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Carta a mi madre

Un abrazo a las madres en su día
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El día 2 de octubre de 2002, Rosita, mi mamá, cumplió 90 años de edad como residente en el Hogar Israelita-Argentino para Ancianos de Burzaco , en la provincia de Buenos Aires.

Ruego, con toda la insistencia de que soy capaz, que alguno de los inefables amigos del Hogar para Ancianos, se llegue hasta ella y que haga de vocero de mi persona. Sé que lo que estoy pidiendo es difícil, comprometido y que siempre se traiciona buenamente o no se traduce acabadamente el sentimiento estructural de amor que siento por ella desde siempre como hijo y como persona.

A estas alturas, después de tanto andar, ella y yo, no puedo percibir, tampoco importa, si la relación con mamá tiene su raíz en lo biológico que, muchas veces, suele ser un accidente.

Sé, absolutamente lo sé, que mi condición de hijo es insospechablemente deseada y querida por Rosita y por José mi papá, en otro tiempo, en que se creía y se cantaba al amor en términos mucho más líricos que hoy.

A mamá, persona, le debo su cariño, la rigidez de su conducta, la insobornable honestidad, el estilo racionalista y socializante de su visión del mundo, las batallas por la dignidad, la autoestima y el servicio a los demás, las ansias incontenibles de justicia, la defraudación de la existencia ante lo horrible de la realidad, la noción de libertad responsable, el aprecio por el arte, la cultura y el pensamiento, el amor por la patria y el reconocimiento de nuestros orígenes, el querer arreglar el mundo casi sola, el pesimismo constructivo de sus acciones, tantas cosas.

Mamá, si puedes entenderme, concíliate con la vida; tira por la borda tanta tarea; resígnate a las pérdidas; confía sin distraerte; acepta que has elegido; abandona la culpa, ya que no cargas con ninguna; discúlpame de no estar a tu lado físicamente. Hemos debatido casi todo; la más de las veces hemos coincidido, lo que es una maravilla; afortunadamente, siempre nos ha quedado algo en el tintero.

Celebro, jubilosamente, que hayas entrado en la mayoría de edad, pero, te ruego, que si se te ocurre hacer balance, des por descontando que te será favorable.

Tu hijo, que te ama.