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En Chilapancingo, matan a dos y queman camiones

CHILPANCINGO, Gro., julio 2 (EL UNIVERSAL).— La violencia en Chilpancingo dejó dos hombres asesinados y tres vehículos del transporte público incendiados en menos de 24 horas.

De acuerdo con el reporte de la Fiscalía General del Estado (FGE), a las 12:20 de la mañana de este viernes, hombres lanzaron una bomba molotov contra una urvan del transporte público de la ruta que va de Chilpancingo al municipio de Tlacotepec, ubicado en la Sierra de Guerrero, bastión de la organización criminal Los Tlacos.

Después, alrededor de las 7:10 de la mañana, según el reporte de la FGE, hombres "encapuchados" incendiaron un camión de pasajeros de la ruta Chilpancingo-Colotlipa, en el municipio de Quechultenango, el bastión de la organización criminal Los Ardillos.

El reporte de la fiscalía indica que "presumiblemente el atentado contra el autobús es en respuesta de la urvan quemada en la madrugada, de la ruta tlacotepec, toda vez que el camión urbano es de la ruta Colotlipa, Quechultenango, dónde operan grupos antagónicos".

También señala que en ninguno de los dos ataques hubo personas heridas, ni tampoco que lo haya provocado personas armadas y adjudicó una "disputa entre transportistas".

Alrededor de las 17:00 horas, hombres armados quemaron una urvan de la ruta Chilpancingo-Chilapa en la colonia Los Ángeles, cerca del libramiento que conduce al municipio de Tixtla.

Mientras que, por la mañana, en la comunidad de El Ocotito, en Chilpancingo, hombres armados asesinaron al secretario de la comisaría y a un vendedor de pollo.

La fiscalía informó que primero asesinaron a Bladimir Omar, a un costado de la comisaría de El Ocotito; ante el ataque, dice el reporte, se acercó al lugar Bertín "N" y los hombres armados le dispararon. Los dos murieron en el lugar.

De acuerdo con el vicefiscal de Investigación, Ramón Celaya Gamboa, hace unos días que en Chilpancingo, Los Ardillos y Los Tlacos son los generadores de la violencia, quienes están asesinando, secuestrando y extorsionando.

Sin embargo, el obispo emérito de la diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, ha dicho que la violencia de las últimas semanas en Chilpancingo se debe al arribo de un tercer grupo que se negó identificar, pero que, ha dicho, el gobierno del estado conoce.