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'El Cheech', que cambiará las circunstancias del arte chicano, se inaugura en Riverside

La instalación lenticular de dos pisos de Einar y Jamex de la Torre, que proyecta una imagen animada de la fornida diosa azteca de la tierra Coatlicue, en el Centro para el Arte y la Cultura Chicana en Riverside, California, el 23 de mayo de 2022. (Carlos Jaramillo/The New York Times)
La instalación lenticular de dos pisos de Einar y Jamex de la Torre, que proyecta una imagen animada de la fornida diosa azteca de la tierra Coatlicue, en el Centro para el Arte y la Cultura Chicana en Riverside, California, el 23 de mayo de 2022. (Carlos Jaramillo/The New York Times)

RIVERSIDE, California — De niño, a Cheech Marin le encantaba coleccionar objetos: tarjetas de béisbol, estampillas postales, canicas y luego organizarlos obsesivamente.

“Tenía la manía de codificarlos y ponerlos en una especie de colección o conjunto”, afirmó Marin, de 75 años, mejor conocido como el chicano bigotudo del clásico dúo de comedia de marihuanos Cheech & Chong.

En la década de 1980, animado por un trabajo constante en cine y televisión, la tendencia natural de Marin por el coleccionismo encontró su máxima expresión cuando se enamoró de las obras de artistas chicanos que residían en Los Ángeles, como John Valadez, George Yepes y Patssi Valdez.

Sus obras, que sintetizaban influencias mexicanas y estadounidenses y “daban noticias desde el frente”, le parecieron reveladoras, como “escuchar a los Beatles por primera vez”, dijo Marin, quien creció en una familia mexicoestadounidense de tercera generación en el sur de Los Ángeles y el valle de San Fernando.

Desde entonces, ha formado una colección de más de 700 pinturas, dibujos, esculturas y obras de artistas chicanos en medios variados, entre las que están obras importantes de Carlos Almaraz, Frank Romero y Judithe Hernández. En el mundo del arte, se cree que la colección de arte chicano de Marin es la más grande del mundo.

La colección de Marin se ha instalado de manera permanente en el Cheech Marin Center for Chicano Art and Culture (conocido como “el Cheech”) en Riverside, California, una ciudad de mayoría latina de unos 330.000 habitantes, a unos 88 kilómetros al este de Los Ángeles, en la vasta región metropolitana del Inland Empire del sur de California.

El centro, ubicado en la antigua biblioteca pública de Riverside, es quizá el primer museo de Estados Unidos dedicado a exhibir el arte y la cultura chicanos. Marin espera que el proyecto, una asociación público-privada con una importante inversión municipal, inspire una especie de renacimiento del arte chicano en el Inland Empire, que alguna vez fue cuna de la producción de cítricos de California y una de las regiones de mayor crecimiento y diversidad racial del país.

De izquierda a derecha: Ignacio Gómez, "Zoot Suit", 2002; John M. Valadez, "Pedro", 1982; John M. Valadez, "Couple in Downtown LA", 1984; Richard S. Duardo, "Frida Grandísima!", 2000, y Jimmy Peña, "#43 (Bruce)", 2018, en el Centro para el Arte y la Cultura Chicana en Riverside, California, el 11 de junio de 2022. (Carlos Jaramillo/The New York Times)

En un recorrido reciente por el Cheech el 18 de junio, previo al día de la inauguración, Marin estaba muy animado. Se detuvo a admirar la magistral pincelada de “The Arrest of the Paleteros”, de Romero, y la “bomba” de color de la inquietantemente sublime “Sunset Crash”, de Almaraz.

“La historia del Cheech es una historia de casualidades”, señaló Todd Wingate, curador de exposiciones y colecciones del Riverside Art Museum.

En 2017, Wingate y el exadministrador de la ciudad de Riverside, John Russo, le sugirieron a Marin la idea de fundar un museo basado en su colección. En ese momento, la ciudad buscaba un nuevo inquilino para su emblemático inmueble de la biblioteca pública, un edificio modernista de dos pisos y color beige en el centro histórico de la ciudad. La exposición itinerante de Marin de obras sobre el papel, “Papel Chicano Dos”, había atraído en fechas recientes a un público récord al Riverside Art Museum. A cambio de que Marin donara su colección al Museo de Arte de Riverside, la ciudad se haría cargo de los costos de albergarla en el antiguo edificio de la biblioteca.

“No hizo falta convencerlo”, comentó Wingate. “Creo que Cheech estaba empezando a pensar en un lugar al que perteneciera su colección”.

“Si lo piensas, no hay muchos lugares que puedan albergar entera una colección del tamaño y el calibre de la de Cheech”, añadió. “Gran parte de ella vive en un almacén”.

En virtud de un acuerdo de colaboración de 25 años, el Museo de Arte de Riverside gestionará el Cheech y la ciudad aportará alrededor de un millón de dólares al año para cubrir los gastos de funcionamiento.

El Museo de Arte de Riverside financió los cerca de 13 millones de dólares que costó la renovación del edificio de la biblioteca, principalmente gracias a un subsidio estatal de 9,7 millones de dólares y a donaciones privadas. Se prevé que el centro genere 3 millones de dólares en ingresos por entradas en su primera década de funcionamiento.

