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Bromance: la intimidad masculina entre heterosexuales donde no tiene cabida la mujer

Los hombres se sientan más cómodos confiando sus pensamientos más íntimos con su mejor amigo (Getty Image)
Los hombres se sientan más cómodos confiando sus pensamientos más íntimos con su mejor amigo (Getty Image)

La primera vez que vi a mi esposo Alessandro bromear con sus amigos sentí una mezcla de celos y envidia.

Ocurrió en nuestra primera cita. Habíamos pasado una velada agradable conversando y comiendo pizza en una trattoria cuando revisó su móvil y me preguntó si quería acompañarlo a reunirse con sus amigos.

Así que fuimos a un bar en el oeste de Caracas, donde esa noche se habían reunido a jugar naipes. La emoción en los rostros cuando advirtieron la llegada de Ale, la efusión de un saludo que olía a reencuentro cuando en realidad se habían visto la noche pasada, los chistes en un código que me era indescifrable pero que a ellos les hacía reír a carcajadas y las continuas alusiones a situaciones de su adolescencia me revelaban que esos chicos no eran simples compañeros de tragos sino amigos íntimos de toda una vida.

Quince años han pasado desde aquella noche. Ale y yo nos casamos, tuvimos hijos y nos mudamos a otro país. Pero cada vez que en el móvil recibe un mensaje, una foto vieja o una videollamada de algún integrante de ese grupo, reaparece una chispa en sus ojos que solo se enciende con ese peculiar vínculo masculino.

Bro…¿qué?

En las machistas culturas hispanoamericanas es complicado explicar ese amor entre varones que no involucra el sexo pero que implica una profunda conexión afectiva.

Expertos en conducta humana aseguran que para los niños y los hombres es fundamental el contacto social grupal. Esa necesidad es una reminiscencia de los primeros grupos humanos, que se organizaban en “hordas” para mejorar sus posibilidades de cazar con éxito animales salvajes.

Petroglifo que representa una cacería en el Parque Nacional Canyonlands, Estados Unidos. (Foto: Getty Image)
Petroglifo que representa una cacería en el Parque Nacional Canyonlands, Estados Unidos. (Foto: Getty Image)

“La gente olvida que en los días de la caza y la recolección, no sólo era cosa de salir con lanzas y gruñidos; también existía una conciencia colectiva. Es algo muy íntimo, es muy sensible y se trata de comprender las debilidades y fortalezas del otro”, dijo la terapeuta estadounidense Kenny Mammarella D’Cruz en una entrevista con Medium.

Dos millones de años más tarde de las primeras cacerías del paleolítico, los sociólogos han comenzado a preguntarse por qué persiste esta necesidad profunda de los varones en mantener relaciones “homosociales”, es decir, en socializar sólo con personas de su mismo sexo.

El término anglosajón bromance ya es una palabra popular en las redes sociales y proviene de la unión de la palabra brother y romance. Lo interesante es que el significado de bromance se aleja de lo que podría ser una traducción literal o apresurada: “romance entre hermanos”.

Pierre, Joe y Maxime crearon un vínculo en la universidad cuando los tres estaban fracasando en la facultad de Medicina que los ha llevado a educar e inspirar a otros estudiantes.( Foto: tomada de ABC News)
Pierre, Joe y Maxime crearon un vínculo en la universidad cuando los tres estaban fracasando en la facultad de Medicina que los ha llevado a educar e inspirar a otros estudiantes.( Foto: tomada de ABC News)

El primer significado de la palabra hermano, en inglés o español, es la de un niño o un hombre que comparte uno o dos progenitores con otra persona. Pero también se llama hermano a un hombre que pertenece a tu mismo grupo o con el que compartes intereses o maneras de pensar.

Lo mismo ocurre con la palabra romance. En su primera acepción se trata de una relación amorosa sexual, pero si vamos un poco más allá, un romance tiene que ver con un sentimiento de cariño, excitación, atracción o misterio que se tiene por una persona o experiencia sin que exista una relación que involucre el sexo. En mi caso puedo admitir que tengo un romance eterno con la natación y las plantas.

