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La campaña para el histórico plebiscito arranca en Chile marcada por la pandemia

Santiago de Chile, 26 ago (EFE).- Chile dio este miércoles el pistoletazo de salida a la campaña electoral para el histórico plebiscito constitucional del próximo 25 de octubre, una contienda marcada por la pandemia del coronavirus y en la que el principal reto es evitar que el miedo al contagio desaliente el voto.

Con 400.000 infectados y cerca 11.000 muertos desde marzo, pero con la pandemia en retroceso, los partidos comenzaron a desplegar su poderosa maquinaria propagandística para convencer a los chilenos de votar a favor o en contra de derogar la actual Constitución, escrita durante la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990).

La campaña ya de por sí es inédita porque es el plebiscito más importante desde el que decidió el fin de Pinochet en 1988, pero la pandemia le ha añadido un grado de singularidad: no habrá grandes mítines, el volanteo y el puerta a puerta estarán restringidos y la propaganda se concentrará básicamente en medios y redes.

"Se pondrá a prueba la creatividad de los partidos y organizaciones de la sociedad civil que apoyan las diversas opciones", dijo a Efe el presidente del Servicio Electoral de Chile (Servel), Patricio Santamaría.

HACER HISTORIA EN PANDEMIA

El plebiscito, que iba a celebrarse el 26 de abril pero fue aplazado por el coronavirus, planteará además otra pregunta: si el órgano encargado de redactar el nuevo texto debe ser una asamblea formada solo por ciudadanos electos o integrada también por diputados.

De salir la opción del "Apruebo", la elección de los constituyentes se realizará en abril y la nueva Constitución -que debe redactarse en un máximo de un año- se ratificará en otro plebiscito, este con voto obligatorio.

"Chile nunca ha tenido una Constitución escrita en democracia. Además, si gana la Convención Constituyente habrá paridad de género, algo inédito en el mundo", explicó a Efe Claudia Heiss, politóloga de la Universidad de Chile.

Redactada en 1981 y reformada decenas de veces, la actual Constitución es vista por gran parte de la sociedad como el origen de las desigualdades que aquejan al país por su corte neoliberal, por eso el plebiscito es una de las principales apuestas políticas para desactivar la grave crisis social que estalló el octubre, con una treintena de fallecidos y miles de heridos.

"La votación en sí misma no va a calmar los ánimos, la polarización va a ser muy grande antes y después del plebiscito. Lo que sí puede desinflar la crisis son los diálogos constituyentes", reconoció a Efe Jaime Abedrapo, director de la Escuela de Gobierno de la Universidad San Sebastián.

El presidente chileno, el conservador Sebastián Piñera, ha pedido a sus ministros que no hagan campaña a favor de ninguna opción para evitar que se convierta en un referéndum sobre su gestión, pero lo cierto es que hay ministros que abiertamente ya se han posicionado.

La oposición de centro-izquierda e izquierdas es partidaria en bloque del cambio constitucional -aunque no hará campaña de manera conjunta como en 1988-, mientras que los cuatro partidos de derechas que integran la coalición gubernamental están divididos.

"No necesitamos una nueva Constitución para mejorar la vida de los chilenos, hemos demostrado que se puede hacer con buenas leyes", afirmó a Efe el secretario general de la ultraconservadora y oficialista Unión Demócrata Independiente (UDI), Felipe Salaberry.

MIEDO A LA ABSTENCIÓN

La principal duda sobre el plebiscito no es el resultado, pues la mayoría de las encuestas dan por ganador el "Apruebo", sino la baja participación: Chile tiene una de las abstenciones más bajas de la región, una situación que podría agravarse por la pandemia.

"Desde se estableció el voto voluntario en 2012, la participación ha fluctuado entre el 35 % y el 49 % aproximadamente", explicó el presidente del Servel, cuya institución se ha fijado en las pasadas presidenciales de República Dominicana para elaborar un protocolo sanitario para el día de la votación.

Desde los sectores más conservadores llevan semanas pidiendo un nuevo aplazamiento, pero tanto la ONU como las asociaciones médicas del país aseguran que es posible votar sin riesgos.

"El plebiscito debe realizarse sin postergaciones y sin excusas. Hay sectores de derechas que están planteando un piso mínimo de participación, eso no tiene ningún precedente en Chile", indicó a Efe el presidente del socialdemócrata Partido Por la Democracia (PPD), Heraldo Muñoz.

El sondeo Plaza Pública Cadem reveló este lunes que siete de cada 10 chilenos están "totalmente decididos" a participar, frente a un 9 % que ya lo ha descartado.

Lo que no está claro aún es si podrán votar los ciudadanos con COVID-19, aunque de momento parece descartada la utilización de mecanismos alternativos, como el voto postal, anticipado o a domicilio.

Para Heiss, el triunfo del "Apruebo" está asegurado, pero una alta abstención podría arrojar un resultado más ajustado y "hacer que la derrota del Rechazo no sea tan estrepitosa".

María M.Mur

(c) Agencia EFE