Colas, hambre y miedo en Gaza

Largas colas para comprar un trozo de pan en las calles de Al Kariba, al oeste del campo de refugiados de Jan Yunis, en la Franja de Gaza. Esta imagen era impensable hace apenas tres semanas. Después vino el ataque terrorista de Hamás y, en respuesta, el completo bloqueo y los innumerables bombardeos israelíes. La vida de dos millones de personas ha dado un giro inimaginable.

"Somos desplazados del norte de la Franja de Gaza, aproximadamente 80 personas dentro de la casa. Todos los días vengo desde las 4 de la mañana y espero cinco horas hasta que consigo mi ración de pan. Todos los días escucho noticias de bombardeos junto a las panaderías, en el calles, o incluso en casas compartidas, y me da miedo salir. Incluso si no hay bombardeos, salgo de casa al amanecer y escucho el sonido de los aviones de reconocimiento que siempre están volando sobre nosotros. Me da más miedo ese sonido que me hace sentir que siempre estoy bajo vigilancia. Esto es un verdadero horror, pero no hay alternativa. Necesitamos comida y pan", lamenta Ibrahim Sorour, desplazado en la localidad de Jan Younis.

El bloqueo israelí ha provocado graves problemas de suministro a la avalancha de desplazados que han buscado refugio en el sur de la Franja. Pero según la ONU, unas 30000 personas desplazadas han regresado al norte del territorio en los últimos días debido a los incesantes bombardeos en el sur.

"Por Dios, los sonidos de los bombardeos cerca de nuestra casa nos causaron terror. Huimos de nuestras casas y no nos llevamos nada. Al día siguiente supimos que nuestra casa había sido destruida y ahora no tenemos absolutamente nada. Sin refugio, ni colchones, ni almohadas, nada. Ahora estoy esperando en esta fila. Hasta que consiga agua, no tenemos comida ni nada, y no podemos llevarnos nada de nuestras casas…”, explica Shifa Tabsh, desplazada dentro de la Franja.

"Los residentes de la Franja de Gaza se enfrentan a una catástrofe humanitaria con muy malos resultados, debido a la falta de suministro de agua. No hay agua para bombear a las tuberías, ni a través de pozos ni distribución alguna. No tenemos reservas de combustible, y no hay Tampoco hay electricidad. Por lo tanto, nos enfrentamos a una catástrofe humanitaria si el mundo y todos no intervienen. Él tiene la responsabilidad a partir de entonces", asegura Saeb Laqan, del departamento de agua de Jan Yunis.

El agua está racionada: 300 mililitros por persona y día. Al caer la noche, la oscuridad se apoderará de Jan Younis, pero sus habitantes difícilmente podrán conciliar el sueño entre las explosiones.