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Ir en pijama por la calle, una cuestión de 'seguridad nacional' en China, con humillación pública incluida

Imagen publicada por las autoridades donde aparece la ficha de identidad de la ciudadana.
Imagen publicada por las autoridades donde aparece la ficha de identidad de la ciudadana.

El control del gobierno de China a sus ciudadanos está llegando a extremos que rozan el ridículo. Una nueva moda puebla las calles del gigante asiático, en la que la gente realiza sus quehaceres diarios en pijama. Así, tal cual. Pasean, hacen la compra y van a restaurantes preferidos enfundados en una prenda que hasta ahora usaban dentro de sus casas. Las autoridades de Suzhou, en la provincia de Anhui, no tuvieron otra idea que criticar públicamente a los vecinos que forman parte de esta tendencia y los expusieron en la cuenta gubernamental de la plataforma WeChat. Publicaron fotos suyas y les identificaron apoyados en una iniciativa que busca “exponer comportamientos no civilizados para mejorar a los ciudadanos”.

Es decir, que cualquier actitud que no tenga el decoro requerido por las autoridades será denunciada con el fin de crear una sociedad decorosa y regida por lo convencional. Por eso, toda aquella persona que se salga de la norma será objeto de vigilancia de las cámaras instaladas en cada rincón del país. En el caso de Suzhou, las imágenes captadas fueron publicadas con los nombres y el número de documentación de las personas que iban en pijama. Incluso llegaron a anunciar que aquellos que llevaran puesta tal prenda en público tendrían prohibida la entrada a la ciudad. ¿La razón? Querían entrar en una competición nacional de “ciudades civilizadas”.

Además de exponer y ridiculizar a cierto sector de la población, el Gobierno también instó a sus ciudadanos a que retrataran a aquellas personas que estuvieran realizando actos “poco civilizados”. Ante esta invasión de la privacidad, las autoridades se vieron obligadas a pedir disculpas públicas.

“Pretendíamos poner fin a comportamientos no civilizados, pero deberíamos haber protegido la privacidad de nuestros residentes”, argumentaron en un comunicado enviado a la BBC.

Sin embargo, el debate está candente. Las disculpas llegaron solo después de que esta invasión de la privacidad fuera denunciada en diferentes medios internacionales. Y lo único que cambiarán de ahora en adelante será tapar el rostro de las personas expuestas. El espíritu de lo que es decoroso y no lo es, permanecerá intacto y actitudes como tumbarse en un banco de “manera poco civilizada” o repartir publicidad en la calle seguirán siendo considerados actos de “mal comportamiento”.

El escrutinio gubernamental a las personas que quieren ser diferentes es una de las bases del régimen chino. El exhaustivo control a la ciudadanía empieza en sus cámaras de alta tecnología capaces de reconocer a un sola persona en un estadio repleto. La resolución es cinco veces más detallada que la del ojo humano y fue desarrollada precisamente para vigilar a la población. El que su uso esté sirviendo para reconocer y ridiculizar a personas que van en pijama por la calle no parece que sea una manera de honrar el espíritu con el que se creó esta tecnología: para una aplicación militar, de defensa nacional y de seguridad pública. Pero estos ‘pijameros’ están siendo perseguidos en tiempos revueltos.

Aunque la gente que lo desee debería tener plena libertad para ir en pijama por la calle, ¿de dónde viene esta tendencia? ¿Qué dice de ellos el llevar puesta esa indumentaria? Hace cuatro años, la directora de un colegio de Reino Unido tuvo que indicar a los padres que por favor no llevaran a sus hijos al centro en pijama.

“Creo que lo primero que hay que hacer todas las mañanas es ser un buen modelo a seguir. Levantarse, asearse, vestirse, prepararse para trabajar o ir al colegio. Ese es el ejemplo que hay que dar”, señaló Kate Chisholm a The Independent.

Durante décadas, quien ha ido en pijama por la calle lo ha hecho por mera comodidad y sin preocuparse por el qué dirán. Recientemente, esta prenda se ha convertido en una tendencia alentada por personalidades de la moda que optaron por la seda y los tacones. Pero en China hay poco de eso. A juzgar por las imágenes, puede que salir en pijama a la calle sea un indicativo de sociedad desmotivada, exprimida, con una calidad de vida que en muchas ocasiones es nefasta y donde la libertad brilla por su ausencia. Puede que tenga que ver con un estado de adormilamiento perpetuo en el que quizás haya gente que no encuentre el sentido a vestirse para salir a de sus casas. Las autoridades, en lugar de perseguir a los que lo hacen, deberían analizar las razones de ese pasotismo vital inducido precisamente por aquellos que los asedian.

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