¿La captura de carbono puede ser parte de la solución al cambio climático?

Jennifer Wilcox en su casa en Filadelfia, el 1.° de mayo de 2022. (Michelle Gustafson/The New York Times)
Jennifer Wilcox en su casa en Filadelfia, el 1.° de mayo de 2022. (Michelle Gustafson/The New York Times)

Cada año, los humanos expulsan a la atmósfera alrededor de 50.000 millones de toneladas de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero. Según varios informes consecutivos y cada vez más convincentes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, para evitar los peores efectos de un planeta caliente, esa cifra debe llegar a cero para 2050.

Sin embargo, después de décadas de inacción frente a este consenso científico, las emisiones se han disparado tanto que las reducciones provenientes de procesos como el aumento de la eficiencia energética y la transición hacia la electricidad renovable tan solo servirán hasta cierto punto.

“Sabemos cómo hacer 40 gigatoneladas”, comentó Julio Friedmann del Centro de Política Energética Global de la Universidad de Columbia. “Esto quiere decir que necesitamos eliminar 10 gigatoneladas”.

Friedmann se refería a la captura y el almacenamiento de carbono (CAC): en esencia, succionar el dióxido de carbono de la atmósfera o desde su fuente de emisión y encerrarlo en algún otro lugar.

Hace casi dos décadas, Jennifer Wilcox se percató de que esa eliminación sería clave para llegar a las cero emisiones. Como profesora de Ingeniería Química de la Universidad de Stanford, Wilcox reconoció que las soluciones basadas en la naturaleza —plantar árboles y rehabilitar los humedales, muy buenos mecanismos para absorber el dióxido de carbono— eran limitadas: también se debía capturar el carbono del aire. Por lo tanto, en 2012, escribió el manual para hacerlo. La Academia Nacional de Ciencias aceptó el punto de vista de Wilcox en 2018, al informar que se debían desarrollar y promover tecnologías para extraer la cantidad necesaria.

Wilcox, de 45 años, ahora tiene un puesto directivo en la Oficina de Energía Fósil y Gestión del Carbono del Departamento de Energía, donde está a cargo de hacer precisamente eso. No obstante, destinar 10.000 millones de dólares hacia inversiones en captura y almacenamiento de carbono tan solo es una parte del trabajo. Las tecnologías comprobadas se deben hacer a un menor costo y a escala y en algunos casos se deben integrar con otros sistemas. Deben ser desplegadas en las fuentes de dióxido de carbono, como en centrales eléctricas y fábricas, y en la naturaleza, por medio de sistemas conocidos como captura directa de aire. Además, se deben encontrar lugares donde el gas capturado se pueda almacenar durante siglos, una labor que puede ser complicada. Wilcox “ha descrito todos los aspectos de esta trayectoria de trabajo”, comentó Friedmann, quien la conoce desde hace décadas. “Se despierta todos los días pensando en cómo desplegar tecnologías de energía limpia”.

Esta entrevista fue editada y resumida.

Jennifer Wilcox visita a las gallinas sedosas en el gallinero de su casa en Filadelfia, el 1.° de mayo de 2022. (Michelle Gustafson/The New York Times)
Jennifer Wilcox visita a las gallinas sedosas en el gallinero de su casa en Filadelfia, el 1.° de mayo de 2022. (Michelle Gustafson/The New York Times)

P: ¿Qué está deteniendo la captura y el almacenamiento de carbono en la actualidad? ¿Es la tecnología?

R: Los tipos de captura de carbono a menudo se confunden entre sí. Hay una captura de carbono desde fuentes puntuales, la cual moderniza una fábrica existente y evita que las emisiones entren en la atmósfera. Luego, está la eliminación del dióxido de carbono: captura directa de aire. Ya existe la tecnología para ambas estrategias.

Pero luego, la cuestión es: ¿qué haces con todo el CO2? La estrategia que se puede escalar son las reservas agotadas de petróleo y gas: inyectar el CO2 en lo profundo de la tierra. Así que, para mí, no se trata para nada de la tecnología.

P: ¿El almacenamiento subterráneo es seguro, realizable y rentable a largo plazo?

R: El almacenamiento subterráneo profundo de CO2 no es nuevo: la industria petrolera lo ha hecho desde hace casi 40 años por medio de una producción mejorada del petróleo, la cual es una actividad a escala comercial en este momento. A través de esta industria, hemos ganado experiencia para un almacenamiento seguro y protegido y las mismas habilidades, fuerza laboral y experiencia se utilizarán para proyectos dedicados al almacenamiento del CO2. Unos mecanismos de captura similares a los que permitieron la formación del petróleo y el gas durante millones de años en la profundidad del subsuelo a final de cuentas capturarán CO2 mientras trabajamos para regresar el flujo de carbono al subsuelo y estamos trabajando para construir infraestructura.

P: ¿Dónde crees que estará la captura y el almacenamiento de carbono dentro de diez años? ¿Crees que ya se habrán implementado los sistemas de fuentes puntuales para ese momento?

R: Creo que en una década la CAC se desplegará en fuentes puntuales industriales que son difíciles de descarbonizar en la actualidad: el cemento, principalmente, y en algunos casos el acero. La captura de carbono en una planta de cemento en verdad sirve para disminuir la intensidad de carbono de ese producto. Y también tenemos en la mira a la industria papelera.

P: ¿Los clientes quieren comprar papel bajo en carbono?

R: Sí. Apple, Amazon… cualquiera que use mucho papel. Están dispuestos a pagar por cadenas de suministro bajas en carbono, pero estas no existen ahora. Así que deben pagar una eliminación de carbono muy cara.

Mi punto es este: ¿y si financiamos el cemento bajo en carbono, el acero bajo en carbono, el papel bajo en carbono agregando la CAC a su producción? Es mucho más barato evitar las emisiones que eliminarlas después. No creo que sea difícil descarbonizar esos sectores en este momento.

En definitiva, no veo la captura de carbono como una herramienta para compensar emisiones que sabemos cómo descarbonizar. Pero preguntar quién está dispuesto a pagar por estos proyectos puede ayudarles a algunos de ellos y la ley de infraestructura bipartidista que firmó el presidente estadounidense, Joe Biden, en noviembre respaldará al menos dos demostraciones.

P: ¿Cuáles consideras que son los desafíos que enfrenta la captura y el almacenamiento de carbono para desplegar la escala necesaria que logre 10 gigatoneladas de eliminación al año?

R: La falta de educación y de comunicación eficaz. Un ejemplo en mi manual es que la misma química que captura el CO2 también captura los gases de lluvia ácida, los óxidos de azufre y los óxidos de nitrógeno, los cuales también afectan la salud humana. La primera etapa de la captura de carbono en realidad es limpiar la materia particulada. En algunas comunidades donde se podría desplegar esta tecnología hay problemas de contaminación del aire, así que es muy importante comprender esos aspectos. Y parte de lo que estamos haciendo en este gobierno es ser muy considerados al momento de citar proyectos y asegurarnos de que somos muy claros en que hay beneficios para las comunidades.

© 2022 The New York Times Company