Cazador que pagó 110,000 dólares por matar una cabra montés en Pakistán dice que ayuda a preservar la especie

“Fue un tiro fácil y ajustado y estoy feliz de ganar este trofeo”. Con estas palabras, el estadounidense Bryan Kinsel Harlan celebraba un acto que ha sido considerado por muchos como deleznable: el haber cazado a una cabra montés en Pakistán hace apenas unos días.

El empresario estadounidense Bryan Kinsel Harlan posa junto a una capra falconeri en Paquistán. (Foto: HuffPost)
El empresario estadounidense Bryan Kinsel Harlan posa junto a una capra falconeri en Paquistán. (Foto: HuffPost)

Según varias informaciones, aparentemente, el hombre había pagado 110,000 dólares para obtener una licencia de caza en las montañas del país, localizado al sur de Asia.

Pero además de ambas cosas, Kinsel posó junto al animal muerto y distribuyó la foto en las redes sociales acompañada de un video en donde se le observa, junto a otros hombres, escalando montañas en Gilgit, al norte del país, y preparando las condiciones para dispararle a su presa.

Según la información dada a conocer por el periódico paquistaní Dawn, Kinsel habría sido el tercer estadounidense en pagar una licencia por esta alta suma en las últimas semanas. Los dos anteriores habían rozado la cifra de los 100,000 para poder practicar la actividad.

El mismo rotativo agrega que el cazador extranjero, quien ha sido identificado como un ejecutivo de banco en Dallas, Texas, logró atrapar un trofeo de 41 pulgadas, considerado de buen tamaño.

Como era de esperarse, el hecho motivó comentarios negativos en los usuarios de las redes sociales y en varios grupos de defensa de los animales.

“Las cabras son seres amables, no trofeos”, señaló la organización de derechos de los animales PETA en un comunicado mientras paquistaníes pidieron una prohibición de la caza de estos animales.

En tanto, Kinsel había dicho durante una entrevista que Pakistán era un país ideal para la caza y que pagando el alto costo de los permisos se ayudaba a preservar la especie.

“El mejor ejemplo de lo que sucede cuando un cazador y una aldea se unen con un entendimiento común de conservación. Y a medida que eso sucede, reduce la caza furtiva y, algo que a menudo se pasa por alto, la cantidad de salarios que se llevan a esa caza, la cantidad de alimentos y la cantidad de inversión extranjera”, señaló.

Por su parte, The Washington Post señaló que la disminución del número de estas cabras en los últimos años había llevado al gobierno de Pakistán a prohibir la caza local, aunque permitió que unos pocos extranjeros continuaran haciéndolo: por cada temporada podían disparar a 12 cabras macho.

Según reseñan, las ganancias obtenidas iban directamente a ayudar a los residentes del área con bajos recursos y solo una pequeña parte se destinaba a las agencias gubernamentales para proteger la fauna.

La información brindada por Dawn expuso el caso de los otros dos estadounidenses que arribaron al país para realizar actividades de caza. Se trata de Dianda Christopher, quien llegó el pasado 21 de enero y cazó a una Astore Markhor con la calificación más alta tras pagar 105,000 dólares por el permiso.

El otro caso reportado fue el de John Amistoso, quien llegó el 16 de enero y también cazó al mismo tipo de animal en Bunji, un área controlada por la comunidad de Gilgit. La tarifa que pagó ascendió a los 100,000 dólares.

La cabra montés que fue cazada por Kinsel fue específicamente la Capra Falconeri, también conocida como Markhor, una subespecie que además es el animal nacional de Pakistán y generalmente habita en los bosques montañosos del Himalaya.

Sus largos cuernos se han convertido en un atractivo para los cazadores que cuentan con permiso del país para continuar sacrificando a estos animales que estaban en peligro de extinción desde el 2015.

Ahora, varios años después, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza considera que la cabra está “casi amenazada” porque ha habido un aumento en el número de los Markhor. Hay cerca de 5,700 especies en todo el mundo.

Hasta el momento, se estima que cerca de 50 animales han sido cazados por extranjeros y nacionales en la zona de Gilgit. Todo bajo la temporada de caza de trofeos 2018-2019.

La caza de animales exóticos es una actividad muy codiciada por un sector del turismo estadounidense, pero también suele ser blanco de violentas críticas. El caso más sonado ocurrió en junio de 2015, cuando Walter Palmer, un dentista, saltó a los primeros planos tras sacrificar al famoso león Cecil en Zimbabue. Fue sometido a una investigación y se vio obligado a cerrar su práctica privada temporalmente debido a las manifestaciones en su contra.