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Cambio de vida: en tandas, las familias de la villa Fraga se mudan a departamentos a estrenar

Un ropero de madera oscura, sillas de comedor rayadas, un colchón de una plaza y otro matrimonial, una heladera color acero, bolsas de residuo llenas de ropa y tres cajas de cartón selladas con cinta de embalar. Personal de una empresa de mudanzas sube las pertenencias -por escalera- al departamento 3D, en uno de los nuevos edificios construidos en el barrio Fraga.

La unidad 3D, de dos dormitorios y tres ambientes, es una de las 678 viviendas nuevas que comprende el plan de urbanización de la Villa Fraga, situada en un explayón de maniobras de ferrocarril Urquiza, en el barrio de Chacarita. Lo delimitan las calles Guevara, Céspedes, Fraga, Teodoro García y la Avenida Triunvirato. Existe, además, un pequeño asentamiento satélite en la esquina de esa avenida y Federico Lacroze.

En la mañana de hoy empezó la segunda etapa de mudanza de familias, que se trasladan desde el asentamiento informal hacia las nuevas viviendas. Son 63 las unidades que ya se encuentran habitadas, luego de una primera tanda que se realizó en octubre y noviembre del año pasado. En lo que resta de este mes y febrero, llegarán 100 familias más. En total, serán alrededor de 700 los hogares que tendrán departamento a estrenar de un total de 1000 que habitan el barrio.

Nelly Arroyo fue de las primeras personas en mudarse a las unidades nuevas, en octubre de 2019. Tiene 69 años, es modista y vive en un primer piso de dos ambientes junto a su perro Toby. Hace 12 años que es parte de la villa. Primero, alquilaba; luego, construyó una casa propia junto a su hija, quien también se trasladó a uno de los flamantes departamentos. Arroyo recibe su ayuda para pagar las cuotas de adquisición de la vivienda.

El living de Arroyo es su nuevo lugar de trabajo: allí despliega cuatro máquinas de coser, una mesa de corte, maniquíes y rollos de tela. Tras la mudanza, dice haber perdido a sus viejos clientes, aunque sumó algunos nuevos: "Mis clientes del barrio ya no vienen hasta acá, pero por suerte sigo ocupada; ahora hago trabajos para mis nuevos vecinos", describió.

Arroyo deseaba, hacía tiempo, mudarse del "barrio histórico", como le llaman en el gobierno porteño a la zona de asentamiento informal. La urbanización está a cargo del Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC). "Lo más importante era salir del lugar, alejarme de mis vecinos, con quienes me sentía insegura. Todo el tiempo caía la policía a sus casas", recuerda.

Con sus vecinos actuales no tiene todavía demasiada relación: "Se juntan en la plaza, toman mate. Yo siempre estoy acá trabajando, no salgo", explica.

Si bien Arroyo está conforme con su casa, aún no se siente segura. "Falta una reja en la puerta de mi balcón. Me dijeron que la iban a poner y nunca lo hicieron. El otro día me olvidé mi llave, y mi hija se trepó y entró por mi ventana. Puede meterse cualquiera y robar mis máquinas", se queja la modista.

La obra de urbanización comenzó en marzo de 2018. Contempla, además de viviendas a estrenar, la apertura de calles, el mejoramiento de las viviendas existentes y su conexión a los servicios básicos, la mejora del espacio público y el esponjamiento urbano (liberación de espacios para generar pulmones de manzana).

El camino de villa a barrio promete hacer frente al hacinamiento que existe en Fraga: viven 2764 personas en 513 viviendas y 2,7 hectáreas, según el último dato registrado por IVC, en 2016. Al hacinamiento se le suman problemas estructurales como falta de ventilación, exceso de humedad y pasillos angostos. El masterplan amplía el terreno: comprende 8 hectáreas.

Los departamentos nuevos se organizan en cuatro manzanas de edificios, dispuestos en forma de herradura, que enmarcan plazas de acceso público. Las plazas se encuentran protegidas con rejas que se cierran durante la noche. Tres de ellas se abren hacia el barrio de Chacarita a través de la calle Guevara. En la cuarta manzana (Avenida Triunvirato y Teodoro García), el espacio verde se enfrenta a las vías del tren y se construirá una calle peatonal para poder acceder al mismo.

