Búnkers de lujo: la solución de los millonarios para salvarse de las catástrofes planetarias

Vivos xPoint está ubicada cerca de la localidad de Black Hills, en Dakota del Sur. Fue construida originalmente como una fortaleza militar para guardar bombas y municiones entre 1942 y 1967. Ahora ha sido reconstruida como refugios de lujo. (Captura de pantalla Vivos)
Vivos xPoint está ubicada cerca de la localidad de Black Hills, en Dakota del Sur. Fue construida originalmente como una fortaleza militar para guardar bombas y municiones entre 1942 y 1967. Ahora ha sido reconstruida como refugios de lujo. (Captura de pantalla Vivos)

El cine y la TV se han dado banquete con las historias de cataclismos que amenazan la subsistencia de los humanos.

Uno de los ejemplos más recientes es la serie escandinava The Rain, en la que dos hermanos sobreviven un virus mortal gracias a que su padre científico tuvo la previsión de construir un búnker subterráneo antes de que la enfermedad se propagara a través de las gotas de lluvia.

Las estrictas rutinas para mantener la salud en un pequeño espacio sin luz solar se hacían cada vez más agobiantes para los jóvenes, mientras que las provisiones y los poderosos filtros que limpiaban el aire externo se agotaban con el paso de los años.

LYNGE, DENMARK - MAY 08: A person is “treated” in the airtight tent at the “secret” destination for the Netflix's "The Rain" season 2 premiere evening on May 8, 2019 in Lynge, Denmark. (Photo by Ole Jensen/Getty Images for Netflix)
La escena de la segunda temporada de la serie danesa "The Rain", estrenada en mayo del 2019, no es muy diferente a las zonas protegidas de los hospitales reales y al atuendo usado por el personal sanitario durante la crisis del coronavirus de mayo 2020. (Foto Ole Jensen/Getty Images for Netflix)

No continuaré haciendo "spoilers" de la interesante producción danesa. Pero la verdadera trama comienza cuando la protagonista comprende que resguardarse bajo tierra es sólo una medida temporal mientras mejoran las condiciones en la superficie.

Al volver a la realidad, lejos de la ventana evasiva de Netflix, nos damos cuenta que nuestra vida se parece cada día más a una producción de ficción.

La irrupción de la pandemia del coronavirus ha renovado el temor hacia una larga lista de situaciones que podrían poner a la humanidad en vilo y las empresas que venden refugios a todo riesgo han aprovechado esa ansiedad del confinamiento para ofrecer sus sofisticados productos apocalípticos.

El abecedario catastrófico

Aunque algunos excéntricos ya se han mudado a sus guaridas ocultas, hay que tener en cuenta que un búnker no es una residencia vacacional sino un seguro de vida al que sólo recurriríamos en caso de una emergencia global.

Esa lista incluye calamidades conocidas como una pandemia global, una guerra nuclear, un mega tsunami, una erupción solar, un súper volcán, guerras civiles, el colapso de la economía mundial, o una explosión social global.

Pero también hay peligros latentes que tuve que googlear porque desconocía su existencia. Por ejemplo, una EPM, es el desencadenamiento de un Pulso Electromagnético mortal por la explosión en la atmósfera de un arma nuclear. Un EPM tumbaría casi de inmediato el sistema eléctrico mundial, dejando sin energía los sistemas de distribución de agua e hidrocarburos y los servicios de telecomunicaciones y transporte.

Una explosión de esa naturaleza ocurriría demasiado alto en la atmósfera como para matar a la población pero "tendría la capacidad de producir un daño significativo en la infraestructura crítica y en los cimientos de la sociedad estadounidense", concluyó una comisión del Congreso para evaluar la amenaza de un ataque EMP.

Otro hipotético peligro del que no tenía conciencia es la reaparición del Planeta X, un planeta gigante pero invisible que merodea detrás de Neptuno. Investigadores de la Universidad de Arkansas han sugerido que las extinciones periódicas de especies terrestres, como los dinosaurios , pudieran estar vinculada con la órbita de ese cuerpo celeste.

La reversión de los campos magnéticos es otra inquietante posibilidad que no existía en mi mapa mental. Es una certeza científica que los polos del planeta se han invertido varias veces durante la vida geológica de la Tierra, lo que significa que una brújula apuntaría hacia la Antártida y el sur hacia el Ártico. La NASA ha advertido que ese fenómeno modificará la rutas migratorias de los animales y podría causar inconvenientes en las comunicaciones satelitales pero nadie sabe con certeza cómo afectaría nuestra vida diaria.

Sobrevivir a toda costa

Vivos anuncia sin tapujos un espacio seguro en sus refugios subterráneos para sobrevivir "virtualmente cualquier catástrofe".

