La calidad del aire de California es mala. A continuación, te decimos cómo protegerte

El cielo resplandece con un tenue color naranja a través de la neblina y el humo de los incendios forestales regionales en el distrito de Embarcadero de San Francisco en la mañana del miércoles 9 de septiembre de 2020. (Jim Wilson/The New York Times)
El cielo resplandece con un tenue color naranja a través de la neblina y el humo de los incendios forestales regionales en el distrito de Embarcadero de San Francisco en la mañana del miércoles 9 de septiembre de 2020. (Jim Wilson/The New York Times)
Una vista del horizonte del centro de Oakland, cubierto de neblina y humo de los incendios forestales de California, 24 de agosto de 2020. (Jim Wilson/The New York Times)
Una vista del horizonte del centro de Oakland, cubierto de neblina y humo de los incendios forestales de California, 24 de agosto de 2020. (Jim Wilson/The New York Times)

SAN FRANCISCO — La hija de 4 años de Jennifer Krasner ha estado tosiendo durante días. Krasner y su familia viven a 20 minutos al norte de San Francisco, en Mill Valley, California. No están cerca de ningún incendio pero, a pesar de eso, están rodeados de humo, y su casa y su coche están cubiertos de ceniza.

“Tuve que hacerle una prueba de COVID-19 porque ha estado tosiendo mucho”, afirmó el jueves, “pero resultó que sus pulmones solo estaban irritados por todo ese humo”.

Al otro lado de la bahía de San Francisco, al sureste, en Alameda, la hija de Monica Chellam, también de 4 años, preguntó el miércoles por qué estaba tan oscuro. “Le dije que el humo había ocultado el sol”, dijo Chellam.

“Se volvió hacia mí y preguntó: ‘¿Así se murieron los dinosaurios?’”.

Los niños no son los únicos que tosen ni los únicos que tienen preguntas acerca del humo que se está esparciendo por todo el oeste de Estados Unidos. A continuación presentamos algunos hechos clave y consejos sobre lo que puedes hacer.

¿Cuánto puede afectar el humo a tu salud?

Los efectos del humo de los incendios forestales en la salud no se conocen por completo, y las partículas difieren en algunos aspectos de otros tipos de contaminación del aire, que se ha demostrado que causan enfermedades, pero el humo de los incendios forestales, que puede incluir sustancias tóxicas de edificios incendiados, se ha relacionado con problemas de salud graves.

“Cuando esto sucede, la salud de las personas se ve afectada”, comentó Sarah Henderson, científica sénior de los servicios de salud ambiental del Centro de Control de Enfermedades de Columbia Británica. “No hay duda”.

Los estudios han demostrado que, cuando llegan las olas de humo, el índice de visitas al hospital aumenta y muchos de los pacientes recién llegados presentan problemas respiratorios, ataques cardíacos y apoplejías.

Henderson señaló que la exposición al humo podría tener implicaciones de salud de por vida para los bebés, aunque dijo que se necesitaba hacer más estudios al respecto.

“Esto podría ocasionar tales daños a los pulmones que están en desarrollo, que tal vez nunca se recuperen”, dijo.

Los riesgos son mayores para las personas negras, las cuales suelen vivir en zonas que ya están expuestas a niveles elevados de contaminación por partículas. Según un estudio de 2017, las personas negras de edad avanzada tienen tres veces más probabilidades de ser hospitalizadas por afecciones respiratorias debido al humo.

Francesca Dominici, profesora de Bioestadística de la Universidad de Harvard y autora del estudio, afirmó: “Las minorías subrepresentadas están experimentando una problemática de salud mucho mayor a causa de la contaminación y el humo de los incendios forestales y, ahora, por la COVID-19”.

La pandemia de coronavirus, que también ha afectado de manera desproporcionada a la comunidad afroestadounidense, aumenta los problemas. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos han advertido que “las personas que padecen COVID-19 se encuentran en un riesgo mayor a causa del humo de los incendios forestales durante la pandemia”.

Los efectos en la salud del humo de los incendios no desaparecen cuando el cielo se despeja. Un estudio reciente realizado a los habitantes de Montana sugirió que hay consecuencias prolongadas debido a la exposición al humo de los incendios forestales.

