El Brexit resucita en el Ulster el choque entre católicos y unionistas

PARÍS.- El divorcio oficial de Gran Bretaña de la Unión Europea (UE), previsto para el viernes a medianoche, amenaza con encender la mecha de una nueva ola de violencia en la provincia británica de Irlanda del Norte (Ulster).

Las milicias paramilitares unionistas, de confesión protestante, y los grupos católicos republicanos más radicalizados -partidarios de la reunificación con la República de Irlanda- están utilizando el pretexto del Brexit para encender las pasiones políticas y religiosas que nutrieron la guerra civil de los años 1969 a 1998, que provocó más de 3600 muertos.

"Irónicamente, Londres, los brexiters (partidarios del divorcio de la UE) y los unionistas hicieron más por la causa de la unificación que décadas de conflicto", analiza Lawrence McKeown, exmiembro del grupo terrorista Ejército Republicano Irlandés (IRA, por sus siglas en inglés).

Los unionistas fieles a la corona, representados en el Parlamento de Westminster por el Democratic Unionist Party (DUP, por sus siglas en inglés), tienen la sensación de haber sido decepcionados por sus electores y luego traicionados por Londres. En el referéndum del 23 de junio de 2016, el 56% de la población del Ulster votó por permanecer en la UE.

Las tensiones se agravaron debido a la traumática posibilidad de que el Brexit termine restableciendo a término la frontera que existía entre las dos partes de la isla. Y ese riesgo no desapareció por completo con el frágil acuerdo de divorcio firmado por el primer ministro, Boris Johnson, con la UE, que entrará en vigor el viernes.

Además de poner en peligro las economías de ambos sectores de la isla, el verdadero riesgo es político, advierte Declan Fearon, vocero de la asociación de Comunidades Limítrofes Contra el Brexit. A su juicio, separar a las dos Irlandas terminará por reavivar los fantasmas de la guerra civil.

"Día tras día aumentan las tensiones entre las dos comunidades. Nadie quiere retomar las armas, pero el retorno de la frontera encenderá la mecha", insiste.

Hace medio siglo, la guerra civil estalló precisamente con una serie de ataques contra puestos fronterizos.

La encrucijada actual representa más que un simple obstáculo. "El Acuerdo de Viernes Santo [de 1998], que puso término al conflicto, reposa esencialmente en una entente entre Londres y Dublín bajo el patronazgo silencioso de la UE. El Brexit rompió ese equilibrio", sostiene Duncan Morrow, profesor en la Universidad de Ulster.

Los irlandeses de ambos lados de la frontera temen que esa incertidumbre sumerja al Ulster en una nueva espiral de violencia. A los unionistas les preocupa que la falta de coraje político de los brexiters pueda favorecer la hipótesis de una reunificación un siglo después de la independencia de Irlanda, en 1921, y la división de la isla.

Los primeros signos en ese sentido brotaron luego del referéndum de 2016, cuando los republicanos del Ulster y de Irlanda reclamaron un referéndum sobre la unidad. Las negociaciones de los últimos tres años con la UE calmaron un poco esa impaciencia, pero no es imposible que los demonios vuelvan a surgir después del divorcio del 31 de enero.

Una serie de recientes atentados -relativamente moderados en relación con las tremendas carnicerías de la guerra civil- sirvió además para recordar que, a pesar del desarme y la desmovilización, en ambos lados subsisten grupos clandestinos que conservan su infraestructura logística y sus arsenales: en 2019, según la policía de Irlanda del Norte, hubo un aumento de la violencia paramilitar que dejó un muerto y 66 heridos (contra 51 víctimas en 2018).

Estos 20 años de paz permitieron que dentro del IRA Provisorio (heredero del IRA tradicional) surgieran tres grupos disidentes que son difícilmente controlables: New IRA -el más activo-, Real IRA y Continuity IRA, cada uno con su respectiva rama política legal.

Los grupos paramilitares, que son clandestinos solo para quienes cierran los ojos, mantienen activos sus equipos de inteligencia, seguridad operativa y capacidades críticas, como la fabricación de bombas y la detección de vigilancia.

Como siempre ocurre en esos casos, después de los Acuerdos del Viernes Santo algunos militantes rebeldes se mantuvieron "entrenados" practicando actividades criminales -contrabando, extorsiones y tráfico de drogas- con el pretexto de mantener y financiar el aparato clandestino. Otros salieron por completo de la esfera política para dedicarse únicamente a la delincuencia.

Ese es el caso de los dos principales grupos unionistas radicales: el Ulster Defence Association (UDA), "muy fraccionado y criminalizado", según los expertos, y el tradicional Ulster Volunteer Force (UVF), también "implicado en el crimen organizado".

Más que un desenlace, el final del Brexit parece presentarse, en ese contexto, como el comienzo de una cuenta regresiva.