Colombia: Duque encara protestas y revuelta legislativa

BOGOTÁ (AP) — Iván Duque juramentó en agosto como presidente de Colombia tras una fácil victoria electoral en la que prometió reactivar la economía con una reducción fiscal a las empresas, así como imponer el orden en las zonas rurales asoladas por el narcotráfico y la violencia entre grupos armados.

Pero al cumplir sus primeros 100 días de gobierno, sus planes para modernizar el país enfrentan protestas estudiantiles y un Congreso rebelde que ha obstruido algunas de sus principales iniciativas.

Incluso sus correligionarios se han pronunciado en contra de una reforma fiscal que el gobierno necesita para recaudar el equivalente a 4.500 millones de dólares que se destinarían a programas sociales, incluidas iniciativas para reintegrar a la sociedad a miles de exguerrilleros.

Duque, de 42 años y tendencia conservadora, también tiene desafíos en el ámbito internacional. Colombia se las ve con la llegada multitudinaria de venezolanos que huyen del derrumbe económico en su país, y Estados Unidos lo presiona para que revierta el aumento de los cultivos de coca que ha elevado a niveles sin precedente la producción del principal insumo para la obtención de la cocaína.

El presidente ha registrado una caída de popularidad que podría debilitar aún más su capacidad para impulsar su agenda política y económica. De acuerdo con un sondeo reciente, apenas 27% de los colombianos aprueba el gobierno de Duque, en comparación con el 52% en agosto.

“No ha podido mantener a nadie contento”, dijo Sergio Guzmán, asesor de riesgo político en Bogotá. “Creo que se está dando cuenta de lo difícil que es gobernar en Colombia”.

Recientemente el gobierno ha sido blanco de la ola de protestas estudiantiles que han alterado la vida en las principales ciudades y derivado en choques esporádicos con la policía. Las diversas organizaciones estudiantiles exigen al gobierno que canalice por lo menos el equivalente a 1.500 millones de dólares a universidades públicas, en las que se han cuadruplicado las inscripciones en las últimas dos décadas.

Hasta ahora Duque se ha comprometido a asignar sólo una tercera parte esa cantidad, argumentando que el gobierno carece de más recursos.

A fin de recaudar más dinero para la educación y programas sociales, Duque propuso aplicar un impuesto al valor agregado de 19% a alimentos básicos como el huevo y la leche. La medida forma parte de una iniciativa fiscal mayor que también elevaría los gravámenes a las grandes herencias y reduciría el impuesto sobre la renta a las pequeñas empresas con la expectativa de que se generen más empleos formales.

El partido Centro Demócratico, al que pertenece el mandatario, se ha opuesto a la iniciativa con el argumento de que gravar los alimentos básicos podría perjudicar a la clase media. Este rechazo deja al gobernante sin apoyo legislativo suficiente para que consiga la aprobación de la medida.

“Debemos fortalecer mucho más el trabajo político en el Congreso”, declaró Duque el viernes durante una entrevista con Blu Radio de Colombia. También exhortó a los políticos a que eviten las tácticas populistas y se comprometan a una discusión “racional” de la iniciativa fiscal.

El gobierno de Duque también ha tenido un inicio complicado en las zonas rurales, donde la violencia se ha incrementado en algunas partes que eran controladas por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, las cuales se desmovilizaron en conformidad con el acuerdo de paz concertado para poner fin a un conflicto armado interno entre las partes que había durado alrededor de medio siglo.

De acuerdo con un informe difundido el viernes por el grupo de investigación Fundación Ideas para la Paz, 36 dirigentes de derechos humanos fueron asesinados en los últimos tres meses en Colombia, el doble que en el mismo periodo del año pasado. El número de desplazados por el conflicto armado aumentó en 20%, agregó.

Gran parte de la violencia está ocurriendo en zonas en las que ahora tiene influencia el Ejército de Liberación Nacional, un grupo rebelde que no ha concertado la paz con el gobierno colombiano.

Las conversaciones de paz con esa organización rebelde quedaron suspendidas durante el gobierno de Duque, que ha dicho que negociará con la insurgencia solo si está dispuesta a poner fin a los secuestros y ataques contra los militares.

Juan Carlos Garzón, analista de conflictos en la Fundación Ideas para la Paz, dijo que Duque tendrá dificultades para reanudar las negociaciones. Su partido exige condiciones más estrictas para el diálogo, como la revocación de la amnistía para los rebeldes implicados en tráfico de narcóticos.

“Este gobierno se eligió con una agenda muy contraria al proceso de paz” con las FARC, declaró Garzón. “Pero cuando Duque llega al poder se da cuenta de que el proceso tiene un amplio apoyo de la comunidad internacional y empieza a acomodarse en ese contexto”.

Duque ha reconocido que muchas de sus propuestas políticas son polémicas. Sin embargo, el viernes pidió a los colombianos que tengan paciencia.

“No voy a dejar de trabajar las 24 horas del día para ganarme el afecto del pueblo colombiano mostrando que somos capaces de transformar realidades”, declaró el mandatario a Blu Radio.