La alcaldesa de Riverside, Patricia Lock Dawson, quien tomó posesión de su cargo una vez finalizada la asociación con Cheech, dijo que no había recibido ninguna oposición a la inversión. (Hubo un comentario de un candidato republicano a la asamblea estatal local que lo calificó de “museo de arte para drogadictos” en Twitter).

Dawson cree que el Cheech atraerá a personas de todo tipo, entre ellos visitantes internacionales. “Hace poco vi un artículo al respecto en las noticias de arte de Japón”, dijo Lock Dawson. “Si eres del sur de California, en algún momento has estado en contacto con la cultura chicana, ¿cierto? Pero también es interesante para gente de otras partes del mundo”.

“Todas las partes implicadas quieren que el Cheech sea autosuficiente”, aseveró Drew Oberjuerge, directora ejecutiva del Museo de Arte de Riverside, quien espera que la mayor parte de los ingresos procedan de subvenciones, recaudación de fondos, venta de membresías, venta de entradas en la tienda y alquiler de las instalaciones.

Para las organizaciones artísticas sin fines de lucro del Inland Empire, un reto permanente es la falta de financiación pública de las artes y de filantropía en la región, señaló Oberjuerge. La financiación estatal favorece de manera desproporcionada a las comunidades costeras y a los grandes centros urbanos como Los Ángeles, San Francisco y San Diego. Un informe reveló que las organizaciones sin fines de lucro del Inland Empire recibían un apoyo de 25,55 dólares per cápita, en comparación con la media estatal de 262,99 dólares.

Para recaudar la inversión inicial de 3 millones de dólares necesarios para comenzar el proyecto, el Museo de Arte de Riverside recurrió a voluntarios y a Unidos, un colectivo local de organizaciones comunitarias locales enfocadas en la población latina. Su campaña produjo múltiples eventos de recaudación de fondos con temática chicana, incluyendo un “Pachuco Ball”, un concierto de Los Lobos (amigos de Marin desde hace mucho tiempo) en el centro de Riverside, y una “Gala Chicana”, que se realizará próximamente en el centro de convenciones local. Decenas de habitantes de Riverside se comprometieron a un plan de pagos de cinco años para contribuir con 5000 dólares, la donación mínima para obtener un lugar en el muro de los fundadores del centro, aseveró Ofelia Valdez-Yeager, miembro jubilado del consejo escolar de Riverside y quien dirigió la campaña inicial.

Las ambiciones de Marin para el Cheech se quedan a tan solo unos pocos grados de la dominación mundial, incluyendo el desarrollo de un programa de cine, que será encabezado por el director de cine Robert Rodríguez, con quien Marin ha hecho varias películas. Este programa formará a cineastas independientes en los principios de la realización de películas de bajo presupuesto, dijo Marín.

María Esther Fernández, directora artística inaugural del Cheech, antigua curadora jefa y subdirectora del Museo de Arte Triton en Santa Clara, California, dijo que el Cheech se distinguirá también como “centro académico dinámico”.

“Estamos empezando a establecer el Cheech como un centro educativo y de investigación, un lugar que generará investigación sobre el arte chicanx y apoyará esa beca, así como a los profesionales emergentes del museo”, dijo Fernández. El centro albergará dos becas de investigación sobre conservación y curaduría diseñadas para ayudar a aumentar la representación latinx en museos y archivos, añadió.

Tanto Marín como Fernández quieren posicionar al Cheech como un lugar para “diálogos no conflictivos” en torno a cuestiones de identidad, representación, terminología neutral de género y la madre de todas las preguntas: ¿qué es exactamente el arte chicano?

“¿Es un estilo?”, preguntó Marín. “Necesitas tener las vacunas correctas para crear arte chicano? ¿Tus dos padres tienen que ser mexicanos o solo uno?”.

“Quiero tener esa conversación”, añadió

La misión fundamental del centro, explicó Fernández, es exhibir el arte que no muestran otros museos. Solo el 2,8 por ciento de los artistas en las colecciones de los principales museos de Estados Unidos son hispanxs o latinxs, según un estudio del Williams College de 2019.

Marín, quien solía quedarse dormido con el aroma de los cítricos cuando era niño en el valle de San Fernando, parece estar fascinado con el Inland Empire. Espera reconvertir algunas de las históricas casas de empaquetado de cítricos de la zona en estudios de arte e insinúa que quiere fundar un segundo museo, que estará dedicado a los autos achaparrados (“lowriders”), pues la cultura del automóvil reina en el Inland Empire, que Marin considera un producto cultural exclusivamente chicano.

“Riverside tiene una oportunidad real de convertirse en uno de los centros artísticos más importantes de Estados Unidos e incluso del mundo”, concluyó Marin

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Centro Cheech Marin para el Arte y la Cultura Chicana

Se inaugura el 18 de junio, en el 3581 avenida Mission Inn, Riverside, California, (951) 684-7111; riversideartmuseum.org.

© 2022 The New York Times Company