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Unas células “traidoras” primero combaten al cáncer y después lo ayudan

Neutrophil, a white blood cell, 3D illustration. The most abundant type of granulocytes, has phagocyting activity, takes part in inflammation
Neutrophil, a white blood cell, 3D illustration. The most abundant type of granulocytes, has phagocyting activity, takes part in inflammation

Una manera que se ve habitualmente de enfrentar el cáncer es asumir que se trata de tu cuerpo luchando contra sí mismo. Bien, pues hay un caso concreto en el que esto ocurre, y es por culpa de unas células traidoras.

Un equipo de investigación de la Universidad de Tel Aviv ha descubierto que en un tipo muy concreto de cáncer, las células que comienzan la lucha contra el tumor acaban pasándose al bando de la enfermedad y provocando que la situación empeore.

Los glioblastomas, el tipo más común de tumor cerebral y uno con un diagnóstico bastante poco alentador - con una esperanza de vida de entre 12 y 15 meses desde el diagnóstico - a lo primero a lo que se enfrentan es a un tipo de células del sistema inmune conocidas como neutrófilos.

Los neutrófilos son un potente componente de nuestro sistema inmune contra infecciones provocadas por bacterias u hongos. Luchan contra ellos, y también contra los tumores. Pero no sólo se enfrentan de manera directa; también contribuyen reclutando otras células del sistema inmune como las células T para luchar contra la invasión, bien por el patógeno o por el tumor.

Pero cuando llega un determinado punto del desarrollo del tumor, estas células dejan de atacarlo y comienzan a protegerlo. Se vuelven contra el resto del organismo, ayudando al tumor a que pueda desarrollarse.

No sólo eso: también segregan una serie de proteínas que hacen que el tumor cerebral se desarrolle con más facilidad. Pasan de ser su peor enemigo a su mejor aliado, traicionando al resto del sistema inmune.

Los investigadores han descubierto este comportamiento de los neutrófilos al estudiar un grupo de ratones modificados genéticamente para desarrollar glioblastomas, para posteriormente confirmar sus hallazgos al analizar datos de seres humanos.

Pero han hecho algo más. Con esta información, han pensado una estrategia para aprovechar este conocimiento en la lucha contra el glioblastoma. Porque al saber que los neutrófilos colaboran con las células tumorales en el desarrollo de la enfermedad, se pueden diseñar estrategias para reducir la influencia de los neutrófilos.

De hecho, los investigadores ya han comenzado a trabajar en el desarrollo de fármacos que eviten la colaboración entre las células traidoras y los tumores. No será fácil ni sencillo, pero al menos es una estrategia para intentar reducir el daño que este tipo de tumores cerebrales produce.

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