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Científicos españoles descubren cómo se reconcilian las orcas

Orca en Loro Parque, Tenerife
Orca en Loro Parque, Tenerife

Saber manejar los conflictos y disputas que surgen entre los diferentes miembros de un grupo o una familia es fundamental para las especies con una compleja vida social. Disponer de rituales, gestos y actitudes que limen asperezas y mantengan la paz entre el grupo resulta crucial, sobre todo en animales que viven en espacios reducidos o en cautividad. Las orcas (Orcinus orca) poseen un rica y compleja vida social, de la que apenas sabemos nada puesto que es casi imposible estudiarla en mar abierto. Las investigaciones realizadas con orcas en cautividad, como las que se encuentran en las instalaciones acuáticas de Loro Parque, en Tenerife, representan una de las pocas oportunidades que tenemos para conocer mejor a estos grandes mamíferos acuáticos.

Esta semana se ha publicado, en el journal Zoo Biology, un detallado artículo que describe por primera vez los mecanismos y conductas que utilizan las orcas para reconciliarse después de un conflicto en la manada. Para analizar el estudio, contactamos con uno de sus autores, Javier Almunia, doctor en ciencias del mar y director de la Fundación Loro Parque.

“El primer paso fue realizar un extenso seguimiento de los comportamientos de las seis orcas que en aquel momento teníamos en el Parque: Keto, Tekoa, Kohana, Skyla, Morgan y Adán”. El sistema multi-piscina de Loro Parque, con 22.500 metros cúbicos de agua, es el mayor de Europa y está equipado con diferentes tecnologías de observación y grabación, incluyendo una cámara, suspendida en la viga central, capaz de seguir los movimientos de cualquier animal por las diferentes piscinas. “En total recogimos más de 100 horas de grabaciones con las que pudimos elaborar un completo etograma, es decir un catálogo con todos los comportamientos posibles que durante las últimas décadas de estudio se han identificado en orcas”.

Los “etogramas” son las herramientas más utilizadas a la hora de investigar el comportamiento de cualquier especie. Se observa las conductas y se anota cada actuación realizada por los ejemplares a estudio, ya sea en solitario o en compañía de otros animales. En el caso de las orcas los resultados son realmente interesantes.

En primer lugar, las orcas mantienen una vida social muy tranquila. Los comportamientos agresivos o conflictivos representan menos de un 1% del tiempo observado, es decir, las orcas poseen una gran estabilidad en el grupo y en realidad los conflictos solo ocupan una parte muy pequeña de su vida social. Dentro de ese pequeño porcentaje de actitudes agresivas o polémicas lo más habitual son los empujones (50%), persecuciones (30%) y mordiscos (5%). “Una jerarquía bien establecida evita muchos conflictos y ayuda a que la paz reine entre los diferentes miembros del grupo”.

Aunque los encontronazos y polémicas sean poco frecuentes, la clave de la investigación se centra ahora en cómo solucionan las orcas esos momentos de tensión. Entre las diferentes conductas de reconciliación, es decir, los actos amistosos que se realizan después de una agresión o conflicto la más frecuente consiste en volver a nadar juntos de manera sincronizada. El estudio indica que las disputas y conflictos entre orcas no suelen durar mucho y los actos amistosos de reconciliación se suelen dar dentro de los tres minutos siguientes al conflicto. Un patrón de conducta y unos tiempos muy similares a los observados en delfines o chimpancés.

“Generalmente los conflictos sociales dependen mucho de la estructura social. Cuando hay un grupo estable, con una matriarca sólida de la que nadie discute su liderazgo, los conflictos son menores y no suelen durar demasiado tiempo. En este tipo de grupos más cohesionados los conflictos se resuelven rápidamente y la vida social vuelve a sus cauces pacíficos en pocos minutos. Hemos observado que cuando se produce alguna conducta agresiva (persecuciones, empujones o golpes con la cola), inmediatamente después tiene lugar otro comportamiento afiliativo o amistoso que busca hacer las paces", explica Almunia. “Para que el estudio sea estadísticamente significativo hemos comparado las conductas amistosas en momentos aleatorios y hemos observado que estos comportamientos afiliativos aumentan un 31% en los tres minutos después de un conflicto”.

Pero el estudio ofrece otra gran sorpresa: un comportamiento amistoso que jamás se había podido grabar hasta ahora. En el vídeo se puede ver cómo una orca muerde suavemente y con delicadeza la lengua de otra orca. Es la primera vez que se registra en vídeo esta conducta amistosa.

Referencias científicas y más información:

Paula Sánchez–Hernández, Anastasia Krasheninnikova, Javier Almunia, Miguel Molina–Borja “Social interaction analysis in captive orcas (Orcinus orca)” Zoo Biology, vol. 0, n.o 0. Wiley Online Library, DOI:10.1002/zoo.21502.