Los colegas de un conserje aceleraron su jubilación

En una fotografía proporcionada por Pietro Senna, Alfredo Lupi, el quinto desde la derecha, posa con sus compañeros de trabajo en la fábrica Senna Inox en Graffignana, Italia, el 23 de diciembre de 2021. (Pietro Senna vía The New York Times)
En una fotografía proporcionada por Pietro Senna, Alfredo Lupi, el quinto desde la derecha, posa con sus compañeros de trabajo en la fábrica Senna Inox en Graffignana, Italia, el 23 de diciembre de 2021. (Pietro Senna vía The New York Times)

A los 64 años, Alfredo Lupi, un conserje en una fábrica de Graffignana, una ciudad industrial al sureste de Milán, estaba a menos de tres años de su jubilación, un umbral que estaba al mismo tiempo increíblemente próximo pero imposiblemente lejano.

Un impedimento cognitivo que tenía casi de nacimiento hacía su trabajo más difícil cada día. El padecimiento era tan debilitante que no podía trabajar sin sentir malestar, pero renunciar habría dificultado costear los gastos sin una pensión.

Entonces intervinieron sus compañeros de trabajo.

Una tarde de hace unas semanas, después de que terminó su turno, los empleados de la fábrica Senna Inox se reunieron para develar una sorpresa para Lupi. Se podía retirar antes. De hecho, se podía retirar ya.

Desconcertado al principio, Lupi poco a poco entendió. “Me dieron mi pensión”, expresó visiblemente conmovido. “Gracias”.

Técnicamente, sus colegas le dieron otra cosa: días de vacaciones. Transfirieron parte de las que les correspondían (algunos dieron más días, otros dieron menos, pero todos dieron algunos). Lo que le permitió dejar de trabajar, pero seguir contabilizado en la fábrica Senna Inox y cobrar un salario hasta alcanzar la edad de jubilación: 67 años.

“En los últimos meses, era evidente su cansancio y tenía dificultades para trabajar”, dijo Piera, una de los colegas de Lupi, quien decidió no dar su apellido porque no quería llevarse el crédito. “Este fue un esfuerzo colectivo. Todos sentimos que no hubiera sido justo que renunciara y tuviera que quedarse en casa sin su salario durante dos años”.

La práctica de donar días personales de vacaciones a colegas que los necesitan es cada vez más popular en Italia. En los últimos años, los encabezados en Italia han contado la historia de una madre que recibió el equivalente a tres años para cuidar a su hijo con discapacidad, así como los relatos de días de descanso donados a trabajadores de hospitales que tienen niños pequeños y no tienen tiempo para estar con ellos.

No obstante, el caso de Lupi fue inusual porque todos sus colegas, cincuenta, contribuyeron; con lo que se recolectaron veinte meses de jornadas laborales. “Cedimos un poco de nuestro tiempo libre, sí, pero esto era más importante”, mencionó Piera.

Aun así, pese a toda su generosidad, los empleados no lograron reunir suficientes días. Sin embargo, Senna Inox los completó al aceptar pagarle por el año restante que necesitaba para alcanzar la edad de jubilación.

“Tal vez otros lo ven como un gran regalo, pero nosotros lo vemos como una inversión en solidaridad”, expresó Pietro Senna, uno de los cuatro hermanos que están a cargo de la fábrica fundada por su abuelo en 1950. “No nos estamos privando de nada; todo lo contrario”.

Senna explicó que la gran mayoría de sus empleados en la planta, que diseña y produce equipo para las industrias farmacéutica y alimentaria, trabajan ahí durante toda su carrera.

“Nos agradamos los unos a los otros” y consideramos el trabajo como una misión, opinó. “No podemos llegar a ningún lado sin ellos y estamos ahí cuando nos necesitan”.

Lupi siempre ha sido una figura esencial de Graffignana, que tiene una población de alrededor de 2600 habitantes y es la ciudad en la que creció la estrella de la NBA Danilo Gallinari.

Lupi solía participar en las actividades sociales del pueblo, interpretaba a un pastor en las celebraciones anuales del 13 de diciembre para Santa Lucía, la portadora de luz en la oscuridad del invierno y una santa venerada sobre todo en el norte de Italia, que una parroquia local organiza para los niños. Después, Lupi les llevaba dulces a sus colegas en la fábrica.

“Somos menos de 2600 personas aquí, así que la solidaridad es natural”, indicó Margherita Muzzi, la alcaldesa de Graffignana.

Alessandro Lupi, de 51 años, hermano y colega de Alfredo Lupi en Senna Inox, donde es gerente técnico, mencionó que había quedado perplejo cuando sus colegas le contaron su plan.

“Temía que jubilarse no fuera bueno para él. Necesita tener personas a su alrededor y tal vez estar en casa con nuestra madre acabaría por aislarlo”, señaló.

No obstante, Senna le aseguró que su hermano podría ir de visita cuando así lo deseara.

“Dijo que las puertas siempre están abiertas para Alfredo y también lo están sus brazos”, concluyó Alessandro Lupi.

© 2021 The New York Times Company