Anuncios

Christina Koch aterriza y cruza un umbral para las mujeres en el espacio

Una fotografía proporcionada por la NASA muestra a la astronauta Christina Koch tomándose una selfi con la Tierra detrás de ella, el 18 de octubre de 2019. (NASA vía The New York Times)
Una fotografía proporcionada por la NASA muestra a la astronauta Christina Koch tomándose una selfi con la Tierra detrás de ella, el 18 de octubre de 2019. (NASA vía The New York Times)

¿Cuántos astronautas puedes nombrar sin buscar en Google o consultar Wikipedia?

Neil Armstrong y Buzz Aldrin son fáciles. Fueron los primeros hombres en pisar la Luna. Probablemente, también deberíamos recordar al piloto de su módulo de comando, Michael Collins. Sin embargo, él no fue uno de los primeros en llegar a la Luna, así que su nombre nos viene menos a la mente.

Christina Koch, que regresó a la Tierra el 6 de febrero, podría ser otro nombre que llegarás a recordar. Ella y Jessica Meir realizaron la primera caminata espacial conformada solo por mujeres. Aunque Koch efectuó seis caminatas espaciales durante su misión, rompió un récord de permanencia en el espacio y contribuyó enormemente a la ciencia espacial; esa caminata espacial de octubre será la que la pondrá en los libros de historia.

De la misma manera, Sally Ride es conocida por ser la primera mujer estadounidense en llegar al espacio, pero no por su labor en el desarrollo del brazo robótico del transbordador espacial. En todos estos casos, ser el primero fue una cuestión de estar en el momento propicio, no algo que estuviera bajo el control directo de los astronautas que recibieron el crédito por ser pioneros.

No es como si hubiera una carrera para ser parte de la primera caminata espacial conformada solo por mujeres. De hecho, se podría decir que fue todo lo contrario.

La presencia de Koch y Meir en esa caminata fue prácticamente un accidente. La NASA tiene 48 astronautas en activo, de los cuales 16 son mujeres. La primera caminata femenil supuestamente la realizarían Anne McClain y Koch en marzo pasado. Sin embargo, solo había un traje disponible para las dos mujeres, así que tuvieron que volver a programar la caminata con un astronauta varón.

Si la caminata femenil hubiera ocurrido en ese entonces, McClain, y no Koch, habría sido la comandante. Koch no sería la que habló con el presidente. Y este artículo tal vez sería sobre McClain, que habría sido la primera en salir de la esclusa de aire.

Con el regreso de Koch a la Tierra, ahora ella posee otro récord: la estancia más larga de una astronauta en el espacio, 328 días. (Actualmente, el poseedor del récord estadounidense de la estancia más larga es Scott Kelly, con 342 días en el espacio, y la poseedora del récord por tiempo acumulado es Peggy Whitson con 665 días distribuidos en tres vuelos). Koch se ofreció como voluntaria para esta misión como parte de un experimento de larga duración, pero la asignación no estaba en sus manos.

Mientras celebramos los récords que ahora Koch posee, los logros que provienen directamente de sus esfuerzos son menos anunciados.

Koch realizó investigaciones de microgravedad en torno a la mostaza japonesa, en las que examinó el papel que desempeña la gravedad y el espacio en la salud, el desarrollo celular y el crecimiento de tejido de la planta entera. Y tal vez lo más importante, ella también observó cómo las plantas en crecimiento afectan a las comunidades humanas. Comer juntos crea un sentido de convivencia entre los humanos, y ser capaz de cultivar alimentos en el espacio podría ser importante para la dinámica social durante futuras misiones tripuladas de larga duración a la Luna o a Marte.

Durante la investigación con la cámara de combustión avanzada mediante experimentos de microgravedad (ACME, por su sigla en inglés), Koch estudió el comportamiento del fuego en el espacio. Su labor podría ayudar a las naves espaciales a usar el combustible de maneras más eficientes y contribuir a la prevención de incendios. En la Tierra, este conocimiento también se puede aplicar a la reducción de los contaminantes de la combustión.

Además, Koch trabajó con el Laboratorio de Átomos Fríos, en el cual nubes de átomos son enfriadas a una diezmilmillonésima de un grado sobre el cero absoluto y se vuelven casi inmóviles, así que los científicos pueden estudiar comportamientos y características cuánticas. La salud renal, las observaciones de la Tierra, la cámara agrícola de la Estación Espacial Internacional, el experimento de las estructuras capilares, el experimento con cristales de microgravedad, el centro de biofabricación, los nanosatélites cúbicos... Todo ese esfuerzo fue eclipsado por dos récords.

No obstante, esos récords son importantes porque señalan un cambio.

Nos llama la atención la primera caminata espacial conformada por mujeres porque es un hito histórico. Koch y Meir también participaron en la segunda y la tercera caminata espacial conformada solo por mujeres. Habrá otras, y no llamarán la atención, porque el umbral que hemos cruzado nos conduce a un futuro en el que las mujeres en el espacio no son la excepción.

De igual manera, su misión de larga duración aporta conocimientos necesarios para el vuelo espacial humano hacia la Luna y Marte. Actualmente, la mayor parte de los datos sobre el efecto de la radiación en las mujeres proviene de sobrevivientes de Hiroshima. Con base en eso, parece que la radiación afecta a las mujeres de manera más significativa que a los hombres. Nadie sabe por qué. Sin embargo, las regulaciones de la NASA restringen la cantidad de tiempo que las mujeres pueden estar en el espacio, porque la muestra ha sido demasiado pequeña para saber si la radiación cósmica actúa de forma diferente en los cuerpos de las mujeres. La misión de larga duración de Koch es una señal de que la agencia espacial se toma en serio la misión de hacer que el espacio sea accesible para todos.

Quedan muchas preguntas que solo pueden obtener respuestas ahora que han regresado sanas y salvas a la Tierra. Cirujanos de vuelo y científicos de la NASA estudiarán con detenimiento los cambios a su fisiología de la misma manera en que estudiaron a Kelly y a Whitson.

En el futuro, alguien romperá esos récords de resistencia. La primera mujer caminará en la Luna, según promete la NASA. Dos o más mujeres formarán parte del primer lanzamiento solo tripulado por mujeres. Tal vez veremos la primera tripulación exclusivamente femenina en la Estación Espacial Internacional. Sin embargo, por ahora, estas misiones siguen siendo meras posibilidades. Koch se ha ganado su lugar en los libros de historia, y al cruzar estos umbrales, ha abierto una puerta al futuro.

Además, es posible que se haya convertido en un astronauta más que puedes nombrar.

This article originally appeared in The New York Times.

© 2020 The New York Times Company