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Qué cambios (a peor) pueden ocasionar en tu cuerpo los antibióticos

Cassie Shortsleeve

La resistencia frente a los antibióticos es uno de ellos, pero las investigaciones recientes dicen que no es lo único de lo que preocuparse cuando abusamos de las pastillas. (Foto: Corbis / Garo)

Los antibióticos se crearon por algo. Desde la llegada de la penicilina en la década de 1940 y el posterior desarrollo de otros antibióticos, el número de afectados y fallecidos por enfermedades infecciosas ha disminuido drásticamente. Sin embargo, a medida que se ha popularizado su uso, las bacterias a las que en un principio los antibióticos eran capaces de erradicar, se han adaptado, volviéndose resistentes a algunos ataques.

La preocupación respecto a la resistencia a los antibióticos es real. Si tu cuerpo es capaz de generar una forma de defenderse de ellos — porque si los consumes cuando no es necesario (o sea, cuando no tienes una infección bacteriana, e incluso comiendo carne de ganado engordado con antibióticos), esos medicamentos pueden llegar a no funcionar cuando más los necesitas, es decir, cuando te enfrentas a una enfermedad peligrosa.

Pero, según las investigaciones recientes, la resistencia no es lo único a lo que debemos temer en relación con la medicación, sobre todo cuando hablamos de niños. En un nuevo estudio, el Langone Medical Center, investigadores de la Universidad de Nueva York querían ver qué pasaba si le daban a un ratón una dosis de un antibiótico infantil común (amoxicilina o tilosina), en dosis similares a las que se administran en los niños.

¿El resultado? Los ratones que tomaban antibióticos engordaban más, desarrollaban huesos más largos y mostraban más alteraciones en sus microbiomas gastrointestinales (es decir, las bacterias de sus sistemas digestivos), en comparación con los ratones que no recibían antibióticos. La tilosina parece tener un efecto más potente que la amoxicilina en la reorganización del microbioma, lo que quiere decir que este medicamento podría tener una actividad mayor en el sistema gastrointestinal, según los investigadores.

Pese a que no es sorprendente que los ratones expuestos a los antibióticos experimentaran cambios en sus microbiomas, ya que los antibióticos actúan matando o reduciendo las bacterias, lo verdaderamente interesante es “lo que duraban los cambios”, dijo a Yahoo Health el jefe de la investigación, el Dr. Martin Blaser, director del Programa de Microbiomas Humanos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York.

Pese a que el tratamiento con antibióticos finalizó a los 39 días, el día 160 los investigadores todavía podían observar diferencias en los aparatos digestivos de los ratones que habían sido medicados. Aquí llega lo importante: “Los cambios a largo plazo en las bacterias gastrointestinales pueden tener consecuencias metabólicas, como un incremento de peso”, dice Blaser. Otra investigación de la Universidad de Minnesota también relacionó el uso temprano de medicamentos con alergias, enfermedades autoinmunes y otras enfermedades desarrolladas a lo largo de la vida.

Y, pese a que este trabajo reciente se ha desarrollado con ratones, Blaser dice que los resultados son “congruentes con la idea de que los antibióticos en los primeros años de vida afectan al microbioma que está en desarrollo y pueden influir en cómo se desarrolla un niño”.

Pero, ¿qué pasa con los adultos? ¿También corremos el riesgo de todo tipo de cambios corporales? El trabajo de Blaser se ha centrado principalmente en los niños y en los animales jóvenes, “porque es entonces cuando se desarrollan el sistema inmunitario y el metabólico, de forma que son extremadamente frágiles frente a los cambios”, dice. “El uso temprano parece causar más impacto”, afirma. Pero otra investigación demuestra que los adultos no son en absoluto inmunes a los efectos. Un estudio de la European Journal of Endocrinology demostró que, del millón de personas estudiadas, las que sufrían diabetes habían recibido más tratamientos con antibióticos que las personas no diabéticas. Esto sugiere que los antibióticos están cambiando el microbioma, incluso en los adultos, afectando por tanto al metabolismo y causando predisposición a la diabetes, dice Blaser.

La solución para evitar estos cambios potencialmente peligrosos parece pasar por tomar perspectiva y reconsiderar la frecuencia con que tomamos medicamentos. Los datos indican que un niño americano recibe una media de diez tratamientos con antibióticos antes de los diez años. A cuatro de cada cinco americanos se les recetan estos medicamentos una vez al año. Por último, las residencias de ancianos suelen abusar de los antibióticos. Otra investigación sugiere que entre un 20 y un 50 por ciento de todos los antibióticos recetados en el país son innecesarios.

Esto no quiere decir que la solución sea que las personas enfermas dejen de tomar los medicamentos: “Cuando alguien está enfermo, necesita los antibióticos de verdad”, repite Blaser. “Sencillamente, es que estamos abusando de ellos para tratar infecciones leves o casos en los que los antibióticos no son necesarios en absoluto, porque se trata de infecciones virales”.

¿Qué es lo mejor que puedes hacer? Si tu hijo enferma, o si tú mismo enfermas, ve a la consulta de tu médico para asegurarte de que se trata de una infección bacteriana antes de empezar a tratarte con medicamentos antibióticos. Además, trata de comer carne de ganado que no haya sido engordado con antibióticos. Algunas investigaciones sugieren que el 80 por ciento de los antibióticos vendidos en Estados Unidos acaban yendo a parar al ganado, en vez de a las personas. Pero, incluso si los medicamentos se administran en un animal, pueden acabar llegando a tu organismo.