses anteriores. También las devoluciones de créditos al consumo tocaron cifras récord, con un importe amortizado de 7.400 millones de libras solo en abril.

Según Donovan, a pesar de las grandes cifras totales, la distribución es dispersa.

Para muchos trabajadores a los que se les aplicó una suspensión de trabajo temporal en Europa, por ejemplo, los ingresos han sido de un 80% de los niveles normales. Sin embargo, el gasto ha disminuido probablemente en un 20-30% en las principales economías.

Algunos hogares estadounidenses pueden incluso experimentar un aumento temporal de los ingresos semanales al reclamar prestaciones por desempleo de 1.000 dólares semanales, un importe superior a la mitad de todos los salarios. También se está pagando un pago único del Estado de 1.200 dólares.

Sin embargo, los grupos de ingresos más altos tienden a ahorrar más, ya que gastan una parte menor de sus ingresos en alimentos y artículos de primera necesidad. Gran parte de ese gasto discrecional es en servicios como viajes, restaurantes y entretenimiento que en gran medida no han estado disponibles durante la crisis.

RETOQUES EN POLÍTICA MONETARIA

Aunque sigue habiendo grandes incertidumbres sobre la reapertura de las economías, la seguridad del empleo, la trayectoria del virus, los avances hacia una vacuna, las políticas gubernamentales y de los bancos centrales ayudarán a determinar si este dinero sale de las cuentas bancarias tan rápido como llegó.

El economista de Harvard, Kenneth Rogoff, sostiene que la prevención del acaparamiento de efectivo es una de las razones por las que la Reserva Federal de los Estados Unidos debería considerar la adopción de tasas de interés negativas —que en la práctica suponen un coste por no gastar el dinero— como han hecho los bancos centrales europeos.

Otros temen que tipos de interés en cero y en niveles negativos para los depósitos solo sirvan para provocar una situación paradójica, en la que la gente ahorra aún más para compensar los rendimientos perdidos, contribuyendo así a la acumulación de ahorro.

Para los Gobiernos, esta cuestión puede ser también determinante en la aplicación de medidas de ayuda postpandémica. Dado que el consumo privado es el principal impulsor de la actividad económica —hasta el 70% del PIB de Estados Unidos—, los economistas de Barclays afirman que los cambios en las pautas de ahorro podrían neutralizar fácilmente cualquier nueva medida fiscal.

Estos analistas sostienen que el temor a futuras subidas de impuestos para arreglar las finanzas públicas podría incitar a la prudencia de los hogares, en una especie de "equivalencia ricardiana", un fenómeno esbozado por el economista del siglo XIX David Ricardo, quien sugería que el comportamiento de la población en respuesta al ahorro o endeudamiento estatal compensa el impacto de las medidas económicas.

Lo que está claro es que los elevados niveles de ahorro actuales significan que la confianza, o la falta de ella, podría tener un efecto de bola de nieve en la segunda mitad de 2020. Los mercados financieros ya lo están asumiendo.

(El autor es un colaborador de finanzas y mercados de Reuters News. Las opiniones vertidas en esta columna son responsabilidad exclusiva de su autora)

(Por Mike Dolan, Twitter: @reutersMikeD; editado por Catherine Evans; traducido por Tomás Cobos)