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Cambio climático: conversación o juicio express

Como si no hubiera suficientes frentes como para preocuparse, ahora hay que estar atentos a las Naciones Unidas. El organismo internacional, que se supone, debe servir para evitar guerras entre países, ahora la emprendió contra la carne. En un mensaje que transmitió por la red social Twitter, dijo en la cuenta @ONU_es: "Comer menos carne ayuda a ahorrar agua y reduce las emisiones de gases de efecto invernadero, que causan el calentamiento global". En una organización que se controla a sí misma, y que tiene 41.000 empleados, no es extraño que aparezca alguno que crea que pueda emprender sus propias campañas sin considerar todos los aspectos de una cuestión.

Ya es moneda corriente que a la ganadería y a la producción de carne vacuna se los coloque en el banquillo de los acusados por las consecuencias del cambio climático. Campañas ecologistas, documentales en Netflix y acciones de marketing de las empresas que fabrican productos símil carne -de origen vegetal o sintético- machacan con mensajes que buscan dejar una huella en los consumidores. Es políticamente correcto hacerlo en el mundo de hoy.

Hay cifras que muestran que se distrae el foco del problema. Más del 85% de las emisiones de gases que provocan el efecto invernadero proviene del uso del combustible, la industria y las propias ciudades. La ganadería sería responsable del 11 por ciento. Algunos hablan del 15 por ciento. Y los países con mayor responsabilidad en la emisión son Estados Unidos, China y los europeos.

Que las vacas emiten metano no hay dudas, ya está medido. El punto es que en estas regiones hay praderas, pasturas y bosques. Que forman parte de una cadena donde hay fotosíntesis que captura carbono. Esto es lo que en los países del Mercosur, una de las principales regiones del mundo en la producción de alimentos, se está tratando de explicar para que la relación "ganadería-cambio climático" sea una conversación y no un juicio express.

Un trabajo de científicos del Conicet y del INTA, para el Grupo de Productores del Sur (GPS), estableció que los países del Mercosur tienen un balance positivo entre lo que emiten y lo que capturan en sus planteos ganaderos de 3,5. Y la Argentina, a su vez, es el país donde esa relación positiva es mayor: 12,2, según recordó esta semana un informe del Rosgan.

Ernesto Viglizzo, uno de los científicos que llevó adelante ese estudio, lo explica: "Nuestros estudios sugieren que nuestras tierras de pastoreo tienen un potencial de secuestro de carbono que debe ser valorizado. Por lo tanto, no es en la emisión sino en el balance de carbono donde debemos poner foco".

El especialista destaca que "los sistemas del Norte solo emiten; los del Sur emiten y, como las pasturas capturan carbono a través de la fotosíntesis, a la vez secuestran. Y si lo que secuestran es mayor que lo emiten, se genera un balance positivo o crédito de carbono. Este no es un hecho menor en nuestro país, donde las pasturas y pastizales cubren más del 80% del territorio nacional con una densidad bovina muy baja. Es decir, potencialmente estaríamos generando un crédito de carbono que nos reposiciona en el ránking global de emisores".

Claro, una cosa es que este criterio se reconozca internamente y otra es que sea tenido en cuenta en las discusiones del Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC, en sus siglas en inglés), la máxima autoridad internacional en cambio climático, y en las reacciones del mercado y los consumidores.

La Bolsa de Cereales de Buenos Aires lanzó un programa llamado "carbono neutro" destinado a medir con exactitud el balance entre emisiones y capturas del agro argentino que, entre otras cosas, apunta a generar bonos ambientales que valoricen las ventajas competitivas de la Argentina.

También hay cada vez más herramientas tecnológicas -código de barras, redes sociales, blockchain- para demostrar, con trazabilidad desde el origen, que la producción de carne es amigable con el medio ambiente. Es que, guste o no, los cambios en los patrones de consumo deben ser tenidos en cuenta. El fabricante de cámaras y rollos fotográficos Kodak alguna vez pensó que su empresa sería indestructible.

Por supuesto que en todas las cadenas productivas hay mucho por hacer en materia de Buenas Prácticas Agropecuarias para mitigar los daños del cambio climático. Pero la ganadería y la producción de carne argentinos, aun con lo que falta por mejorar, tienen historias que contar y no esconderse.