Un extraño cuadro de Trump tomando Diet Coke con Lincoln, Nixon y Reagan está colgado en la Casa Blanca

Hay quien tiene proclividad a la autoexaltación y los gobernantes y políticos se sitúan en un lugar prominente entre quienes gustan de la lisonja. Donald Trump ciertamente es uno de los máximos exponentes contemporáneos de ello, desde su época de magnate inmobiliario y celebridad televisiva hasta hoy, en su calidad de presidente de Estados Unidos.

Un cuadro que cuelga en una pared de la Casa Blanca lo ejemplifica de un modo tan singular que hasta el propio pintor se ha maravillado.

'El club republicano', cuadro de Andy Thomas en el que se muestra a nueve presidentes republicanos que se reúnen para beber y charlar, entre ellos Donald Trump (quien, por cierto, tiene colgada esa pintura en una pared de la Casa Blanca). (Archivo Yahoo)
‘El club republicano’, cuadro de Andy Thomas en el que se muestra a nueve presidentes republicanos que se reúnen para beber y charlar, entre ellos Donald Trump (quien, por cierto, tiene colgada esa pintura en una pared de la Casa Blanca). (Vía The Telegraph)

La pintura retrata un momento de fantasía: en torno a una mesa, nueve presidentes republicanos conviven mientras beben, charlan relajados y sonríen. Se trata, en orden cronológico de mandato, de Abraham Lincoln, Theodore Roosevelt, Dwight Eisenhower, Richard Nixon, Gerald Ford, Ronald Reagan, George Bush Sr., George W. Bush y Donald Trump. Todos se ven sonrientes y Trump, de camisa blanca y corbata roja, lo hace de modo un tanto rígido, al menos comparado al mayor desenfado de otros de los parroquianos presidenciales.

Aunque no habría indicación del hipotético contenido de la charla de ese encuentro fantástico, hay quien podría pensar que los presentes ríen de alguno de los chistes que, se dice, Lincoln era ávido de contar. Y en el fondo, aunque menos evidentes por el difuminado de la pintura, miran la reunión presidencial, quizá envidiosos de la fama del siglo XXI, los que serían otros ocupantes de la Casa Blanca de cuño republicano, entre ellos Ulises Grant, William Taft, Herbert Hoover, Warren Harding y Calvin Coolidge.

El cuadro, titulado ‘The Republican Club’ (El club republicano), es obra de Andy Thomas, quien se ha caracterizado por realizar ese tipo de pinturas, ya sea de reuniones de presidentes o retratos individuales de ellos. Y aunque en ese cuadro aparecen mandatarios republicanos, él también ha hecho otros donde los protagonistas son presidentes demócratas. De acuerdo a The Daily Beast, Thomas ha pintado varios cuadros de esa suerte de oníricas reuniones de presidentes republicanos o demócratas en una partida de billar o jugando al póker.

Con la llegada de Trump a la Casa Blanca, Thomas decidió hacer una nueva versión de su serie para incluir al actual presidente. “Trump es difícil de pintar”, comentó Thomas al citado portal, al parecer por el color de su piel y la expresión de su sonrisa.

Al respecto, Thomas dijo a Time que la sonrisa de Trump es “realmente grande y eso es bueno para una caricatura pero no necesariamente” agradable para él. “Tuve que encontrar una foto en la que él parece estar oyendo algo realmente gracioso, entonces eso luce como una sonrisa genuina”, indicó el pintor.

Y Thomas reveló que fue Darrell Issa, congresista republicano por California que posee algunos cuadros hechos por él, quien lo dio la pintura a Trump.

Las apreciaciones e interpretaciones sobre ese cuadro han sido abundantes. El propio Trump, le dijo Thomas a The Daily Beast, le llamó “para decirme lo mucho que le gustaba” la pintura, con el añadido de que Trump le habría comentado que “ha visto muchos retratos de él y rara vez le gustan”.

Según dijo Thomas a The Washington Post, lo que Trump bebe en el cuadro es una Diet Coke, Reagan una suerte de bebida frutal, Bush hijo un vaso de té helado, Nixon vino y Lincoln solamente agua.

En el fondo, junto a los otros presidentes republicanos que no fueron invitados a la mesa figura la silueta de una misteriosa mujer. “Es la que será la primera presidenta republicana. Hice lo mismo en el cuadro de los demócratas”, contó Thomas.

En redes sociales los comentarios han sido variados. Algunas personas simplemente expresan su sorpresa de que ese cuadro cuelgue en la Casa Blanca.

Otros usuarios encuentran todo el asunto de mal gusto u opinan que posiblemente Lincoln esté “cambiando de filiación partidista en su tumba”.

Usuarios más punzantes aluden a otra serie de cuadros, esta de perros jugando a las cartas, para suscitar nuevas comparaciones.

Y algunos artistas del meme se divierten añadiendo, de su cosecha y gracias al Photoshop, a otros inusitados e inesperados comensales.

En todo caso, no se trata para nada de obras maestras de la pintura, aunque los cuadros de Thomas tienen su gracia y popularidad. Pero hay usuarios, comentó The Daily Beast, que han reaccionado con reproche y calificado al cuadro –o posiblemente al acto de Trump de colgarlo en la Casa Blanca– como un ejemplo de mal gusto y hasta de “blasfemia”.

Al respecto de esas críticas, sobre ese y otros de sus cuadros de fantasía presidencial, Thomas dijo al Post que “me he acostumbrado a ello. Es un poco desalentador que a veces la gente sea tan venenosa, pero así son las cosas. Yo solo pinto y eso es una buena vida”.

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