Científicos prueban estimulación cerebral profunda como potencial terapia para la anorexia

LONDRES (Reuters) - Un pequeño estudio de 16 personas con anorexia severa halló que implantar electrodos de estimulación en el cerebro de las pacientes podía aliviar su ansiedad y ayudarlas a recuperar peso. Los investigadores hallaron que en casos extremos del desorden alimenticio, la técnica -conocida como estimulación cerebral profunda (DBS, por su sigla en inglés)- ayudó rápidamente a muchas de las pacientes a reducir los síntomas de la ansiedad o la depresión y mejoró su calidad de vida. Unos meses después, los síntomas psicológicos comenzaron a llevar a cambios en el peso, dijeron los investigadores, con un índice de masa corporal (IMC) promedio del grupo aumentando a 17,3 -una mejora de 3,5 puntos- durante el curso del estudio. La anorexia crónica puede ser fatal y en muchos casos causa severos problemas de salud, incluyendo debilidad de los huesos y músculos, problemas sexuales, infertilidad, enfermedades cardíacas y ataques epilépticos. Los científicos que encabezaron el estudio, publicado el viernes en The Lancet Psychiatry, dijeron que sus resultados sugieren que la estimulación cerebral -por la que se implantan electrodos para estimular áreas del cerebro que controlan los comportamientos disfuncionales- podría alterar los circuitos cerebrales que involucran a la anorexia. En esta prueba, fueron elegidas 16 mujeres con edades entre 21 y 57 años que habían sufrido anorexia por 18 años en promedio y tenían bajo peso -con un IMC promedio de 13,8-. Se las seleccionó porque todos los demás tratamientos no habían funcionado y sus vidas corrían peligro a causa de la enfermedad. Un IMC saludable es de 18,5 a 24,9. Comparando tomografías de antes y después del tratamiento, los investigadores hallaron que los cambios en las regiones vinculadas a la anorexia sugerían que la DBS podía afectar directamente los circuitos cerebrales relacionados. Esto incluía menos actividad en el putamen, el tálamo, cerebelo entre otras áreas, dijeron los científicos, y más actividad en las zonas de la corteza cerebral que también están ligadas a la percepción social y el comportamiento. Andrés Lozano, un profesor de la Universidad de Toronto en Canadá que lideró el estudio, dijo que si bien los resultados mostraban algunos promesas iniciales, se necesitaba más investigación. "La anorexia sigue siendo un desorden psiquiátrico con la mayor tasa de mortalidad y existe una necesidad urgente para desarrollar tratamientos seguros, efectivos y basados en evidencia que se derivan de una creciente comprensión de los circuitos cerebrales", dijo Lozano.