Erin Landguth, profesora adjunta de la escuela de ciencias de la salud pública y comunitaria de la Universidad de Montana y autora principal del estudio, dijo que la investigación había demostrado que “después de terribles temporadas de incendios, uno esperaría tener temporadas de gripe de tres a cinco veces peores” meses después. Los hallazgos del estudio, añadió, coinciden con lo que ya se conoce sobre la contaminación y las enfermedades.

“Décadas de investigación han demostrado que la exposición elevada a la contaminación del aire se asocia con una serie de impactos desfavorables para la salud, incluyendo sistemas inmunitarios debilitados”, comentó Landguth.

¿Cuál es la conexión con el cambio climático?

Las causas subyacentes del aumento de los riesgos de incendios en el oeste estadounidense son complejas. Incluyen las prácticas forestales del pasado que produjeron combustible abundante para los incendios y la expansión de las comunidades hasta los límites de las tierras forestales.

No obstante, detrás de todo esto se encuentra el cambio climático, que calienta y reseca la vegetación, que se convierte en combustible, de manera que una chispa (ya sea del cableado eléctrico que se ha caído, rayos o incluso una fiesta para anunciar el sexo de un bebé que salga terriblemente mal) puede provocar un vasto paisaje quemado.

Incluso con los esfuerzos más agresivos para combatir el calentamiento global, el retraso inherente en el sistema climático significa que el empeoramiento de los incendios y sus efectos sobre la salud nos acompañará durante décadas. Con acciones menos determinantes, los efectos del calentamiento se volverán aún más desastrosos.

“En el futuro climático, seguiremos viendo situaciones que superan los récords establecidos”, dijo Henderson.

Daniel Swain, climatólogo del Instituto de Medio Ambiente y Sostenibilidad de la Universidad de California en Los Ángeles, comentó que muchos de los incendios actuales, incluso con una medida de contención, “van a durar semanas, si no meses, y van a generar humo durante ese mismo periodo”.

Por lo general, señaló Swain, lo que finalmente extinga los incendios serán las lluvias y las nevadas de otoño, que se presentan históricamente en octubre o noviembre. Sin embargo, añadió que “en épocas recientes, han llegado más tarde” y, al parecer, el cambio climático está relacionado con ese retraso.

¿Puedes protegerte?

Para limitar la exposición al humo los CDC recomiendan permanecer en el interior con las ventanas y puertas cerradas y encender los aires acondicionados en modo de recirculación para que el aire exterior no entre en tu casa.

También se recomiendan los purificadores de aire portátiles aunque, al igual que el aire acondicionado, requieren electricidad. Si los servicios públicos suspenden el suministro eléctrico, como ha sucedido en California, esas opciones tienen sus limitaciones.

Si tienes electricidad, evita freír los alimentos, pues eso puede aumentar el humo en el interior.

Los expertos señalan que es especialmente importante evitar los cigarrillos. También recomiendan evitar las actividades extenuantes al aire libre, como hacer ejercicio o cortar el césped cuando la calidad del aire es deficiente. Si estás al aire libre, también se recomienda utilizar cubrebocas N95 bien ajustados, aunque son escasos debido a la pandemia.

Existen algunas opciones de “hágalo usted mismo”, afirmó Henderson, y señaló que los cubrebocas hechos de diferentes capas de telas, “en especial de algodón de punto cerrado y seda tejidas juntas”, pueden proporcionar “una filtración bastante buena” si se ajustan bien al rostro.

Cuando se le preguntó cuál es la mejor manera de protegerse en un área cubierta de humo, Dominici respondió que la pregunta era difícil. La opción más segura podría ser abandonar la zona hasta que el humo se disipe, pero muchas personas no tienen la capacidad de moverse o el lujo de elegir trabajar en el exterior.

A fin de cuentas, comentó, las acciones que pueden llevar a cabo las personas están limitadas.

“Por eso creo que es una gran responsabilidad del gobierno” responder a las crisis causadas por el cambio climático, dijo. “Por desgracia, vamos en la dirección opuesta”.

This article originally appeared in The New York Times.

© 2020 The New York Times Company