Un poco de historia

Para los hombres que fueron niños y adolescentes en la década de los setenta y ochenta no era fácil expresar amor por sus amigos.

El estudio “Privileging the Bromance: A Critical Appraisal of Romantic and Bromantic Relationships”, publicado en 2017 por los sociólogos británicos Stefan Robinson, Adam White y Eric Anderson, señala que en los siglos XVII y XIX los hombres mantenían relaciones emocionales con otros hombres sin ser criticados.

Pero en la medida en que la homosexualidad era practicada de manera más abierta en el siglo XX también emergieron las críticas y las posturas vigilantes hacia cualquier tipo de contacto masculino.

El grupo estadounidense Village People fue un representante icónico del movimiento homosexual de los años setenta. (Foto Yahoo)
El grupo estadounidense Village People fue un representante icónico del movimiento homosexual de los años setenta. (Foto Yahoo)

A mediados de los setenta los jóvenes comenzaron a distanciarse emocionalmente de sus compañeros. La creciente homofobia que surgió con las luchas por los derechos de los homosexuales y el surgimiento del VIH/Sida coartó las demostraciones de afecto entre los hombres heterosexuales, quienes se inhibieron de expresar su amor y cariño por otros hombres por culpa o temor al ridículo.

Fue de esta manera como los jóvenes de finales del siglo XX se relacionaban exclusivamente a través del deporte, la academia, el trabajo, o de actividades consideradas “masculinas” como beber, apostar o aventuras de alto riesgo.

Los sociólogos advirtieron que en esa época también surgió la “homohisteria”, que se define como el temor de los heterosexuales a ser percibidos como homosexuales. Los comportamientos asociados con la feminidad fueron criticados hasta el punto de que los hombres heterosexuales inhibían la vulnerabilidad emocional de todos los aspectos de su vida.

“Así como la homofobia limita la vida de los hombres homosexuales, la homohisteria también limita la vida de los hombres heterosexuales”, sugirieron Eric Anderson y Mark McCormack en su Teoría Inclusiva de la Masculinidad.

El bromance fuera del closet

Los adolescentes varones del siglo XXI tienen la posibilidad de manifestar una gama más amplia de comportamientos y emociones. Ahora los muchachos sienten menos temor a ser juzgados como homosexuales cuando prefieren salir exclusivamente con amigos varones.

Los hombres milenials, que ahora tienen entre 17 y 34 años, tienen menos temor a expresar sus sentimientos (Foto: <span>L’Express.Fr)</span>
Los hombres milenials, que ahora tienen entre 17 y 34 años, tienen menos temor a expresar sus sentimientos (Foto: L’Express.Fr)

Al igual que sus padres en los años ochenta y noventa, los hombres jóvenes juegan deportes, beben y pasan horas con sus video juegos. La diferencia es que también salen juntos de compras, al cine, a cenar, se van de vacaciones y duermen juntos.

Esa posibilidad de compartir en situaciones más tranquilas e íntimas les permite crear profundas relaciones emocionales y les da la posibilidad de expresar abiertamente sus pensamientos y sentimientos.

En las entrevistas realizadas a 30 estudiantes universitarios, todos dijeron tener o haber tenido al menos un bromance.

Los jóvenes entrevistados coincidieron que la principal diferencia entre un bromance y un romance es el deseo de tener sexo con una novia y no con un amigo.

Los chicos prefieren vincularse sexualmente con sus novias pero emocionalmente con sus amigos varones (Foto: Getty)
Los chicos prefieren vincularse sexualmente con sus novias pero emocionalmente con sus amigos varones (Foto: Getty)

“El hallazgo más importante de este estudio se refiere a la narrativa virtualmente unánime de que a esos hombres les parece más fácil abrirse y expresar sus sentimientos a sus bromances que a sus romances”.

