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César Costa y el secreto de su "eterna juventud" a los 80 años

Cuando en 1959 surgió el movimiento del rock & roll en México, hubo varias figuras que se convirtieron en los emblemas de esa generación, cada uno con una imagen muy específica que correspondía a su personalidad; Alberto Vázquez, con su voz grave y cigarrillo en la boca, era el "maduro", Johnny Laboriel y Manolo Muñoz eran los rebeldes, Luis 'Vivi' Hernández era el conquistador, Angélica María la niña buena, Julissa la chica lista y Enrique Guzmán, aún desde jovencito siempre fue un dolor de cabeza.

La excepción a la regla siempre fue César Costa, que era el "chico de al lado": amable, educado, con una amplia colección de suéteres que eran su rúbrica y un carisma que lo distinguía.

Esto le valió tener un lugar siempre en la televisión donde siempre ha sido muy bien recibido: durante los años 60, no había madre que no quisiera que su hija tuviera un novio como César, que si bien no tenía el encanto fácil o el sex-appeal de Enrique Guzmán, era estudioso (alternaba sus presentaciones personales y las grabaciones de sus discos o películas con sus estudios de derecho en la facultad de leyes de la Universidad Nacional Autónoma de México), tenía mucha presencia, simpatía (y empatía) y no se metía en problemas.

Quizá esta sea una de las claves que ahora que César ha llegado a los 80 años, lo muestran como un hombre de una juventud impresionante. Esto por supuesto puso al intérprete de 'Diana', 'Mi pueblo' y 'Tierno', en tendencia en las redes y hasta memes se hicieron.

Pero ¿cuál es el secreto de esa "eterna juventud" que todos señalan? Este podría ser que siempre ha sido un hombre encantador y a las pruebas nos remitimos: a lo largo de seis décadas de carrera, el fundador de los 'Black Jeans' se mantuvo fiel a los principios que ya traía antes de ser famoso, cuando solo era César Roel, un muchacho de clase media en Ciudad de México, tercera generación de una familia de abogados dedicados a la ley laboral, del lado de los trabajadores —algo que no era muy común en ese entonces— y los ha mantenido hasta hoy.

"Los valores que yo traía evitaron que le metiera a las drogas y al alcoholismo", dijo en una entrevista para televisión en 2006. "Nunca me metí nada de eso. Yo veía cómo se metían arponazos y demás, pero yo no. Tuve un maestro, el criminólogo Alfonso Quiroz Cuarón (tío abuelo de Alfonso Cuarón). Era un tipo genial. Cuando cursé la materia en la facultad de derecho con él, me pidió que en vez de hacerle el clásico examen para pasar el año le hiciera un estudio de fármacodependencia, básicamente de drogas como marihuana, cocaína y otras drogas fuertes como la heroína. Luego de lo que me enteré al hacer la investigación para ese trabajo, cuando llegaba alguien a ofrecerme un pase o un porrito y me decía que no iba a pasar nada, yo sabía que el que me lo ofrecía no tenía ni la menor idea de lo que estaba diciendo. Les daba las gracias. Y tan campante hasta ahora. Bebo con moderación, no fumo. Creo que la vida sin excesos no tiene que ser aburrida en absoluto".

La imagen familiar de César Costa ha resultado perdurable, haciendo que sea visto como una referencia en su paso por la televisión en programas que se volvieron emblemáticos como 'La carabina de Ambrosio', 'Papá Soltero' (que duró siete años al aire) y el matutino 'Un nuevo día', que condujo entre 1994 y 1998. En ese último -predecesor de 'Hoy'- compartió créditos por tres años con Rebecca de Alba, que recientemente hizo comentarios sumamente desagradables acerca de Costa, quien fiel a su costumbre de no prestarse a escándalos ni a malas interpretaciones, declinó hacer comentarios al respecto (aunque esto no ayudó a mejorar la reputación que tiene De Alba de ser pesada como collar de papayas).

Casado desde 1969 con la célebre fotógrafa Gilda Roel (a quien conoció toda la vida, siendo ella amiga de sus hermanas, aunque en realidad el cantante no reparó en el amor bajo su propio techo hasta que notó su ausencia porque Gilda se había ido de viaje y él fue a recibirla al aeropuerto para decirle que quería ser su novio), tiene dos hijas ya adultas —Daniela y Fernanda— y ha sabido mantener el equilibrio entre su vida pública y su vida privada: tanto él como Gilda tienen sus propias carreras, solo aparecen juntos en eventos cuando es estrictamente necesario y prefieren una vida familiar de puertas adentro que excluye los reflectores.

César lo prefiere así y su jovialidad, congruente con los principios que desde siempre lo separaron de otros colegas suyos (como Enrique Guzmán, de quien jamás se ha expresado ni bien ni mal), por eso ha conseguido retener el encanto que lo llevó en su momento a tener el club de fans más extenso en América Latina, y a mantener el cariño enorme del público que lo sigue por donde quiera que va.

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