Yahoo Noticias Claves para entender el escándalo de corrupción de la firma Odebrecht
Carlos Para Yahoo Noticias por Carlos González Nieto
Cuando el magnate brasileño de la construcción Norberto Odebrecht falleció en Salvador de Bahía a los 93 años, el 19 de julio de 2014, una nube gris pendía sobre el emporio que lleva su nombre y que había fundado 7 décadas atrás. Brasil se acababa de despedir como anfitrión de la Copa del Mundo de Fútbol, cuyo partido inaugural se llevó a cabo en el flamante estadio Arena Corinthians de Sao Paulo, construido por la Organización Odebrecht pero entregado sin concluir. Al momento de morir su fundador por problemas cardiacos, el conglomerado dirigido por su nieto Marcelo estaba a punto de entrar en la mira de la justicia.
Cuatro meses antes, la Policía Federal había arrestado al ex director de refinación y abastecimiento de la petrolera estatal Petrobras, Paulo Roberto Costa, por su directa implicación en una vasta red de corrupción con ramificaciones internacionales, de la que más tarde saldría a relucir el nombre de Odebrecht, el mayor consorcio de América Latina en el ramo de la construcción.
La Organización Odebrecht
Fundada en 1944 por el ingeniero Norberto Odebrecht, se trata de un conglomerado global presente en Brasil y en otros 25 países. Su núcleo de negocios es la ingeniería y la construcción, pero se ha diversificado hasta abarcar actividades en agroindustria, medio ambiente, transporte, acueductos, astilleros, petróleo y tecnología para el desarrollo de la industria de defensa, entre otras. El grupo ha cobrado especial relevancia en la industria petroquímica a través de Braskem, la mayor productora de resinas termoplásticas de todo el hemisferio americano, con 36 unidades industriales ubicadas en Brasil, EEUU y Alemania.
Según su propio sitio web, Odebrecht emplea a 128 mil personas de 70 nacionalidades y para el ejercicio fiscal de 2015 obtuvo ingresos brutos por unos 41.000 millones de dólares.
Operación “Lava Jato”
Literalmente: Operación Autolavado. Fue el nombre con el que las autoridades brasileñas anunciaron el descubrimiento de una red de lavado de dinero en marzo de 2014. Luego de identificar y arrestar como elemento fundamental del entramado a Alberto Youssef, un cambista con antecedentes por blanqueo de capitales, los inspectores de la Policía Federal detuvieron a Paulo Roberto Costa, ex director de refinación y abastecimiento de Petrobras, quien adjudicaba contratos a cambio de sobornos. El dinero de estas coimas era “lavado” en gasolineras, lavanderías y hoteles y luego transferido a Hong Kong y otras regiones de China a través de empresas “fachada”.
En plena fiesta futbolística mundial, Costa negaba su participación en el esquema, pero el peso de las evidencias lo hizo colaborar con el Ministerio Público Federal y se acogió al beneficio de “delación premiada”. Este le permite una reducción de la pena y hasta la posibilidad de cumplirla bajo arresto domiciliario, a cambio de revelar información sobre las personas y empresas involucradas en el tejido de corrupción.
Odebrecht en la jugada
Desde el año 2003, cuando la expresidenta Dilma Rousseff era ministra de Energía bajo la administración de Luiz Inácio Lula da Silva, Petrobras comenzó a licitar los contratos de sus obras con empresas de construcción e ingeniería brasileñas, en sintonía con la política de “Compre Nacional”, con la que el Gobierno buscaba estimular la economía interna y la generación de empleos.
Los datos aportados por reos protegidos condujeron a dos de las más grandes constructoras de Brasil, Odebrecht y Andrade Gutierrez, cuyos presidentes fueron arrestados en junio de 2015, un año después de finalizado el Mundial de Fútbol y en plenos preparativos para otra megafiesta deportiva: los Juegos Olímpicos de Río. Ambos serían acusados de pagar comisiones ilegales para la obtención de contratos con Petrobras.
Marcelo
Nacido en 1968 y graduado como ingeniero civil en la Universidad Federal de Bahía, Marcelo Odebrecht se desempeñaba desde 2008 como presidente ejecutivo del gigante empresarial fundado por su abuelo Norberto. Durante la presidencia de Dilma Rousseff la firma constructora llegó a convertirse, según las palabras del analista Héctor Schamis, casi en una suerte de “cancillería paralela”, toda vez que sus contratos de grandes obras públicas en el extranjero, particularmente en América Latina y África, parecían ser parte de la nueva política exterior del país.
No en balde el nuevo puerto de Mariel, en Cuba, financiado por Brasil y construido por Odebrecht a un costo de 900 millones de dólares –la mayor obra de infraestructura de la isla en décadas–, fue inaugurado con gran pompa el 27 de enero de 2014 con la presencia de la primera mandataria brasileña, Raúl Castro, Nicolás Maduro y Marcelo Odebrecht, estos dos últimos en impecable guayabera blanca. En esa ocasión, Dilma no escatimó elogios para Marcelo.
Frente a la justicia
Marcelo Odebrecht fue arrestado el 19 de junio de 2015 y un mes después acusado por su participación en actos de corrupción vinculados a la compañía estatal Petróleo Brasileiro S.A., Petrobras. Delatores que colaboran con la justicia de Brasil, como Alberto Youssef y Paulo Roberto Costa, detenidos desde marzo de 2014, lo habrían señalado como uno de los miembros más prominentes del “cartel” de contratistas de la empresa petrolera. Su detención fue parte de la Operación “Lava Jato”, una investigación federal de amplio espectro en torno a la maraña de sobornos a políticos y directivos de Petrobras a cambio de contratos con esta última.
