CFK ratifica no será candidata en Argentina y complica estrategia electoral del peronismo
La expresidenta y actual vicepresidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner ratificó el martes que no competirá en las elecciones generales de octubre y acusó al Poder Judicial de proscribirla y ser funcional a la oposición.
La decisión de la política más influyente del país sudamericano en las dos últimas décadas deja al partido peronista gobernante sin la opción más competitiva para unos comicios que se le perfilan cuesta arriba por una crisis económica que ya había dejado fuera de carrera al presidente Alberto Fernández pese a que podía buscar la reelección.
“No voy a ser mascota del poder por ninguna candidatura. He dado muestras, como nadie, de privilegiar el proyecto colectivo sobre la ubicación personal”, expresó Fernández de Kirchner, quien gobernó de 2007 a 2015 y en 2019 fue electa vicepresidenta, en un mensaje difundido por redes sociales.
La vicepresidenta, de 70 años, sostiene que la condena a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ocupar cargos públicos que dictó en su contra un tribunal a fines de 2022 por corrupción durante su mandato es un obstáculo a su postulación, pese a que el fallo todavía no está firme. Entonces, poco después de conocerse la sentencia, la dirigente había adelantado que no competiría en octubre.
“La condena e inhabilitación en dicha causa tiene una única traducción política y electoral: la proscripción”, insistió.
“No voy a entrar en el juego perverso que nos imponen con fachada democrática para que esos mismos jueces, encaramados hoy en la Corte (Suprema), dicten un fallo inhabilitándome o directamente sacándome cualquier candidatura que pueda ostentar, para dejar al Peronismo en absoluta fragilidad y debilidad frente a la contienda electoral”, advirtió la dirigente, quien niega los cargos en su contra.
En otro párrafo de su descargo, Fernández de Kirchner señaló que el Poder Judicial opera como “una Task Force” de Juntos por el Cambio, principal partido de la oposición, y los grupos económicos concentrados “para producir la eliminación de sus adversarios políticos”.
“Nos provocan desde esta fachada de justicia y democracia mutilada y pretenden que caigamos en el terreno que ellos quieren: la violencia y la intolerancia. Nos tratan como enemigos y utilizan frases como ‘eliminarnos’ o ‘terminar con el Kirchnerismo’. Nosotros no somos eso y creemos firmemente que en la democracia hay adversarios, no enemigos”, insistió.
El peronismo aguardaba que la vicepresidenta revisara su decisión por tratarse de la única dirigente de ese espacio que, según las encuestas, podía aspirar a una eventual segunda vuelta. Desde varios sectores del oficialismo se había puesto en marcha un operativo de clamor para alentarla a competir e incluso se había convocado a un acto multitudinario el 25 de mayo en el Obelisco, emblemático monumento en el centro de Buenos Aires, al cumplirse el vigésimo aniversario del primer triunfo del kirchnerismo —corriente de centro-izquierda dentro del peronismo— a nivel nacional.
Semanas atrás también había declinado competir el presidente Fernández, argumentando que debía enfocarse en la gestión en momentos que el país está sumergido en una crisis inflacionaria agravada por una demanda de dólares que no abundan debido a la sequía histórica y que presiona sobre los precios.
Con los Fernández fuera de carrera, comienza a tomar fuerza la posible candidatura del ministro de Economía, Sergio Massa, la otra figura con volumen político dentro del oficialismo. Aunque los analistas coinciden que su suerte dependerá que logre ponerle techo a la inflación, que en abril fue de 8,4% y acumula 32% en el año.
Respecto al futuro del peronismo, Fernández de Kirchner remarcó que “resulta imprescindible -más que nunca- la construcción de un programa de gobierno que vuelva a enamorar a los argentinos y las argentinas, y convencerlos de que un país mejor no sólo es posible sino que, además, es deseable”.
Y alentó a buscar consensos con otras fuerzas políticas: “Un programa de gobierno que es necesario no sólo para el peronismo, sino para el sistema democrático en su conjunto”, señaló.