Juan Maquieyra, presidente del IVC, estima que a mediados de este año terminarían con la totalidad de las mudanzas, pero pretenden respetar los tiempos sociales: "Queremos tomarnos el tiempo de conversar con cada familia, asignarles el lugar adecuado, definir los consorcios".

La ley N°5799 de "reurbanización e integración sociourbana del Playón Chacarita", sancionada en marzo de 2017, exige que los habitantes del barrio participen en la toma de decisiones, a través de las llamadas Mesas de Gestión Participativa, integradas también por personal de la Defensoría General y la Defensoría del Pueblo y miembros del IVC, entre otros.

Maquieyra afirma que, en concordancia con esa norma, todas las decisiones se consensúan con los vecinos y eso puede demorar los procesos. De hecho, según dice, el primer período de mudanzas se retrasó de mayo a octubre del año pasado por estos motivos.

Una de las vocales del barrio, Maryluz Zambrona, cuenta que "las primeras mudanzas fueron al voleo, apuradas, porque se hicieron antes de las elecciones; mudaron a los vecinos sin que tengan información". Ahora, según dice, el proceso parece "más estricto y selectivo".

De las tres manzanas ubicadas sobre la calle Guevara, solo una se encuentra habitada y otra se habitará la semana próxima. Los edificios de la tercera manzana se encuentran en etapa de fin de obra. El último bloque, que alberga el 40% de la totalidad de viviendas, lleva un mayor atraso; quienes supervisan la obra estiman que finalizará entre marzo y abril.

Son 33 edificios de distintas alturas -planta baja y cuatro pisos o planta baja y ocho- que albergan viviendas de dos, tres, cuatro y cinco ambientes. También se construyen 71 locales comerciales para procurar la continuidad de los comercios de algunas de las familias relocalizadas.

Para acceder a las viviendas a estrenar, cada familia debe pagar una cuota mensual que no supera el 20% de sus ingresos. Son cuotas fijas a 20, 30 o 40 años, según la situación económica particular de cada hogar. En el caso de los locales comerciales, las cuotas sí tienen posibilidad de actualización.

El IVC se encarga de evaluar, junto con los vecinos, la necesidad de mudanza de cada familia. Las familias con prioridad son aquellas cuyas viviendas deben ser demolidas para abrir calles, tender servicios y generar pulmones de manzana. También están en la lista aquellas con riesgo de derrumbe.

Según comenta Luisa Morales, otra vocal de la villa Fraga, la intención de los vecinos de mudarse a las viviendas nuevas creció exponencialmente a medida que se fueron terminando: "Quedaron tan bien, que todos quieren irse para allá, pero eso no estaba planificado; ahora faltan viviendas", dicen.

Los vecinos que deben ser desplazados también pueden optar por tomar un crédito del IVC y mudarse fuera del barrio, pero no es una elección común: "Con los precios del mercado inmobiliario, hoy un crédito no te alcanza para nada", dice Morales.

Todas las familias llegan con su título de propiedad en mano, de modo tal que una vez mudados los propietarios comienzan a pagar electricidad, agua, gas y ABL. "De esta manera, están en las mismas condiciones que todo el barrio de Chacarita, es una integración real", opina Maquieyra.

El mejoramiento de las viviendas que quedan en el barrio también será pago; estas obras comenzarán a fin de mes. Según el funcionario, "todos los vecinos tienen ganas de pagar, regularizarse y crecer; y ahora hay un Estado que controla y acompaña el proceso".

El ladrillo, las líneas rectas, las persianas de plástico blancas, las rejas negras, las islas de pasto y los bancos de cemento identifican tanto a los edificios nuevos del Playón de Chacarita como a los que el IVC está construyendo en las villas 20 y Rodrigo Bueno.

De momento, no circulan más que autos y colectivos por la Avenida Triunvirato. Las persianas de los locales aún no fueron levantadas y poca gente camina por las veredas de los imponentes bloques de ladrillo. Solo hay excavadoras y obreros trabajando. Los árboles plantados en el boulevard comienzan, de a poco, a crecer.