Hay que reconocer que su web promocional logra el objetivo de alborotar el temor de morir repentinamente en una situación apocalíptica y nos incita a conocer más sobre su particular propuesta.

Lo malo es que comienza con una oferta engañosa. Primero dice ser "El plan de contingencia para la humanidad", y rápidamente vemos que sólo una mínima porción de los 7.700 millones habitantes de la Tierra tendrían acceso a los exclusivos refugios.

El aumento de la demanda desde el inicio de la pandemia del COVID-19 ha permitido el crecimiento del negocio de búnkeres y en la actualidad cuenta con espacio para albergar a 10.000 afortunados con suficiente dinero para comprar su salvación subterránea.

Vivos ofrece una membresía para habitar uno de los refugios comunitarios o para comprar una unidad individual que ofrecería el "seguro de vida" más completo para la familia.

"Vivos no sólo es una compañía de refugios. Es una red de comunidades de personas afines, que se apoyarán mutuamente para tener la mejor posibilidad de sobrevivir cualquier desastre", asegura la firma.

Una vez abastecida con alimentos, combustible, medicamentos y el equipo de supervivencia, las personas podrían vivir un poco más de un año sin salir a la superficie.

Los apartamentos privados en la división europea cuestan alrededor de 2 millones de euros (2,35 millones de dólares), mientras que la membresía para ocupar las habitaciones colectivas ronda los 35.000 euros (41.200 dólares) . Los espacios en el refugio en el estado de Indiana, Estados Unidos, ya han sido completamente reservados.

Survival Condo

Otra opción que ofrece el mercado para los millonarios previsivos es una estructura monolítica, parecida a un edificio subterráneo, que se encuentra en una antigua construcción militar nuclear en Kansas, Estados Unidos.

Por 4 millones de dólares puedes comprar un profundo pent-house con acabados de lujo. Y con tres millones de dólares te alcanza para un piso de tres habitaciones donde acomodarías hasta 10 persona de tu círculo íntimo.

El paquete de venta de Survival Condo incluye un entrenamiento obligatorio de subsistencia, provisiones de alimentación y productos básicos para 3 años por cada habitante, completamente amueblado y decorado a gusto del comprador.

Esta opción ofrece una vista simulada al exterior, con distintos niveles de actividad y de luz para recrear la ilusión de una vida normal en la superficie.

Todas las comunidades subterráneas tienen espacios comunes, bibliotecas, sistemas de wifi, piscina y gimnasios.

Oppidum para la élite

Se presenta como el "búnker para billonarios más grande del mundo”. Su construcción comenzó en 1984 en unas instalaciones militares súper secretas de la extinta Unión Soviética, en el territorio que ocupaba Checoslovaquia.

El lujo y las comodidades del refugio han convertido a The Oppidum en el consentido de los multimillonarios que desearían confinarse con un pequeño grupo de familiares y amigos.

La peculiaridad del Oppidum es que también posee instalaciones deportivas en el exterior, como un enorme campo de golf, para ser usados por los propietarios en la actualidad o si la amenaza global no requiere la reclusión bajo tierra.

El complejo cuenta con una bodega de vinos, cine, spa, bares, night-clubs con la idea de que su función no sólo es salvar a los propietarios de la muerte sino distraerlos luego de sobrevivir un cataclismo mundial.

La historia que no conoceremos

El dinero es el requisito fundamental para garantizar un espacio en un búnker a prueba de cataclismos.

Pero me pregunto qué tipo de sociedad nacería si los mortales sin dinero como yo pereciéramos por el impacto de un meteorito y los únicos sobrevivientes fuesen los millonarios refugiados en una lujosa red de madrigueras dispersas en algunos sitios del planeta.

¿Quién asumiría el control, la toma de decisiones, la distribución de las provisiones cuando los países y gobiernos hayan sido borrados de la faz de la tierra?

Imagino una reunión virtual entre Jeff Bezzos, Bernard Arnault, Bill Gates, Amancio Ortega, Rob Walton, Carlos Slim y Mark Zuckerberg creando las bases de un nuevo mundo sin Amazon, Luis Vuitton, Microsoft, Zara, Waltmart, Facebook, ni Telmex.

Yo lo primero que haría es establecer contacto con los multimillonarios asiáticos Lee Shau Kee , Hui Ka Yan, Qin Yinglin, Colin Huang y Wang Wei, quienes seguramente también estarán vivos en búnkeres más profundos y resistentes en la otra mitad del planeta.

¿Mantendrán la cordura sin el colchón de dinero que infla sus egos? ¿Serán capaces de volver a usar sus manos para crear herramientas de subsistencia cuando la tecnología se haya esfumado?

Son preguntas para las que nunca tendremos respuestas. Solo los multimillonarios vivirán para ver cómo comenzará la segunda temporada de la vida sobre la tierra.

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