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El colgante que rescató del olvido la historia de una niña muerta en el Holocausto

Un colgante hallado entre los restos de un campo de exterminio en Polonia fue el punto de partida para una reunión familiar de más de 30 personas que nunca antes se habían visto. Provenientes de lugares tan distantes como Japón y Estados Unidos, se reunieron en Fráncfort, Alemania, para rendirle homenaje a una parienta que nunca conocieron: Karolina Cohn, una niña de 14 años muerta durante el Holocausto.

“Nunca tuve familia del lado materno. A partir de anoche, estos muchachos que me dan la mano son mis primos “, dijo a Reuters Shawn Ruby, un maestro de 41 años de Houston, Texas, quien viajó a Alemania después de enterarse de que su abuela era prima hermana de Cohn.

Ruby desconocía que tenía raíces judías, ya que su abuela reprimió su historia cuando emigró a Nueva York, se convirtió al catolicismo y se casó con un marine.

El pendiente que dio pie a esa peculiar reunión fue encontrado durante una excavación arqueológica el año pasado en el campo de concentración de Sobibor, en lo que había sido Polonia ocupada por los alemanes.

Concretamente, fue excavado en el área donde estuvo una cabaña a unos 40 metros de las cámaras de gas, junto a decenas de miles de otros objetos en el lugar donde se cree que los judíos eran obligados a desnudarse y afeitarse la cabeza antes de ser enviados a la muerte.

La prenda llevaba inscrita una fecha de nacimiento, el 3 de julio de 1929, y las palabras “Mazal tov”, la ciudad de Fráncfort, la letra hebrea “hei”( Dios) y estrellas de David.

El colgante llamó de inmediato la atención de los arqueólogos Wojciech Mazurek, de Polonia, Yoram Haimi, de la Autoridad de Antigüedades de Israel y su colega holandés Ivar Schute, por su extraordinario parecido con uno que llevó Anna Frank. Ambas prendas son casi idénticas, y las niñas nacieron con tres semanas de diferencia; Anna Frank era mayor.

Mediante el uso de la base de datos de deportación de judíos del museo israelí Yad Vashem, los investigadores encontraron que el colgante podría haber pertenecido a una niña llamada Karoline Cohn, deportada de Fráncfort a Minsk el 11 de noviembre de 1941.

Intrigado, el empresario Jaim Motzen, residente en Jerusalén, rápidamente inició una investigación genealógica y logró rastrear a los miembros supervivientes de la familia de Karolina: cerca de un centenar.

Aunque se desconoce si Cohn sobrevivió a las duras condiciones del ghetto de Minsk, su colgante llegó a Sobibor entre noviembre de 1941 y septiembre de 1943, cuando el ghetto fue liquidado y los 2.000 prisioneros judíos internados allí fueron deportados al campo de exterminio polaco. Si lo llevaba ella, un familiar o un amigo, sigue siendo un misterio.

Además de Karolina, sus padres y su hermana murieron en el Holocausto.

Como parte del homenaje que congregó a sus familiares, se colocó una “piedra para tropezar” conmemorativa en la entrada de la casa de la familia en Fráncfort.

El proyecto de colocar piedras que llevan inscripciones con nombres y fechas de vida a la entrada de las casas de los judíos exterminados por los nazis es una iniciativa del artista Gunter Demnig, quien lo inició hace unos 20 años.

“Sabemos que Ana Frank llevaba un colgante similar, pero la gente conoce su historia por sus palabras” -dijo en el acto Greg Schneider, vicepresidente ejecutivo de la Conferencia de Reclamaciones, que representa los intereses de las víctimas judías del Holocausto en Alemania y ayudó a rastrear a los familiares de Cohn.

“No tenemos las palabras de Karolina, pero ella se merece lo mismo, ser conocida, recordada”.