Cadena perpetua para la madre que asfixió y tiró a la basura a su bebé recién nacida

Un horrible crimen ha llegado a su conclusión judicial luego de que una joven madre fue sentenciada por el atroz asesinato de su bebé recién nacido. Se trata de un caso perturbador por la brutalidad e insensibilidad con el que fue cometido y por el entorno, la casa de una Hermandad universitaria, en el que se dieron los hechos que condujeron a la tragedia.

Como relató el periódico The Washington Post, la casa de la hermandad femenina Delta Gamma Thetha en la Universidad Muskingum, en Ohio, fue sacudida el 22 de abril de 2015 cuando, en uno de los baños, fue hallado un reguero de sangre.

Desde cierto tiempo atrás había corrido entre las integrantes de esa hermandad el rumor de que una de sus compañeras, Emile Weaver, podría estar embarazada, pues había ganado peso y actuaba de modo extraño.

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Emile Weaver y su abogado en la Corte durante la emisión de su sentencia por el asesinato de su bebé recién nacida en 2015. (AP)

Así, cuando apareció la sangre en el baño, de acuerdo al Post, una de las estudiantes tuvo alguna suerte de presentimiento o conclusión que la llevó a salir de la casa, seguida de varias compañeras, para llegar al lugar donde se encuentra el depósito de la basura. Encontraron allí una bolsa, la abrieron y lo que descubrieron fue de literal horror: adentro se encontraba el cadáver de una bebé recién nacida.

Las jóvenes llamaron a la policía y tras varias indagaciones Weaver, quien había dado a luz poco antes del macabro hallazgo, fue arrestada y acusada de asesinato.

Según el periódico Zanesville Times Recorder, Weaver envolvió a la bebé en una bolsa de basura al poco de dar a luz (la sangre en el baño de la Hermandad habría sido producida durante el parto y el corte del cordón umbilical) y la dejó fuera de la casa. La infante murió asfixiada pero su cuerpo fue hallado antes de que, como quizá fue la pretensión de Weaver, la bolsa fuese recogida con el resto de la basura.

A la postre, su sentencia fue prisión de por vida sin posibilidad de libertad condicional pero, de acuerdo a lo que se reveló en la investigación y durante el juicio, el deseo de Weaver de matar a su propia hija fue algo que buscó incluso desde que estaba embarazada y que trató de conseguir repetidamente, hasta que finalmente consumó el crimen, de modo premeditado y frecuente. Incluso ella le habría enviado un mensaje de texto al supuesto padre de la niña, después de colocarla en la bolsa de basura pero antes de que el cuerpo fuera hallado, diciéndole que ya “se había encargado” de ella.

Además, se indicó que antes dar a luz y durante el embarazo Weaver había hecho numerosos intentos de dañar a la bebé: bebió alcohol, consumió drogas, tomó gran cantidad de suplementos para inducirse el parto e incluso jugó un deporte que la hizo caer fuertemente sobre su vientre.

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Los alegatos de Emile Weaver de que no supo que estaba embarazada hasta que dio a luz y que estaba arrepentida no convencieron en la corte. (AP)

Todas esas actitudes y acciones hicieron que, a ojos de la Corte, Weaver hubiese mostrado falta de remordimiento por su crimen y, por ello, pese al pedido de su defensa de una sentencia menor, le fue aplicada la pena de cadena perpetua.

En contraste, en un caso similar sucedido en esa misma Hermandad en 2002, una joven que envolvió a su recién nacido en una sábana y lo puso en un bote de basura donde murió solo fue sentenciada a tres años de prisión, pues solo se le acusó de homicidio involuntario. Esa joven al final solo pasó siete meses en prisión.

Pero la impenitente Weaver pasará lo que le quede de vida tras las rejas, pues sus alegatos de que tuvo locura temporal, de que no estuvo consciente de que estaba embarazada hasta que dio a luz y de que estaba arrepentida de haberse deshecho brutalmente de su propia no convenció en el tribunal.

Por otro lado, como comenta el Post, la discusión en la comunidad local ante el hecho de que un caso similar haya sucedido en dos ocasiones en la misma Hermandad ha sido intenso. Incluso se afirmó en su momento que la leve condena aplicada en el caso de 2002 en cierto modo envió un mensaje peligroso a las jóvenes de la localidad, al sugerir que deshacerse de un bebé no deseado no era algo tan grave y que no tendría consecuencias legales mayores.

El fallo en el caso de Weaver, por el contrario, habría remediado esa situación y contribuido a hacer justicia.

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