Los estudiantes consultados se sienten menos juzgados por sus amigos cercanos que por sus novias. También les parece más fácil resolver conflictos, compartir emociones o discutir temas delicados sobre su salud con un amigo íntimo.

Lo que es igual no es trampa

Con el paso de los años he comprendido la importancia que han tenido los amigos en la vida emocional de mi pareja. Lo ayudaron a crecer, fueron su compañía, su marco de referencia en una sociedad siempre cambiante e incierta. Ahora sé que esa necesidad vital de compartir con otros hombres lo hace más sensible y humano.

Tengo la suerte de tener amigas muy cercanas con las me he ido muchas veces de copas, con las que he viajado, con las que he compartido mi cama y nunca nadie me criticado ni ha dudado de mi heterosexualidad por ello.

Amigas tomandose una selfie en un mirador en san miguel de allende, México. (Foto: Getty)
Amigas tomandose una selfie en un mirador en san miguel de allende, México. (Foto: Getty)

Mis amigas y yo nos abrazamos, nos vestimos juntas, nos ayudamos a arreglar el cabello, nos cuidamos cuando estamos tristes o enfermas sin ningún temor al qué dirán.

El apoyo y los consejos de mis amigas han sido mi brújula en los momentos de mayor dificultad e incertidumbre.

Y mi pareja nunca ha interferido en esa relación íntima y fraterna con hermanas que no son de sangre sino elegidas. ¿Por qué tendría yo que interferir en la intimidad de mi pareja con su amigos?

Parejas de amigos célebres

Abraham Lincoln y Joshua Speed.

Abraham Lincoln (Foto: Getty)
Abraham Lincoln (Foto: Getty)

El presidente estadounidense célebre por abolir la esclavitud y preservar la Unión entre el norte y el sur tras la Guerra de Secesión entre 1861 y 1865 entabló relaciones amistosas inseparables con varios hombres. El primero fue Joshua Speed, el encargado de una tienda en Illinois con quien alquiló un apartamento y compartió la misma cama cuando tenía 28 años en 1837. Décadas más tarde, durante las ausencias de su esposa Mary Todd, Lincoln disfrutaba de la permanente compañía de su edecán David Derickson, quien era casado y tenía 10 hijos.

Karl Marx y Friedrich Engels

Estatuas de Karl Marx y Friedrich Engels (Foto: The Independent)
Estatuas de Karl Marx y Friedrich Engels (Foto: The Independent)

La cercana amistad de estos dos filósofos, que comenzó en tertulias parisinas amenizadas por la cerveza, permitió sentar las bases filosóficas de la revolución socialista. Engels era un hombre de buen carácter, proclive a las mujeres y las fiestas, cuya mayor debilidad fue su devoción ciega por Marx. La admiración de Engels era tal que consideró a Marx el “Newton de las ciencias humanas” y no cesó en apoyar intelectual y financieramente la elaboración de El capital. También se dice que llegó hasta a asumir la paternidad de un hijo de Marx con una amante.

Barack Obama y Joe Biden

Obama y Joe Biden (Foto: Vogue).
Obama y Joe Biden (Foto: Vogue).

los hombres que controlaron la Casa Blanca desde el 2009 hasta el 2017 como presidente y vicepresidente de Estados Unidos tienen una amistad muy cercana que ha sido captada por decenas de fotografías en las que se les ve cuchicheando y haciendo bromas. A pesar de que dejaron sus cargos públicos hace año y medio, la prensa estadounidense aún continúa publicando memes y fotografías sobre el bromance de Barack y Joe.

Gael García Bernal y Diego Luna

La amistad de estos actores mexicanos ha trascendido pese a los radicales giros que han dado sus vidas y sus carreras. Los artistas, que se catapultaron a la fama en 2001 con la cinta de Alfonso Cuarón “Y tu mamá también”, mantienen una amistad entrañable, comparten sus ideas políticas y hasta ganaron juntos una demanda contra la licorera Johnnie Walker.