Cientos de niños sufren abuso sexual en campamentos de verano en EEUU

Los numerosos y perturbadores casos de abusos sexuales perpetrados por sacerdotes y pastores han consternado a la sociedad a escala global tanto por la devastación que los depredadores causaron a sus víctimas, muchas de ellas menores de edad, como por la cobertura e impunidad que muchos de ellos recibieron por décadas de parte de las autoridades eclesiales.

Ahora, ha comenzado a desvelarse otro escenario inquietante: de acuerdo a un reportaje de CBS News, cientos, quizá miles, de niños habrían sufrido abuso en Estados Unidos en campamentos de verano y similares a manos de coordinadores y consejeros de esas actividades en las que muchos menores pasan muchos días, a veces semanas, en entornos que se supone son seguros y formativos, pero que en algunos casos se han convertido en pesadilla.

Según la citada televisora, al menos 578 personas han sido víctimas de abuso sexual en campamentos para niños en los últimos 55 años, y 21 de esos casos se dieron durante 2018. Y se teme que haya muchos más casos, pues con frecuencia las víctimas no presentan denuncias y los abusos quedan, así, en el silencio y la impunidad.

Un menor relata a un psicólogo el abuso sexual que sufrió a manos del consejero del campamento de verano en el que participó en 2009 en Texas. (Captura de video/ CBS News)
Un menor relata a un psicólogo el abuso sexual que sufrió a manos del consejero del campamento de verano en el que participó en 2009 en Texas. (Captura de video/ CBS News)

Un testimonio al respecto fue obtenido por la reportera Jerika Duncan de CBS. Una madre, cuya identidad y la de su hijo han sido mantenidas en el anonimato, dijo que en 2009, mientras el menor estaba en un campamento, uno de los consejeros abusó de él sexualmente. La familia reside en Texas y el chico reveló que en el campamento de verano en el que participaba “después de que tomabas una ducha, te cubrías con una toalla y él [el consejero] no quería que vistieras ropa interior debajo”. Entonces, contó el menor, el consejero inspeccionaba a los niños debajo de la toalla: “no miraba debajo, solamente encajaba su mano…”.

Esa experiencia, en sí escalofriante y abusiva, afectó de tal manera al niño que cuando volvió a casa tras el final del campamento “era totalmente diferente. Él solo quería recostarse en el sofá”, contó su madre. ¿Cuántos otros menores sufrieron lo mismo en ese campamento? ¿Cuántos en otros a lo largo de los años?

La cifra de 500 en varias décadas, o 21 en este año, es en sí estremecedora, y eso se refuerza ante la ruda posibilidad de que la cantidad de víctimas y depredadores sean mucho más numerosa.

Según CBS, pasaron 10 meses antes de que el chico revelara el abuso que sufrió a su madre y reveló la identidad del consejero al que responsabilizó de ello: Matthew Bovee.

“Quise vomitar”, contó la madre cuando escuchó la revelación de su hijo.

Este caso en cierto modo reveló públicamente la magnitud de los abusos y de los riesgos, pues a la cantidad de víctimas que han sido identificadas hay que añadir que, simplemente, no ha habido modo de saber cuántos depredadores sexuales trabajan en campamentos al cuidado de niños. El silencio y la impunidad citadas son una parte, pero la otra es que no hay regulaciones legales suficientes para exigir revisiones de antecedentes a las personas que laboran en esas actividades.

Como indicó CBS, ocho estados no exigen que campamentos en los que niños pasan la noche cuenten con licencia y 18 estados no obligan a que se revisen los antecedentes de los consejeros que en ellos trabajan. Por añadidura, dado que una parte importante de esos trabajadores, unos 20,000 según CBS News, son extranjeros, las revisiones de antecedentes que en ellos se realizan podrían no detectar lacras de su pasado.

En este punto, cabe suponer que la gran mayoría de esos consejeros son honestos y respetuosos. Pero entre ellos habría una cantidad de depredadores sexuales cometiendo crímenes en una magnitud que por lo indicado parece grave, lo que pinta un ominoso panorama.

Y aunque no es la principal razón por las que personas llaman, por ejemplo, a la línea telefónica para reportar problemas de la American Camp Association, entidad que ha acreditado a más de 2,400 campamentos en Estados Unidos, el tema del abuso sexual es de los más importantes, con un 15% de las llamadas (cerca de 150 al año). La gravedad de las alegaciones, sospechas o denuncias de abuso sexual contra menores, hace que esa cifra sea en realidad preocupante.

En el caso del menor que dio su testimonio a la CBS, el consejero señalado como responsable, Matthew Bovee, fue acusado penalmente y al final se declaró culpable de lesionar a un menor. Pero sólo recibió una pena de 10 años de libertad condicional y si llegó a ir a la cárcel se debió a que violó los términos de su sentencia.

Y la demanda que la familia del menor interpuso contra el campamento donde se dieron los hechos, Camp La Junta, en Texas, se cerró con una indemnización no revelada que el campamento pagó a los demandantes.

La exigencia de que esos campamentos cuenten con estándares y protecciones de mucho mayor nivel es un clamor creciente y, en realidad debe ser un imperativo moral y legal. Esos campamentos pueden ofrecer una formación extraordinaria y memorias inolvidables a sus participantes, pero abusos sufridos durante ellos pueden marcar para siempre a las víctimas. Son delitos que no pueden ser tolerados y deben ser prevenidos y encarados de modo frontal.

Por ejemplo, la American Camp Association ofrece 10 consejos a sus agremiados y a las familias que participan en ellos para reconocer y encarar el abuso sexual:

  • Entender los hechos en torno al abuso para comprender que es una realidad y un riesgo patente: 1 de cada 4 niñas y uno de cada 6 niños son víctimas de abuso antes de cumplir 18 años, según cifras del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos.

  • Reportar toda sospecha de abuso a las autoridades, tanto por el bien de las víctimas reales o potenciales como de los propios consejeros y sus campamentos.

  • Establecer un proceso de selección riguroso para el personal y los voluntarios que laboran en los campamentos, un proceso que debe incluir revisiones de antecedentes penales, verificación de referencias y entrevistas directas.

  • Dar al personal y voluntarios del campamento un entrenamiento apropiado para reconocer los signos de abuso y saber cómo prevenirlos y encararlos.

  • Establecer y aplicar normas y prácticas de seguridad en el campamento, sobre todo para prevenir que un campista se quede solo con un consejero y esclarecer que no debe darse contacto físico entre ellos, incluso al grado de reiterar lo que sí es aceptable (saludos de mano o abrazos) y lo que no.

  • Prestar especial atención y vigilancia a lo que sucede en baños, áreas de ducha, piscinas y dormitorios.

  • Ser ejemplo de comportamiento respetuoso y promoverlo. Se debe evitar y en su caso censurar comentarios o bromas con contenido sexual explícito y mostrar cero tolerancia ante el abuso. El personal del campamento debe abstenerse de actitudes sexualmente sugerentes, incluido el vestido, y no realizar comentarios sobre sus actividades sexuales u otras conductas que resulten inapropiadas.

Sigue a Jesús Del Toro en Twitter: @JesusDelToro