Fue campeón sin corona, logró “detener” el tiempo y ahora fue homenajeado como nunca: Luis Ángel Firpo, el Toro salvaje de las Pampas
“Estoy feliz y orgullosa. Tuvo que esperar nada menos que un siglo para recibir de manera simbólica el cinturón de campeón del mundo que merecía, pero se hizo justicia, gracias por este homenaje a mi tío, el padre del boxeo”, dijo el sábado 14 de octubre, frente al Mausoleo del cementerio de la Recoleta donde descansa el eterno Luis Ángel Firpo, su sobrina nieta, María de Lourdes Pérez Barbieri.
El día que el tiempo se detuvo
Pasaron cien años de aquel knock out que no fue y del título de campeón del mundo que se escapó para él y para la Argentina por esos segundos interminables que no se contaron...
Ocurrió un 14 de setiembre de 1923. Fue un encuentro para la historia por el Título Mundial de boxeo de todos los pesos, en el Polo Grounds de Nueva York y ante 80 mil personas.
Aquella noche tan recordada, un boxeador argentino nacido en la ciudad de Junín -un 11 de octubre de 1894- llamado Luis Ángel Firpo le disputaba la corona nada menos que a Jack Dempsey, el púgil del momento, convirtiéndose en el primer iberoamericano en llegar a semejante desafío.
Firpo, al que habían bautizado como El toro salvaje de las Pampas, madrugó al estadounidense al comienzo del primer round y El matador de Manassa, como lo apodaban por su origen, fue a parar a la lona. Pero se repuso como un verdadero campeón y en siete oportunidades pudo derribar al Toro, quien guapo como nadie, daba lucha pese a que peleó con una fractura dislocada en el codo izquierdo. Digamos que de manera más que irregular pocas horas antes del combate su brazo fue reacomodado por un médico y vendado para evitar la hinchazón.
Es importante destacar que en aquellos años las reglas de las tres caídas para la victoria por knock out no existían, por eso Firpo pudo seguir el combate, algo que con las reglas actuales no hubiera podido ocurrir.
Las trompadas entre ambos volaban de un lado a otro hasta que llegó el momento mágico de la pelea... Luis no se achicó, juntó coraje y potencia, y le dio un furibundo golpe en la pera a Jack que lo sacó del cuadrilátero. Lo hizo caer encima del periodista Jack Lawrence que, asombrado, debió parar de tomar apuntes. Así, él junto a otros colegas que estaban sentados en el ring side, lo ayudaron a incorporarse (no permitido por el reglamento por lo que debió haber perdido el combate) y llegó otra situación polémica: ¿cuánto duró el conteo para que Dempsey regresara al ring? Las versiones varían entre los 9 y 17 segundos, dejando en claro que si el referí Jack Gallagher llegó a contar hasta 10, debió haber proclamado ganador a Firpo por knock out de acuerdo con los reglamentos.
El público presente enloquecía ante semejante muestra de heroísmo y bramaban: “Cuando Firpo tiró a Dempsey fuera del ring”. Ese latiguillo fue tomado para el jingle que en los ‘80 popularizaron los clásicos cigarrillos negros Particulares, ¿Se acuerda? La versión completa del eslogan publicitario decía: “Vieja América del tiempo de Rodolfo Valentino// cuando Al Johnson canturreaba y Sinatra era un bambino//cuando el blues se rapsodiaba a lo Gershwin//cuando Firpo tiró a Dempsey fuera del ring...”.
Siga, siga...
Pero la pelea siguió y en el segundo round Firpo volvió a caer dos veces más, producto de dos furibundos ganchos de izquierda, el último definitorio. Dempsey se acercó a Firpo en el piso y demostró su hidalguía cuando le dijo: “Usted es el campeón del mundo en bravura”. Más allá de semejante gesto, el comportamiento del juez dejó tanto que desear que al tiempo terminó sancionado por las sospechas que provocó su pésima tarea.
La transmisión llegaba a Buenos Aires por radio a galena a través de la emisión que hizo LOX Radio Cultura. El público se reunió frente al Luna Park, que por entonces estaba en Corrientes 1066 (luego trasladado a Corrientes y Bouchard, en el Bajo) para escuchar el relato, previo pago de 50 centavos. Otros siguieron los resultados por intermedio de las pizarras que podían leerse en las puertas de los diarios Crítica y La Prensa, o a través de las señales lumínicas que se emitían en el Pasaje Barolo: roja si ganaba Dempsey y verde si lo hacía Firpo, lo que con tantos vaivenes se fue prestando a confusión y por un momento se creyó que el argentino había vencido.
Ayer, hoy y por siempre
Resultó tan importante la labor de Firpo a nivel mundial, que permitió que la práctica del boxeo fuera aceptada oficialmente a partir del 3 de febrero de 1924, algo que estaba prohibido desde 1892. El Toro salvaje de las Pampas siguió recibiendo distinciones: en 1952 actuó en el filme Nace un campeón y en 1954 fue condecorado como “Caballero del Deporte”. En 1980 recibió el Premio Konex post mortem como uno de los cinco mejores boxeadores de la historia. En homenaje a su épico combate se instituyó el 14 de setiembre en la Argentina como “El día del boxeador”.
A causa de un ataque cardíaco falleció el 7 de agosto de 1960 a los 65 años. Quienes lo recuerdan bien valoran que siempre supo regresar a su Junín natal y mencionó sus orígenes en cualquier lugar del mundo donde estuvo. Hoy sus restos siguen descansando en la bóveda diseñada por el escultor Luis Pelotti en colaboración con Juan Carlos Ferraro, pero luciendo ya el cinturón de campeón.
Los precursores de la idea del reconocimiento, Jonathan Di Primio (defensor de las familias y las personas con discapacidad) y Claudio Izaguirre (titular de la Asociación Antidrogas de la Argentina) le hicieron entrega además de un par de guantes que donó Corti, la empresa de indumentaria de boxeo.