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Bukele, la guerra contra los medios

José Meléndez, corresponsal

SAN JOSÉ, Costa Rica, octubre 1 (EL UNIVERSAL).- Tras ampararse en 2020 en las bayonetas de las fuerzas militares y policiales para arrinconar a los poderes Legislativo y Judicial e imponer su voluntad o desacatar fallos constitucionales, el presidente salvadoreño, Nayib Bukele, acudió al asedio tributario y al recorte de la publicidad gubernamental en un intento de acorralar a medios independientes de prensa de El Salvador.

Con fama de autoritario e intolerante y molesto por el incesante cuestionamiento de la prensa salvadoreña a su controversial gestión, Bukele centró sus ataques en El Faro, fundado en 1998 y primer medio exclusivamente digital de América Latina, y ordenó indagar a ese diario por presunto blanqueo de dinero y evasión de impuestos.

"Que no quede un ápice de credibilidad de ese panfleto", imploró Bukele el pasado 4 de septiembre, cuando El Faro reveló que el presidente abrió en 2019 una negociación secreta con la tenebrosa pandilla de la Mara Salvatrucha (MS-13) para intercambiar favores carcelarios por votos para el oficialista partido Nuevas Ideas en los comicios legislativos de 2021.

Bukele desmintió el reporte y, en una embestida pública, el 24 de septiembre atacó a otros medios salvadoreños, como los rotativos La Prensa Gráfica, El Diario de Hoy, El Mundo y Co Latino, y los digitales Factum, Focos y Gato Encerrado.

"El Faro puede decir que nuestro gobierno ha pactado con pandillas, lo cual es falso y lo hemos demostrado, pero nosotros no les podemos decir mentirosos, lo cual es cierto, porque sienten que es quitarles la libertad de expresión", tuiteó ese día, al confirmar que la pesquisa empezó en julio anterior.

El Faro no respondió ayer las consultas de EL UNIVERSAL.

A Bukele "parecen darle alergia los controles, ya sean institucionales o el constante cuestionamiento de una prensa libre e independiente" y por eso atacó "a sus críticos y a quienes considera los 'enemigos' de su gestión", adujo el periodista salvadoreño Ricardo Avelar, editor de Política de El Diario de Hoy, de San Salvador.

Sobre la merma de la publicidad del gobierno en medios independientes, Avelar dijo a este periódico que el presidente "utiliza la pauta estatal como herramienta para castigar a quienes hacen preguntas incómodas" y "vende" una idea: "Todo el que lo critica es corrupto".

La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) advirtió este martes en un pronunciamiento del "grave deterioro de la libertad de prensa en El Salvador, mediante amenazas, intimidación, campañas de descrédito y acoso fiscal contra medios, periodistas y opositores críticos, acciones lideradas" por Bukele.

"Antes y después que [en junio de 2019] asumió la presidencia, Bukele se ha caracterizado por su estilo confrontativo contra los medios y periodistas independientes", alertó la SIP, defensora de la libertad de prensa con unas mil 300 publicaciones americanas y con sede en Miami, Florida.

En una carta de unos 600 periodistas e intelectuales de América y Europa, la (no estatal) Fundación Gabo, radicada en Colombia, pidió este martes a la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos observar "detenidamente las condiciones de la prensa en El Salvador".

La misiva de la Fundación (antes Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano) fustigó "la escalada de ataques contra la prensa independiente" de El Salvador.

Bukele fue tildado de autoritario por ignorar un fallo de la Sala Constitucional de su país que le exigió cesar los arrestos arbitrarios y las violaciones a los derechos humanos que aplicó para imponer la cuarentena por el coronavirus.

El gobernante rechazó ese reproche y el repudio que recibió luego de que, con policías y militares, tomó el pasado 9 de febrero la Asamblea Legislativa para exigir a los diputados la aprobación de un plan de seguridad.

El gobierno pinta un relato "triunfalista y todo el que ose contradecir estas palabras se gana automáticamente los ataques" del aparato al servicio del jefe de Estado, narró Avelar.