Un camino antiguo que nos une de Miami a España | Opinión

El Camino de Santiago de Compostela toma su nombre de la ciudad del extremo noreste de España donde se cree que el apóstol Santiago predicó el evangelio cristiano.

Durante más de un milenio, cientos de miles de peregrinos han viajado por caminos que atraviesan Europa para converger en un último tramo hacia la gran Catedral de piedra de Santiago de Compostela, donde se dice que yacen los restos terrenales del apóstol.

Tanto el casco antiguo de Santiago de Compostela como el propio Camino están reconocidos por la UNESCO como patrimonio de la humanidad.

Recorrer este camino en peregrinación, que serpentea a través de los impresionantes paisajes montañosos del norte de España, es un desafío físico, pero para muchos, también un viaje de autodescubrimiento y crecimiento espiritual.

Cuando mis amigos María Díaz de la Cebosa y Julián Linares me hablaron por primera vez sobre el programa de intercambio juvenil que apoyan y que trae a estudiantes estadounidenses (la mayoría de los cuales nunca habían salido de Estados Unidos) a España para hacer el Camino junto a sus pares españoles, inmediatamente despertó mi interés.

Estos estudiantes llegaron del Miami Dade College, Big Brothers Big Sisters Miami y un colegio público del barrio donde crecí, el Bronx.

Por su parte, los adolescentes españoles que se unieron a nosotros acababan de completar un curso de inglés norteamericano de dos años de duración que apoya la Embajada de los Estados Unidos en España. Quería aprender de primera mano de estos jóvenes (nuestros ciudadanos diplomáticos) y por eso decidí unirme a ellos en su viaje de casi 65 millas a lo largo del Camino.

Vivimos en un mundo cada vez más digital, comunicándonos a través de aplicaciones y emojis, pero nada se puede comparar con la interacción cara a cara, caminando hombro con hombro con otras personas.

Las conexiones entre pueblos, people-to-people, como las que se crean a través de programas de intercambio internacional, son uno de los pilares de la diplomacia y la base de la confianza entre naciones. Desafían los prejuicios y cultivan la empatía.

También mejoran las habilidades lingüísticas. Al mejorar su inglés y aprender más sobre la cultura estadounidense, los adolescentes españoles (muchos de los cuales son inmigrantes o hijos de inmigrantes de América Latina, África y Europa del Este) mejoran sus perspectivas profesionales y abren la posibilidad de estudiar en universidades estadounidenses.

Por su parte, muchos de los estudiantes de Miami y Nueva York crecieron, como yo, hablando español en casa. Esta fue una oportunidad para que descubrieran las complejidades del español que se habla en el país donde nació el idioma. Este conocimiento trae consigo un respeto más profundo por el patrimonio cultural, pero también una perspectiva más realista del país que es España hoy.

Y eso es exactamente lo que vi mientras caminábamos juntos hacia Santiago. Los estudiantes hablaron en inglés y español, compartieron diversas historias de sus vidas en sus hogares y respondieron preguntas, algunas de ellas incómodas, sobre los desafíos económicos, sociales y políticos de nuestros países.

¿Cómo ven los jóvenes latinos el legado cultural de España en las Américas? ¿Qué lecciones pueden aprender los estadounidenses de la España moderna y democrática de hoy? ¿Qué significa para los jóvenes europeos tener una guerra en su frontera oriental?

Un estudiante, que llegó a España como refugiado desde Ucrania, compartió sus propias experiencias al dejar atrás su tierra natal, un ejemplo vivo de la historia que muchos jóvenes estadounidenses sólo han oído de boca de sus abuelos o bisabuelos.

Cuando dábamos pasos juntos en el Camino, nos convertimos en parte de una historia que tiene siglos de antigüedad, pero la experiencia universal de reunirnos, de conocernos en el Camino, está viva y coleando hoy.

A medida que el mundo emerge de la pandemia, debemos volver a comprometernos a hacer que los intercambios culturales internacionales y el aprendizaje de idiomas formen parte de las experiencias educativas disponibles para nuestros jóvenes, independientemente de su clase o procedencia.

Como se ha demostrado a lo largo del tiempo y en todas las culturas, esta es la mejor manera de construir puentes, celebrar la diversidad y lograr la paz, la seguridad y la prosperidad para nuestros ciudadanos.

Julissa Reynoso es embajadora de Estados Unidos en España.

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