Cinco días después de su arresto, Emilio Odebrecht, padre de Marcelo y ex presidente del consorcio familiar, declaró a la revista Época de Brasil: “Tendrán que construir tres celdas más: para mí, Lula y Dilma”, esto en caso de que su hijo terminara condenado a la cárcel.
La condena
El 8 de marzo de 2016 Marcelo Odebrecht fue condenado a 19 años y 4 meses por el juez federal Sergio Moro, quien lo halló culpable de pagar más de 30 millones de dólares en coimas a funcionarios de Petrobras para ser favorecido en las licitaciones de esta empresa estatal. Según la sentencia, el empresario, quien ya había renunciado en diciembre de 2015 a la presidencia de la Organización Odebrecht, incurrió en los crímenes de asociación para delinquir, blanqueo de capitales y corrupción pasiva.
Sobornos off-shore
El escándalo de corrupción de Odebrecht trascendió las fronteras de Brasil y tuvo su réplica judicial en Suiza y Estados Unidos. Aunque no se ha verificado ningún pago de sobornos en estas dos naciones, las autoridades suizas y estadounidenses están facultadas por sus propias legislaciones para entablar procesos penales contra compañías extranjeras que incurran en casos de corrupción en terceros países, en caso de que tales compañías tengan algún vínculo con Estados Unidos o Suiza, como es el caso de Odebrecht.
Según el Departamento de Justicia estadounidense, que ya ha calificado el affaire Odebrecht como “el mayor caso de sobornos extranjeros de la historia”, esos terceros países serían por ahora, además de Brasil, otros 9 de América Latina, según lo habría revelado la propia compañía brasileña.
Mea culpa
Siguiendo el ejemplo de sus amigos y reos Paulo Roberto Costa y Alberto Youssef, el empresario Marcelo Odebrecht accedió a colaborar con las autoridades brasileñas e internacionales revelando información para desmantelar la red de sobornos a cambio de una eventual reducción de su pena.
El 21 de diciembre de 2016, Odebrecht reconoció ante los tribunales de Estados Unidos que la firma había pagado sobornos por hasta 788 millones de dólares con el objeto de conseguir contratos para más de 100 proyectos de infraestructura en distintos países de América Latina.
El consorcio constructor y su filial petroquímica Braskem, además de admitir su culpabilidad, acordaron pagar a las autoridades de Brasil, de Estados Unidos y de Suiza un monto conjunto de 4.500 millones de dólares en multas, al tiempo que publicaron en su sitio oficial de internet un comunicado en el que se lee lo siguiente: “Odebrecht se arrepiente profundamente de su participación en las conductas que condujeron a este acuerdo de resolución y pide disculpas por violar sus propios principios de honestidad y ética”.
Unidos por la corrupción
El informe dado a conocer por el Departamento de Justicia estadounidense no precisa los nombres de las personas que habrían recibido las coimas de Odebrecht, pero sí habla de países, montos y años:
Brasil: US$ 349 millones desde 2009.
Argentina: US$ 35 millones entre 2007 y 2014.
Colombia: US$ 11 millones entre 2009 y 2014.
República Dominicana: US$ 92 millones entre 2001 y 2014.
Ecuador: US$ 33,5 millones entre 2007 y 2016.
Guatemala: US$ 34 millones entre 2013 y 2015.
México: US$ 10,5 millones entre 2010 y 2014.
Panamá: US$ 59 millones entre 2010 y 2014.
Perú: US$ 29 millones entre 2005 y 2014.
Venezuela: US$ 98 millones entre 2006 y 2015.
Reacciones
Mientras las investigaciones continúan en Brasil, las reacciones en el resto del subcontinente han variado:
Argentina está estudiando las acusaciones.
En Colombia, el Gobierno aseguró que cancelaría de manera unilateral sus compromisos con Odebrecht si se comprobaba el pago de sobornos en la adjudicación de contratos. Por lo pronto, es el primer país de la región, después de Brasil, donde ya se han producido dos arrestos relacionados con el caso: un ex viceministro de Transporte del gobierno de Álvaro Uribe y un exsenador.
En República Dominicana, la Procuraduría General afirmó que “actuará con toda responsabilidad”. Las oficinas de Odebrecht fueron allanadas el 18 de enero de 2017.
En Ecuador, el gobierno de Rafael Correa desestimó las denuncias y aseguró que ya la constructora brasileña había sido expulsada del país en el año 2008 por “mala gestión”. No obstante, las autoridades anunciaron una investigación.
En Guatemala, la Fiscalía anunció que pedirá el apoyo de Estados Unidos para investigar el caso.
En México, la Secretaría de la Función Pública señaló que actuará de inmediato recopilando la información necesaria conjuntamente con la petrolera estatal Pemex.
En Panamá, el gobierno de Juan Carlos Varela dio su “apoyo total” a las investigaciones ya iniciadas por el Ministerio Público.
En Perú, el presidente Pedro Pablo Kuczynski declaró que él no había recibido ningún soborno ni sabía nada, al tiempo que apoyó una “profunda investigación”.
En Venezuela, la Asamblea Nacional ya abrió una investigación de las denuncias y le pidió a Odebrecht, vía Twitter, que publicara los nombres de los funcionarios que habrían recibido sobornos.
Todo parece indicar que el escándalo de corrupción de la Organización Odebrecht tiene aún mucho más por revelar.
