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La dura batalla de una joven a la que todos elogiaban por perder peso: tenía cáncer

Beth Dinsley, quien a sus 21 años estudia en la Universidad de Lincoln, nunca imaginó que tres años atrás su pérdida de peso involuntaria, por la que todos la felicitaban por lo bien que se veía aparentemente, la llevaría a emprender una de las batallas más difíciles de su vida: superar un cáncer de ovario.

Mujer en tratamiento contra el cáncer/Getty Creative
Mujer en tratamiento contra el cáncer/Getty Creative

La joven que reside en Lydd, una villa del distrito de Folkestone y Hythe, en el condado inglés de Kent, realmente estaba encantada con su drástica pérdida de peso sin hacer dieta ni esfuerzo físico alguno. Recibía elogios por parte de sus amigos y en los comentarios que le dejaban en sus redes sociales. Mejor, imposible -pensó- ya que solía tener unas libritas de más.

Pero la verdad aterradora que descubrió detrás de su sorprendente pérdida de peso resultó bastante siniestra. “Todos me decían lo bien y saludable que me veía, así que realmente no lo cuestioné”, dijo en un reporte del portal digital de New York Post.

Aún Beth no sabía bien lo que vendría después, aunque ya desde el verano de 2017 comenzó a sentirse increíblemente cansada. En ese momento, pensó que era porque había trabajado 12 horas en un parque de vacaciones, luego de haber hecho los exámenes para entrar a la universidad. Realmente no se había tomado un respiro.

“A pesar de no intentarlo, seguía perdiendo peso”, recordó. Luego ya en la universidad aparecieron nuevos síntomas. “También comencé a vomitar durante mi período. Pero hablé con otras chicas que dijeron que a veces también estaban enfermas, por lo que no era nada extraño", aseguró.

No obstante, Beth seguía sintiéndose más cansada y perdiendo peso. Intentó seguir su vida normal en la universidad. Practicaba deportes, aunque terminó en emergencia por la caída de un chico sobre ella. Le dijeron que probablemente había sufrido hematomas internos y daño muscular.

“Después de eso, mis síntomas parecieron disminuir un poco. No estoy segura si fue psicológico, ya que pensé que tenía una respuesta, así que me convencí de que estaba bien. Pero cuando fui a casa por Navidad, mi madre insistió en llevarme al médico para ver si estaba todo bien".

El diagnóstico final

Cuando su médico de cabecera la remitió para una tomografía computarizada urgente, Beth finalmente se dio cuenta de que podría tener algo muy malo.

Los resultados de su exploración a los pocos días revelaron que Beth tenía un tumor de 11.8 pulgadas en su ovario derecho, que estaba presionando sus órganos.

“Tan pronto como los médicos dijeron la palabra 'tumor', todo lo que pude preguntar fue: '¿Voy a morir?' Pero en ese momento, nadie podía decirme: no lo sabían”, dijo.

Así encontró la explicación de por qué había estado vomitando, sintiéndose cansada y perdiendo constantemente peso. “Mientras los médicos hablaban, podía sentir mis ojos vidriosos. Estaba tan aturdida por el shock [de la noticia] que no pude soportarlo ”.

“Nunca pensé que tendría cáncer de ovario a los 19 años", recordó Beth.

La pérdida de peso sin causa aparente o de forma involuntaria, especialmente si es significativa o persistente, puede ser un signo de un trastorno médico no diagnosticado, como lo define la Clínica Mayo en su página web.

El momento en el cual la pérdida de peso sin causa aparente se convierte en una preocupación médica no puede determinarse con exactitud. Pero muchos médicos están de acuerdo en que se requiere una evaluación si una persona pierde más del 5% de su peso en un período de seis meses a un año.

Según la Sociedad Americana de Oncología Clínica, la pérdida de peso es frecuente entre las personas con cáncer y, a menudo, es el primer signo visible de la enfermedad.

De acuerdo con sus estadísticas, el 40% de las personas dicen que tuvieron una pérdida de peso sin motivo cuando se les diagnostica cáncer por primera vez, y hasta el 80% de las personas con cáncer avanzado tienen pérdida de peso y masa muscular, refiere.

Las personas con cáncer también tienen otros síntomas junto con la pérdida de peso y de masa muscular como fatigas, debilidad, pérdida de energía y dificultad para realizar las tareas diarias.

Apreciar más la vida

También Beth supo que habían encontrado células cancerosas en su pecho, lo que significaba que la enfermedad ya se había extendido. Su cáncer fue clasificado en la cuarta etapa. Sus probabilidades de supervivencia se redujeron de un 95% a un 90%.

"Fue difícil ver mi vida como un porcentaje, especialmente cuando estaba disminuyendo", recordó Dinsley, quien desde esa fecha, en diciembre de 2017 y hasta hace muy poco tuvo tuvo que pasar por cuatro rondas de quimioterapia bastante agresivas.

Además tuvo que someterse a una agotadora cirugía que le dejó una cicatriz en su vientre de 14 cm, desde el ombligo hasta la ingle, que cariñosamente hoy la llama Meryl Streep, como su ídolo.

"Pensé que tenía que aprender a amarla y nombrarla como alguien que me inspira y me ayudó a salir adelante”, dijo Beth sobre su cicatriz en el vientre.

Gracias a los tratamientos, fisioterapia, el apoyo de sus familiares y amigos, Beth está hoy recuperada. Retomó sus estudios sobre bienestar y comportamiento animal en la universidad, y conoció a su novio Joe Reynolds, de 21 años.

"Pasar por lo que he hecho me ha hecho apreciar más la vida, y si alguna vez me siento ansiosa por las cosas pequeñas, miro hacia atrás y lo pone todo en perspectiva", aseguró esta chica, que logró superar el cáncer de ovario y cuenta su historia para que sirva de inspiración a otros.

También cree que puede ayudar a otras personas -que como ella comenzaron a perder peso involuntariamente y no sabían que era uno de los principales síntomas del cáncer- para que acudan de inmediato al médico.