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La pasión después de los 60 años se cuece a fuego lento

El sexo no tiene fecha de caducidad. El deseo y el placer no se extinguen automáticamente cuando traspasamos cierto umbral de la vida. Podemos seguir disfrutando de nuestra sexualidad a los 60 años o más.

Un estudio realizado en la Universidad de Chicago reveló que, si bien la frecuencia de la actividad sexual disminuye, la mayoría de las personas quieren y necesitan tener sexo después de los 60 años e incluso hasta bien entrados los 80.

Sin embargo, también hay etapas en las que la actividad sexual se interrumpe, ya sea por divorcio, la muerte de la pareja, un bajón de la libido por causas hormonales o incluso debido a años de monotonía sexual. En esos casos, recuperar la intimidad puede convertirse en un camino minado por los temores e inseguridades.

El sexo
El sexo después de los 60 años se enfoca más en el viaje que en el destino. [Foto: Getty Images]

Comprensibles temores e inseguridades mutuas

Retomar la vida sexual después de los 60 puede representar un desafío para muchas personas. Es comprensible que te sientas nerviosa e insegura. De hecho, es perfectamente normal si no has tenido una relación o ni siquiera has pensado en ello en mucho tiempo. Sin embargo, piensa que probablemente la otra persona también está experimentando sentimientos similares.

Se ha comprobado que partir de los 60 años los hombres tienen tres veces más probabilidades de sufrir problemas de erección y una disminución de la libido. Por tanto, la inseguridad, la ansiedad de desempeño, las dudas sobre la imagen corporal, el temor a haber perdido la sensibilidad o incluso la angustia por no saber cómo desenvolverse en la intimidad suelen ser mutuos. Comprender que cada quien arrastra sus “demonios interiores” os permitirá trataros con mayor benevolencia para afrontar juntos esa una nueva etapa.

Cuando la vergüenza entra por la puerta, la libido escapa por la ventana

No es fácil ponerse delante del espejo y verse de arriba abajo sin intentar meter tripa o girarse en un ángulo más favorecedor, sobre todo después de los 60 años, cuando “todo cuelga”, como dijo Emma Thompson en su última película.

Con los años el cuerpo va cambiando. Esas transformaciones pueden hacer que pierdas la confianza, sobre todo en una sociedad que ensalza la juventud. Sin embargo, si te obsesionas con las estrías, las arrugas o la flacidez terminarás desarrollando una imagen negativa de ti, lo cual te cohibirá, llenará de inseguridad e impedirá disfrutar plenamente de la sexualidad.

Haz el ejercicio que recomienda Thomson: “sólo acércate a un espejo, quítate la ropa y no te muevas. Mírate, acéptate y no te juzgues”. Quizá sea una de las cosas más difíciles que hagas en tu vida porque en ninguna otra circunstancia eres más vulnerable que cuando te miras a ti misma. Sin embargo, aprender a no juzgar tus formas y enfocarte en la maravillosa capacidad de tu cuerpo como fuente de placer, te brindará una seguridad y confianza que no podrás conseguir ni con mil cursos de autoestima.

Emma Thompson en una escena de la película
Emma Thompson en una escena de la película "Buena suerte, Leo Grande". [Foto: Searchlight Pictures / Cortesía Everett Collection]

Ampliar la manera de concebir – y practicar – el sexo

Cuando somos jóvenes, el sexo suele ser más frenético, apasionado y explosivo. A medida que el cuerpo se ralentiza, el sexo también lo hace. La pasión se cuece a fuego más lento. Sin embargo, eso no significa que las relaciones sexuales no puedan ser satisfactorias y placenteras.

No obstante, es importante cambiar la manera en que se concibe el sexo. Ante todo, hay que olvidarse de las estadísticas o estándares sexuales – incluso de los propios. Desecha tus viejos guiones sobre la frecuencia adecuada, el ritmo y las pautas del acto sexual, el tiempo que debe tardar o la manera de llegar al orgasmo. Recuerda que el sexo no se limita al coito. Los juegos eróticos no son algo que se hace antes del sexo, también forman parte del sexo.

Tener demasiadas expectativas o un guion muy rígido sobre lo que debe pasar en un encuentro sexual solo servirá para alimentar la ansiedad de rendimiento, un problema que disminuye la capacidad para disfrutar y experimentar placer y que afecta por igual a hombres y mujeres. De hecho, después de los 60 años aproximadamente el 34% de las mujeres tienen dificultades para llegar al clímax.

Por tanto, si quieres recuperar tu vida sexual, quizá sea mejor que dejes ir las expectativas y durante los primeros encuentros os dediquéis a exploraros físicamente y conectar emocionalmente, sin la presión del coito y de tener una erección o un orgasmo. Recordad que quizá necesitéis más tiempo para descubrir lo que os excita y proporciona placer. No es algo negativo. Al contrario, descubriréis que después de los 60 años el sexo versa más sobre el viaje y menos sobre el destino.

Una vida sexual plena es una enorme fuente de bienestar en la tercera edad. [Foto: Getty Images]
Una vida sexual plena es una enorme fuente de bienestar en la tercera edad. [Foto: Getty Images]

Hablar de sexo, de los miedos y de todo lo demás con honestidad

Muchas mujeres comienzan a evitar el sexo después de los 60 años porque les resulta doloroso. Los hombres lo rehúyen por problemas de erección. Sin embargo, a ambos les da vergüenza admitirlo. Como resultado, muchas parejas dejan de tener relaciones sexuales en silencio. No hablan de ello, de manera que el sexo se convierte en un elefante en la habitación que ninguno aborda por miedo a presionar al otro.

El problema es que a menudo no solo desaparece el sexo sino también la cercanía física. Ambos se cohíben porque no quieren que malinterpreten sus muestras de cariño como un intento de acercamiento sexual. Por supuesto, una relación puede sobrevivir sin sexo, pero no será satisfactoria sin muestras de amor.

En estos casos, lo más habitual es que ambos tengan miedo de decepcionar al otro, pero aún les apetece el contacto físico y la intimidad. Por tanto, lo mejor es hablarlo con honestidad. De hecho, las parejas que tienen una vida sexual satisfactoria son aquellas que mantienen una buena comunicación.

No es tan difícil. A veces basta decir: “hace mucho tiempo que no tenemos sexo y lo echo de menos. ¿Podemos hablarlo?”. Expresa tus deseos y expectativas, así como tus temores e inseguridades. Mostrar tu lado más vulnerable animará a tu pareja a compartir sus miedos y tu interés reforzará su autoestima. Quizá os estáis perdiendo la posibilidad de explorar una sexualidad más erótica y pausada solo porque no os atrevéis a hablar de ello.

La clave para seguir disfrutando del sexo a cualquier edad consiste en mantener la mente abierta, ir ajustando las expectativas y seguir explorando nuevos caminos para encontrar placer. No hay razón para reprimir el deseo, sobre todo porque una vida sexual plena es una fuente de bienestar sustancial en la tercera edad. ¡Lo dice la ciencia!

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